Arte para liberar la imaginación

Cantaba Nino Bravo -del que este año se cumplen 50 años desde su muerte- que «piensa que la alambrada solo es un trozo de metal, algo que nunca puede detener sus ansias de volar». Esa letra bien podría servir para poner la banda sonora al taller que este mes disfrutó un grupo de presos del centro penitenciario de Picassent en València. En concreto, los 17 internos en la cárcel dieron rienda suelta a su imaginación gracias a la actividad de mediación desarrollada por el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), con el artista alicantino Alberto Feijóo al frente, celebrado en el mismo centro.

Hasta allí se trasladó el artista con el equipo de mediación del museo para poner en marcha «la creación de imágenes y realidades alternativas, así como en la traducción de otras posibilidades visuales a imágenes fotográficas de recursos florales, caminos, paisajes periféricos, de piel u horizontes que sean el motor principal de la propuesta para la creación individual de pequeñas escenografías», dijeron desde el IVAM.

El resultado fue una serie de collages realizados por los presos en los que el artista se ha encontrado «a personas interesadas en compartir vivencias y procesos creativos. Son muy conscientes de su situación y quieren avanzar», dice Feijóo. 

Temas recurrentes

Por supuesto, «la libertad y el anhelo de la vida exterior están muy presentes en ellos. Casi todos los collages resultantes tenían constantes referencias a sus seres queridos o a la vida más allá de la cárcel. También temas universales como la resiliencia, el destino y el sentido de la existencia humana», sostiene el artista.

Era la primera vez que Feijóo hacía una actividad en una cárcel, por eso «no tenía una idea preconcebida aunque siempre tienes prejuicios en torno a lugares tan estigmatizados como las penitenciarías. Fui sin una idea previa, aunque las trabajadoras sociales nos trasmitieron el entusiasmo y la curiosidad con la que nos esperaban».

El artista, que estos días expone Trascity en el IVAM, asegura que él también ha salido reforzado de la experiencia: «Aprendí que el tiempo que han pasado allí les ha servido para reflexionar y mirar hacia adelante. A veces, tenemos demasiadas distracciones en el día a día, demasiadas cosas materiales que provocan un desapego con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. La privación de libertad te condiciona a vivir con lo básico y a saber estar contigo mismo de una manera pura y, en muchas ocasiones, cruda». 

Sin prejuicios

Por su parte, Sonia Martínez, directora adjunta del IVAM, explica que «los presos han respondido de una manera muy generosa, construyendo desde el principio un clima de confianza y cercanía». «En el IVAM trabajamos intentando revertir los posibles prejuicios que suceden en todos los ámbitos».

Martínez añade que los beneficios de este tipo de actividades «son poco tangibles, pero creemos que colaboran en un proceso de recuperación de autoestima, autoafirmación y transformación». Tanto es así, que repetirán a lo largo del verano y ya tienen fechas confirmadas para el Centro de Inserción Social Torres Espioca, en Picassent, el próximo jueves; en Castellón II (Albocàsser) el día 24, y el 19 de septiembre en Villena.

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