Galardón

El cineasta Luis López Carrasco irrumpe en la novela y gana el Herralde

El murciano es casi un desconocido en el terreno de la literatura, pero tiene una carrera consolidada como realizador cinematográfico, hasta el punto de que cuando habla de su libro a la hora de decir novela se le escapa indefectiblemente la palabra ‘película’

El cineasta y escritor Luis López Carrasco, director de El año del descubrimiento y ganador del Premio Herralde.

El cineasta y escritor Luis López Carrasco, director de El año del descubrimiento y ganador del Premio Herralde. / JORDI COTRINA

Elena Hevia

El ganador y la finalista del Premio Herralde de novela 2023 tienen algunos denominadores comunes. Ambos cultivan la escritura, pero a la vez han ejercido como cineastas, los dos han nacido en los 80 y aunque no ejerzan una literatura generacional sí se muestran en sintonía con las inquietudes del momento. Él es Luis López Carrasco (Murcia, 1981). Ella, Camila Fabbri (Buenos Aires, 1989).

López Carrasco es casi un desconocido en el terreno de la literatura, pero tiene una carrera consolidada como realizador cinematográfico, hasta el punto de que cuando habla de su libro a la hora de decir novela se le escapa indefectiblemente la palabra ‘película’. Son muchos años tras la cámara y en la escritura de guiones que tuvo su punto culminante documental ‘El año del descubrimiento’, de alto contenido social, que logró un Goya. ‘El desierto blanco’, la novela con la que obtiene el Herralde es no menos comprometida políticamente y con ecos de ciencia ficción o ficción especulativa como la llaman ahora, porque la acción acontece en un futuro próximo, en el 2035 con unos personajes rememorando su pasado, es decir nuestro presente.

La anécdota inicial del libro puede llamar a engaño: un grupo de personas escapan de la guerra mundial definitiva en un globo aerostático y se plantea el dilema de quién debe tirarse al mar para que el resto de tripulantes pueda salvarse y refundar una nueva humanidad. En realidad se trata de una dinámica de grupo planteada por unos grandes almacenes de la cultura y lo que se busca es un trabajo temporal como vendedor. Algo que el autor conoce bien porque trabajó allí y porque muchos de sus amigos tuvieron que marcharse impulsados por la crisis iniciada en el 2008. Gonzalo Pontón Gijón, uno de los miembros de jurado, pasa revista a las inquietudes de la novela que son las de la sociedad actual: “el trabajo moderno, el turismo organizado, la amistad y sus rituales, el relato familiar y la memoria”.

Un fin del mundo nada espectacular

En el fondo, lo que plantea Carrasco es cómo este fin del mundo con el que estamos tan obsesionados en el siglo XXI puede ser no tanto el producto de una catástrofe de Hollywood “como de una serie de circunstancias más imperceptibles que nos lleven a vivir a un lugar al cual no pertenecemos unas vidas no que merezcan la pena”. La novela tiene también un alto componente político, ahí está la alienación en el mundo del trabajo, que tiene mucho qué decir sobre cómo nos relacionamos con las nuevas tecnologías. “Una de las preguntas es si podemos poner distancia entre las cosas en un mundo donde todo es inmediato y automático”, acusa el autor.

Camila Fabbri, finalista con ‘La reina del baile’, debutó este año como realizadora en el festival de San Sebastián con la película ‘Clara se pierde en el bosque’. Aunque sus circunstancias como directora sean más circunstanciales que en el caso de Carrasco, la autora cuenta con una trayectoria más dilatada como dramaturga y cuentista. La obra es, a decir de Gonzalo Pontón, “una novela que funciona a toda velocidad de principio a fin, sin riesgo de accidente”, pese a que su arranque sea exactamente un accidente, el que sufre la protagonista, “una mujer que se percibe a sí de una forma muy rota desde una perspectiva autodestructiva”, explica Fabbri.