Entre el nazi Klaus Barbie y un padre psicótico

Sorj Chalandon: "No soy hijo de un SS. Juzgo al padre mentiroso y bastardo que nos destruyó"

El escritor y periodista francés presenta en Barcelona la brutal 'Hijo de un bastardo', finalista del Goncourt

Sorj Chalandon.

Sorj Chalandon. / Elisenda Pons

Anna Abella

Llega Sorj Chalandon (1952) a Barcelona con una carpeta azul. Deja que el periodista la abra. Dentro, el expediente judicial de 1945 de su "extraño padre", su "primer traidor", "racista y profundamente antisemita", múltiple desertor con un oscuro pasado durante la Segunda Guerra Mundial, que "murió en un hospital psiquiátrico, atado a la cama, en Lyon, su ciudad", a los 92 años. Fue en 2014, cuatro meses después de ingresar tras una crisis. "No soy hijo de un SS. Soy hijo de la locura de la guerra. Yo no juzgo al joven que se perdió durante la guerra, sino al padre mentiroso que me mintió a mí y a mi familia y nos destruyó. No al colaboracionista, sino al bastardo, al que nos dejó sin memoria, sin nada", clama con voz contenida pero firme el reconocido reportero y escritor francés, que habla sin apenas pausas durante largos minutos, noqueando al interlocutor con cada revelación de su historia y la de su padre. La misma que relata, entrelazada con la del juicio del criminal nazi Klaus Barbie de 1987 en Lyon, que él mismo cubrió para ‘Libération’, en ‘Hijo de un bastardo’ (Seix Barral / Edicions de 1984), finalista del Goncourt.   

"De Gaulle no está, qué imbécil", fue su última frase antes de morir. Se la dijeron dos psiquiatras. Eso no sale en el libro. Fue después de terminarlo", desvela Chalandon, bregado corresponsal que ha cubierto desde la matanza de Sabra y Chatila hastas las guerras de Irak o Afganistán. En 1987, su padre le pidió que le colara en el juicio de Barbie, jefe de la Gestapo en la Francia ocupada, apodado el 'carnicero de Lyon’.

El nazi Klaus Barbie, esposado.

El nazi Klaus Barbie, esposado. / Reuters

"Entonces, yo aún tenía la imagen de mi padre como un resistente francés que quería ver cómo juzgaban al nazi que mató y torturó a su íntimo amigo y jefe de la Resistencia Jean Moulin. Hasta los 16, yo me creía todo lo que me explicaba: que si había sido jefe de la Inteligencia francesa o que creó un grupo musical y lo dejó porque Edith Piaf se enamoró de él. Todo era falso", asume el ganador del Médicis y del Gran Premio de Novela de la Academia Francesa.

Expediente judicial del padre de Sorj Chalandon.

Expediente judicial del padre de Sorj Chalandon. / Anna Abella

“Le creí cuando me dijo en 1963 que el Ejército de liberación de Argelia quería matar a De Gaulle y necesitaban que lo hiciera un niño. Debía ser yo. Me instruyó durante semanas con una pistola. Le creí porque le quería. Y habría matado a De Gaulle solo para que mi padre me mirase”, lamenta el colaborador de ‘Le Canard enchaîné’. 

El nazi Klaus Barbie murió en prisión a los 77 años, en 1991, tras ser condenado a cadena perpetua por miles de deportaciones a los campos de exterminio, entre ellas las de 44 niños judíos de la colonia de Izieu a Auschwitz. Durante el juicio no le cuadraron los gestos de su padre. "Sonreía cuando Barbie hablaba y se encogía de hombros cuando lo hacían los resistentes. Después no volvimos a hablar de la guerra hasta el año de su muerte -sigue relatando Chalandon-. Me hizo ir a Lyon y me explicó ‘su’ verdad: que había sido SS, que luchó en Rusia y fue uno de los últimos defensores del búnker de Hitler en Berlín, en mayo de 1945. Dijo que daba igual que yo fuera de izquierdas porque era hijo de un SS y quería que yo lo supiera. Y le creí: pasé de ser hijo de un resistente a hijo de un SS".   

Sin embargo, la realidad fue muy distinta. Chalandon no la descubrió hasta 2020, gracias a un dosier que le envió su hermano. Eran la prueba de que había salido en 1946 de una prisión francesa en la que había estado recluido desde antes de mayo de 1945, por tanto no había podido estar defendiendo el búnker de Hitler. "En su lecho de muerte me había vuelto a mentir". 

Sorj Chalandon.

Sorj Chalandon. / Elisenda Pons

En ‘Hijo de un bastardo’, todo lo que ocurre en el juicio a Barbie, cada brutal testimonio de los supervivientes, es verídico, igual que asistencia de su padre. Pero en el libro usa herramientas novelísticas para datar en 1987 el hallazgo de ese dosier que le desmentía. Así podía confrontarse con su padre en la ficción.

"Durante cuatro años llevó cinco uniformes distintos. Se alistó en el Ejército francés y cuando perdía, desertó. Fue colaboracionista con Pétain, entrando en la Legión Tricolor. Cuando Hitler la disolvió y los legionarios fueron a luchar a Rusia, él desertó. Fue detenido por el Ejército alemán y alistado en el NSKK, un grupo que se encargaba de los transportes a Polonia en 1943. Volvió a desertar y, levantando los brazos vestido de soldado alemán y armado, se rindió a los resistentes franceses. Se quedó con ellos hasta que volvió a desertar para buscar a los alemanes en Bélgica, pero antes lo detuvieron los americanos, que no le creyeron cuando les dijo que quería seguir luchando contra los nazis. Le entregaron a los franceses, que lo encarcelaron un año". Al salir, intentó rehacer su vida en Túnez, donde conoció a la madre del periodista. A ella le dijo que era agente secreto.

Carnet de la resistencia francesa del padre de Sorj Chalandon.

Carnet de la resistencia francesa del padre de Sorj Chalandon. / Anna Abella

Este libro va más allá de su padre. "Es sobre Francia y la complejidad de la guerra. Nadie puede saber qué haría en una guerra hasta que está en una. Creo que mi padre fue como un niño atraído por los uniformes brillantes de los vencedores y fascinado por Alemania", añade, aunque tampoco se explica cómo un obrero de 18 años sin cultura ni trabajo hablaba el alemán sin acento. Según él, la culpa de su comportamiento psicótico no fue la guerra. "Ya era así antes. A los 14, mi abuelo le consiguió un empleo en Correos. Pero las cartas nunca llegaron a sus destinatarios, las tiró por el monte. Cuando los gendarmes le pillaron dijo que lo habían atacado unos indios apaches".

Cuando le alerté en dos ocasiones de que mi madre estaba en peligro por culpa de mi padre, el médico insinuó que era de esos hijos que quieren heredar metiendo a su padre en un psiquiátrico

"Perverso, polimorfo, autista…", le dicen hoy los psiquiatras, pero no sabe a ciencia cierta qué psicosis tenía. Aún le sorprende que nunca le diagnosticaran. Una clave: hizo creer al que fue su médico de cabecera que también era médico y que De Gaulle le había pedido que se infiltrara en el Ejército alemán. "Cuando le alerté en dos ocasiones de que mi madre estaba en peligro por culpa de mi padre, el médico insinuó que era de esos hijos que quieren heredar metiendo a su padre en un psiquiátrico". A ello añade que su madre "nunca aceptó que estuviera loco, ni fue consciente de que estuviera enfermo", ni de lo mal que él y su hermano lo pasaron de niños.  

Mi abuelo me dijo: 'Tu padre no estuvo en el bando correcto durante la guerra. Yo lo vi vestido de alemán. Eres hijo de un bastardo'

El único que vertió dudas fue su abuelo, cuando en 1966, siendo Chalandon un niño le dijo: "Tu padre no estuvo en el bando correcto durante la guerra. Yo lo vi vestido de alemán. Eres hijo de un bastardo". Tras aquello su padre les dijo que no eran sus auténticos abuelos sino unos judíos a los que había escondido y les prohibió volver a verlos. Él se fue de casa con 16 años. "Huí. Pero dejé a mi hermano, y mi padre le llamaba ‘la niña’".  

Pese a todo, Chalandon asegura que no escribe "para cerrar cicatrices o heridas, sino para compartirlas" con quienes han vivido casos similares. 

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