Cristina Hawkins, actualmente directora de marketing de Starlite, participará como ponente el próximo 17 de octubre en los premios eWoman, un evento que pone en valor el éxito y la trayectoria profesional de la mujer. Starlite se ha afianzado como el festival de mayor duración, con más de 46 días de conciertos. Música, cultura y gastronomía conviven en un único espacio. Y la evolución de Starlite ha estado estrechamente vinculada con la evolución y el crecimiento profesional y personal de Cristina Hawkins. Además, la profesional del marketing y la comunicación cuenta con más de 20 años de experiencia en agencias de publicidad nacionales y multinacionales.

- ¿Qué es lo que quiere aportar con su intervención como ponente?

Un punto de vista personal y profesional donde la clave es la educación como base, y la pasión como hilo conductor de la vida.

- ¿En qué consiste su trabajo y cuál es su función principal en Starlite

Starlite es el festival boutique más importante de Europa que reúne, durante más de 50 días, a artistas nacionales e internacionales en conciertos íntimos y cercanos. En una cantera rodeada de naturaleza y con una acústica extraordinaria, el público vive una experiencia única con las estrellas. Starlite no es sólo música, es también gastronomía, moda, cine y arte, convirtiendo al festival en el evento social y cultural europeo de referencia. La programación incluye opciones para todos los públicos, edades y gustos musicales.

Mi puesto actual es directora de marketing de Starlite: por un lado, máxima responsable de la marca y por otro, vendedora de «experiencias y sueños».

- ¿Cómo ha sido su evolución profesional dentro de Starlite?

Mi evolución personal está estrechamente vinculada con la evolución y el crecimiento de la empresa. Starlite Festival ha ido creciendo en número de días y conciertos, tipología de estos y targets a los que se dirige.

También hemos desarrollado nuevos proyectos con diferentes formatos y áreas geográficas: el festival Sun & Stars en Gran Canaria y el Concierto por la Paz a beneficio de la Fundación Scholas, que han implicado la creación y lanzamiento de nuevas marcas, y el desarrollo de otros conceptos musicales diferentes al formato habitual de Starlite Festival. Además, cubriendo necesidades de la empresa, he asumido la dirección de la última Gala Starlite, que este año ha celebrado su décimo aniversario, y el departamento de Relaciones Públicas para clientes VIP durante el festival.

- ¿Ha vivido desigualdades en sus 20 años de experiencia profesional dentro del marketing y la comunicación?

He trabajado durante muchos años en agencias de publicidad y consultoras de branding donde habitualmente los máximos puestos directivos han estado ocupados por hombres, probablemente como fruto de la poca conciliación que existe en el sector. En mi etapa como directora de marketing de Marqués de Riscal sucedía lo mismo: el 90% de los directores eran hombres. En este caso, el motivo podía estar más vinculado a la naturaleza del sector vinícola, que históricamente ha sido territorio masculino. En ambos casos creo que se han ido dando pasos en dirección a la igualdad: cada vez son más las empresas que limitan sus horarios, más los hombres que concilian, y sectores menos los sectores restrictivos.

- ¿Cree que aún queda mucho por hacer para conseguir la igualdad del hombre y la mujer en el ámbito laboral y social?

La Constitución Española de 1978 proclama en su artículo 14 que debe haber igualdad y que se prohíbe la discriminación por razón de sexo. Pero del derecho al hecho, hay un trecho, y la realidad es otra. Sigue habiendo una profunda brecha salarial y España está en la cola de los países europeos. Esto no solo afecta a lo que vale una hora de trabajo para un hombre o para una mujer, sino que tiene consecuencias en su futuro y en su jubilación. En Alemania, las trabajadoras tienen derecho a pedir información sobre el salario de sus compañeros en el mismo puesto de trabajo, e Islandia ha sido el primer país en garantizar, por ley, la igualdad salarial. En España aún estamos muy lejos de esto.

Respecto a la paridad en puestos directivos, no comparto la cuota obligatoria. Las empresas tienen que ser competitivas las dirija quien las dirija, tenemos que trabajar en la igualdad de oportunidades y no en la igualdad de cuotas. Aquí es donde aún tenemos mucho por hacer, las oportunidades pasan por valorar objetivos y resultados, no por cantidad de horas.

- ¿Considera que es más fácil para una mujer ascender o evolucionar en una empresa tecnológica que en una tradicional?

Starlite no es una empresa tecnológica y la evolución depende de la validez de la persona, de su implicación en el proyecto y de sus resultados. Existen empresas tradicionales que están adaptándose mejor a la igualdad.

En las empresas tecnológicas ocurre lo mismo; aunque la adaptación esté siendo más rápida, los principios fueron otros. Hoy en día, si pensamos en directivos top de empresas tecnológicas a lo largo de la historia, nos acordamos de hombres y no de mujeres como Grace Hopper o Stephanie Shirley. Ésta última tuvo que firmar como Steve para que otros empresarios del sector la tuvieran en consideración.

- ¿Qué opina de eWoman

eWoman aporta su granito de arena en la educación y en la igualdad, fomentando el reconocimiento profesional de las mujeres y apoyando a las que han tenido oportunidades de «triunfar» por sus méritos. Todo lo que suponga potenciar esta educación tiene que ser más que bienvenido.

- ¿Piensa que hay alguien que en el siglo XXI todavía no apoye el feminismo?

Según la RAE, el feminismo es la ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres.

¿Cómo hoy en día nadie se puede plantear que su hija, madre o hermana no tenga los mismos derechos que su hijo, padre o hermano? Por desgracia, la educación que se recibe está plagada de mensajes que se contradicen. Por ejemplo, la multitud de casos de violencia de género que todavía siguen ocurriendo o el prototipo de hombre que no puede ser sensible.

El feminismo tiene que luchar contra esos mensajes contradictorios para que de verdad los derechos y oportunidades sean los mismos. No sólo los derechos de las mujeres, sino también de los hombres.

Lamentablemente, hoy todavía quedan muchos países donde no sólo no se apoya el feminismo sino que los derechos de las mujeres continúan siendo pisoteados.