Entrevista | Begoña M. Rueda Escritora

Begoña M. Rueda: «En la poesía soy una loba solitaria»

La autora andaluza de poemarios como «Servicio de lavandería», «La mujer okupada» y «Error 404» visita Elche este jueves para participar en una conferencia sobre «La dignidad de la palabra».

La escritora Begoña M. Rueda. | INFORMACIÓN

La escritora Begoña M. Rueda. | INFORMACIÓN / EduardoBoix

Eduardo Boix

Begoña M. Rueda (Jaén, 1992) visita el Gran teatro de Elche el jueves 20 de abril para participar en «La dignidad de la palabra», un ciclo organizado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Elche y coordinado por la asociación cultural Frutos del tiempo. «Me debo a la necesidad de escribir, a la necesidad de contar y de sembrar belleza, un agua rara que sacia la sed que ningún río ni océano alcanza», afirma.

El ciclo en el que participa se llama La dignidad de la palabra. ¿Posee dignidad la palabra? ¿Dignifica la misma al género humano?

Dignifica tanto que por eso nos prefieren callados. Mejor para muchos desgraciados si el poeta o cualquier persona de a pie calla lo que piensa o le incomoda, en estos tiempos la palabra no conviene. Y no sólo no conviene la palabra expresada en voz alta, la palabra asusta al punto de desearnos mudos de pensamiento, suprimiendo nuestro diálogo interior y nuestra capacidad de criterio. Esto tal vez sea una de las más graves muestras de autosabotaje humano.

En su literatura, en su poética, tal vez cobra peso lo cotidiano. ¿Se considera una poeta adscrita a una corriente estética o, por el contrario, depende de la obra que lleve entre manos?

En la poesía soy una loba solitaria y no me identifico ni me adscribo a ninguna corriente ni grupo en particular. Cada una de mis nueve obras es independiente de sus hermanas en voz, registro y temática, en algunas se trabaja lo cotidiano, en otras la abstracción, en otras la denuncia social… Me debo a la necesidad de escribir, a la necesidad de contar y de sembrar belleza, un agua rara que sacia la sed que ningún río ni océano alcanza.

Existen también elementos de la cultura pop en su poesía. ¿Le influyen otras artes a la hora de crear y expandir su universo?

Desde luego, cualquier estímulo es una semilla para la creación, no sólo me influyen otras artes sino cualquier elemento de la vida que merezca ser expresado mediante un idioma lírico, cercano al alma, depurado. Y ciertamente, lo pop, cuando lo he tratado, puede llegar también a mostrar su lado místico.

En una entrevista declaró que con la mirada poética se nace. ¿Qué es para usted la mirada poética?

La mirada humilde. Es la mirada de quien más que ver, observa y reconoce la eternidad de las cosas y de sí mismo en la paz de una flor azulada, de una fotografía de hace cincuenta años, del dolor, de los incendios bajo los párpados, de los pies fríos y, después, se siente agradecido.

¿Cómo definiría su poética?

Orgullosamente incómoda. Combativa. A veces serena. Fuerte. En eterna evolución.

¿Cómo ve la poesía en España? ¿Cree que hay un resurgimiento o, por el contrario, un déficit?

Poco valorada, mal remunerada, terreno de muchísima gente con verdadero talento, pero también allanada por grupúsculos de medio pelo que se creen en posesión de la lírica definitiva. Aun así, la poesía es y será siempre una esperanza perpetua para todos aquellos que la amamos a pesar de las adversidades del sistema y de lo que no es el sistema.

Usted ha tenido un oficio de lavandera en un hospital. ¿Cree que ese contacto con la realidad le ha servido para crear un universo propio o, por el contrario, la pulsión poética es indiferente al oficio que ejerza?

Mi propio y único universo es el del verso. En él y sólo en él me ensucio, me lavo y me centrifugo.

¿Qué le está aportando como poeta su estancia en la Fundación Antonio Gala?

Soledad.

Recomiende a los lectores de esta entrevista un libro.

La maravillosa novela gráfica Inmigrantes, de Shaun Tan.