Fernando Fernández "Fefeto": "Trato con humor el daño de los rumores y la soledad"

El autor acaba de publicar «Anselmo. Traigo un cantar», segunda parte del cómic protagonizado por el mismo personaje editado hace diez años. La historia aborda temas como los miedos, los bulos y los prejuicios hacia la comunidad LGTBI, y está plagada de referencias a Ibi y Alicante.

El dibujante Fernando Fernández "Fefeto", autor de "Anselmo. Traigo un cantar", en una plaza de Ibi, su localidad natal.

El dibujante Fernando Fernández "Fefeto", autor de "Anselmo. Traigo un cantar", en una plaza de Ibi, su localidad natal. / JOSÉ CASANUEVA

Diez años después de «Anselmo. En ocasiones veo divas», Fefeto ha publicado la segunda parte de las andanzas de este personaje. En esta ocasión, el protagonista deberá enfrentarse a sus propios miedos y su soledad, así como a los rumores y los bulos amplificados por un programa de telebasura. La obra pretende ser, como explica el autor, un reflejo de los prejuicios que sigue sufriendo la comunidad LGTBI, en muchas ocasiones por simple desconocimiento, particularmente en pueblos como en el que vive Anselmo. Un lugar, por cierto, que a cualquiera que lea el cómic y conozca Ibi le va a resultar muy familiar.

La segunda parte de «Anselmo» llega justo diez años después de la primera. ¿Por qué justo ahora y no antes?

En un principio ni siquiera iba a haber segunda parte. No pensaba volver a hacer un cómic por el trabajo que lleva y me sentía falto de ideas. Pero al mismo tiempo, publicar me había satisfecho mucho y me había abierto muchas puertas, me había puesto en el mapa de la narrativa LGTBI. En 2020, que fue cuando recuperé los derechos de la obra, empecé a escribir, pero no tenía nada que ver con lo que ha sido. Justo entonces, coincidiendo con el final del confinamiento, sucedieron los hechos que han determinado que la obra sea así.

¿Qué fue lo que ocurrió? 

Una web ultracatólica publicó un bulo sobre una exposición con algunas obras mías que había en el Museo del Juguete de Ibi. Aquello empezó a crecer, y me encontré con que había mucha gente con ganas de cancelarme en mi propio pueblo. En medio de ese contexto, me borraron un mural con un beso lésbico e hicieron una pintada ofensiva al lado. Nadie, fuera de mi círculo más cercano, se interesó por saber qué había ocurrido realmente, o cómo me encontraba. Sentí mucha rabia y necesitaba contarlo. No literalmente, pero sí para que sirviera de espejo.

En la historia, Anselmo vuelve a su pueblo para pasar un confinamiento en soledad y se enfrenta al rechazo de parte de sus convecinos. Es un paralelismo con su propia historia, pues...

Bastante. Ha sido la ocasión de contar la verdad. Hubo gente que cuando ocurrió todo fue muy injusta sin pensar qué había detrás ni en las consecuencias de lo que decía. No es lo mismo que me acuse de fomentar la depravación con mi obra artística una persona de León en Facebook a que lo haga una de Ibi con la que me cruzo todos los días. 

¿Es el libro una forma de criticar determinadas actitudes hacia el colectivo LGTBI en los pueblos?

No, en absoluto. Para mí, lo que hago en este libro es una forma de sanación. Al fin y al cabo yo amo mi pueblo y la gran mayoría de referencias que tengo de él son positivas. Sí hablo de la presión social y del rechazo a las minorías que puede existir en estos entornos, pero con una visión cómica. Trato con humor el daño que pueden hacer los rumores y la soledad. Pero para nada es una crítica a Ibi;el pueblo de la historia podría ser cualquiera. Además, mi moraleja es apostar por la convivencia, e ignorar a quien no esté dispuesto a convivir.

Lo que sí sale mal parado en esta historia es la llamada telebasura...

Correcto. Determinados formatos de televisión, o medios que buscan única y exclusivamente el «clic», no son más que amplificadores de escoria. Ycomo mucha gente se queda solo con el titular, consiguen hacer mucho daño. A mí me ha costado dos años digerir todo lo que me supuso esa falta de escrúpulos.

Hay también numerosas referencias a Alicante, y no solo en el libro sino también en su «banda sonora», porque en la historia incluye siete canciones, compuestas ex profeso por otros tantos artistas de la provincia... 

Soy un apasionado del videoclip y de su lenguaje, y quería incorporar a la obra esa narrativa audiovisual. Fui calculando que cada capítulo tuviera una canción de un género musical distinto, y en qué momento poner cada tema. Todo eso ha encajado muy bien, creo. Cada canción tiene además su videoclip, y se irán subiendo poco a poco a Youtube.

La primera de las canciones que ha dado a conocer, «Marica alicantina», resulta bastante pegadiza, además de recoger de manera explícita en su vídeo elementos icónicos como la «Cara del Moro» del Benacantil o la Dama de Elche. ¿Ha buscado de manera expresa que este tema fuera la carta de presentación del cómic? 

«Marica alicantina» para mí es el trailer perfecto, puesto que dibuja un perfil de Anselmo pero no hace ningún spoiler de la historia. Además, pensé que era el himno de Alicante que siempre había querido escuchar. Así que sí, sin dudarlo, estaba convencido de que esa tenía que ser la canción de presentación.