Blanca Paloma borda su actuación en Eurovisión pero no consigue el apoyo del público

La ilicitana se convierte en la primera valenciana en participar en el festival de la canción, con su "EaEa"

Primer ensayo de Blanca Paloma en Liverpool.

Primer ensayo de Blanca Paloma en Liverpool. / RTVE

Miriam Bouiali

Si algo ha demostrado Blanca Paloma desde que en invierno ganó el Benidorm Fest —al que se presentó por segunda vez— es que no se achica ante los retos, por muy grandes que sean. Anoche lo volvió a evidenciar como representante de España en la final de la 56º edición del festival de Eurovisión.

La ilicitana liberó toda su potencia vocal haciendo resonar su «Eaea» en el M&S Bank Arena de Liverpool, donde actuó en octava posición y fue ovacionada, justo antes de una de las favoritas, Loreen de Suecia, que confirmó las apuestas y acabó ganando, por segunda vez. Ya lo hizo con "Euphoria" (2012), y llevará de nuevo el festival a su país, 50 años después de Abba.

No obstante, y aunque el jurado profesional de casi todos los países valoró el trabajo y situó a la valenciana dentro del top 10, el televoto del público solo le entregó 5 puntos a Blanca Paloma, relegando a España a la mitad inferior de la tabla en el último momento. En concreto, al puesto 17 de 26, con 100 puntos, lo que no pronosticaron las encuestas.

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Antonio Teruel

"El flamenco se tiene que seguir exportando"

Tras conocer los resultados y en declaraciones a RTVE, la cantante aseguró estar "muy orgullosa" por una "muy buena actuación. "Yo ya he ganado por haber venido, me quedo con la experiencia para toda la vida", afirmaba anoche. "Aún queda mucho por hacer, el flamenco se tiene que seguir exportando, es una semilla que hemos plantado", aseguraba. "Ojalá que en un futuro haya propuestas más arriesgadas", deseó.

"Estoy feliz con cada una de las actuaciones que hemos hecho aquí; llevamos muchos meses preparándonos para esto, lo hemos dado todo hasta el último momento. Me quedo con la valentía de haber traído a Eurovisión algo tan arriesgado", añadía la cantante.

Una apuesta trabajada

Luces, sombras, humo, juegos de manos, guiños a la cámara y unas grandes cortinas hicieron de la actuación de Blanca Paloma un espectáculo redondo, de los más trabajados escénicamente entre las últimas propuestas presentadas por España.

También hacía casi 20 años que no resonaba un flamenco en el festival de la canción, desde el «Brujería» de las Son de Sol de 2005.

La joven —la primera mujer valenciana en cantar en Eurovisión—, rebosó talento interpretando con carácter, arrojo y sentimiento una nana de tintes lorquianos, una fusión de flamenco y electrónica, que también recordaba a las canciones tradicionales con las que se acompañaban trabajos, por ejemplo, en el campo.

Este «canto de amor» como lo ha calificado en varias ocasiones la joven cantante, llegó a toda Europa con una puesta en escena impecable y estudiadísima, con instantes efectistas.

Sobre el escenario, acompañaron a Blanca Paloma cinco mujeres: las bailarinas Angélica Moyano, Paloma Scharfhausen y Paula Valbuena; y sus dos palmeras, Desiré Paredes y Saray Frutos, siempre rondando a la cantante.

Como en ocasiones anteriores, la intérprete del «Eaea» —coautora de la música y letra— actuó entre unas grandes cortinas rojas de cinco metros, de tipo tripolina, que asemejaban los flecos de los típicos mantones, como los que llevaba su yaya Carmen, de la que heredó el amor por el flamenco, según explica siempre la cantante.

El arco y la luna

Blanca Paloma y sus cinco acompañantes defendieron la canción con carácter y con un vestuario con el que ya se le había visto, de granate, negro y rojo, con un corpiño en forma de corazón y hecho a medida.

Como no podía ser de otra manera, no faltó el gesto de la arquera, que la intérprete ya incluyó en Benidorm y que se ha convertido en su símbolo durante toda la promoción del «EaEa»; también se incluyó un nuevo instante: un escenario a oscuras para centrar la atención en las manos iluminadas de la cantante, que simulaba tomar la luna.

Asimismo, en las impresiones de la pantalla del escenario —y según reveló horas antes RTVE— las formas hacían referencia a obras de Pedro Almodóvar y Carlos Saura. Algunos también vieron la silueta de l’Hemisfèric en uno plano cenital de la actuación. 

Cabe destacar que, como muestra de la puesta en escena, la realización del festival utilizó 12 cámaras para los 35 planos de la actuación de la valenciana, de unos tres minutos y medio de duración total.

Reino Unido acogió la 56ª final de Eurovisión, al ser el país que en 2022 quedó en segunda posición y no poder realizarse en Ucrania, que venció con los Kalush Orchestra, también presentes anoche. Por eso, la gala estuvo llena de referencias al país en guerra, bajo el lema «Unidos por la música» y toques british.