"Mi carrera en la música ha sido y sigue siendo la de una 'outsider'"

Nació en New Jersey pero se siente en casa en New Orleans, que respira soul, jazz, blues y folk. «De todo un poco, como yo», indica Dayna Kurtz, que vuelve a España en una pequeña gira que inicia el próximo martes en Altea y le llevará después a Madrid y Estepona.

La presentan como la reina del underground norteamericano. ¿Le gusta la descripción?

Creo recordar que fue en un artículo hace unos 12 años cuando lo vimos por primera vez. Ya no me acuerdo exactamente, pero creo que fue un periodista quien me puso ese apodo. Desde entonces lo hemos seguido viendo. Es curioso, poético y trágico al mismo tiempo. Me gustaría haber salido del underground hace tiempo, pero mi carrera ha sido y sigue siendo la de una outsider, qué le vamos a hacer.

Celebra el 20 aniversario de Postcards from downton, su aclamado álbum debut. ¿Cómo recuerda la creación de esas canciones? 

Fue el fruto del trabajo de varios años. Soy una compositora lenta en la creación, tardo tiempo en escribir y ahí estaban las canciones de todo ese período previo a editar un disco, el primero de todos. Love gets in the way sigue siendo el tema que brilló y con el que me siguen recordando en Europa. Recuerdo la excitación y nerviosismo de esos años, pero yo no era una quinceañera, mi carrera empezó tarde, algo que quizá es diferente a muchos otros artistas. Y recuerdo el molino donde vivía en esos años, que fueron maravillosos, por otro lado.

¿Y qué siente al cantarlo ahora? ¿Ha cambiado o en esencia sigue igual?

Las canciones evolucionan y cambian como nosotros. ¿Las canto igual que antes? Me gustaría pensar que mejoro con el tiempo, pero su esencia creo que es la misma. Todavía me siguen gustando y disfruto mucho con algunas de ellas. Cierto que no las toco todas todos los días, pero es emocionante ver que la gente se acuerda de ellas y las disfruta veinte años después.

"No podría vivir sin cantar. Creo que no es una elección para mí, es una necesidad, como lo es comer o respirar"

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Muchos autores reniegan de canciones pasadas o prefieren cantar las nuevas. ¿Por qué vuelve a ese primer disco?

Más que volver, lo que quería era celebrarlo sin más. Ha sido un abrir y cerrar de ojos. Este viaje va muy rápido y me siento muy orgullosa de esas composiciones. Algunas las toco todavía y son parte de cada show, pero otras es verdad que iban desapareciendo. Simplemente es mi particular homenaje a ese puñado de temas que me trajeron a Europa y me abrieron el corazón de la gente.

¿Cómo es cantar a solas con la guitarra de Robert Maché?

Una delicia. Robert es como mi alma gemela en el escenario, un amor a primera vista que me permite expresarme y me acompaña como nadie. Es un guitarrista, un músico con un gusto excelso, que crece con cada nota y deja el espacio a las canciones para tocarte el alma, sin estridencias, con amor. Un sabio de la guitarra. Ya lo veréis. Os dejará boquiabiertos.

Sus canciones tienen blues, jazz, folk y soul. ¿Se siente cómoda en cualquier género?

Me siento cómoda dentro de la música de raíces. No sabría decirte cuál me gusta más, ni si pertenezco a uno o a otro. Pero sí que es cierto que New Orleans me marcó para siempre, es donde me siento en casa, entre sus gentes, su historia y tradiciones. ¿Qué es New Orleans: soul, blues, jazz, folk? De todo un poco, como yo.

Su voz es espectacular, llena de graves y agudos. ¿Es algo innato o fruto del trabajo?

¡Muchas gracias! Sé que mi voz ha mejorado con el paso de los años. Y creo que todo lo que me ha influenciado son las voces antiguas, el blues añejo, la naturalidad, el dolor, la alegría o la pena con la que se expresaban. Siempre he sabido que ahí estaba mi camino y era como yo me expresaba. También, los poetas y las voces desgarradas, salvajes, que siempre he admirado como Leonard Cohen o Tom Waits. Pero, claro, el paso de los años la maduran y mejoran.

¿Por qué canta? 

Porque no sería una opción no hacerlo. No podría vivir sin cantar. Creo que cantar no es una elección para mí, es una necesidad, como lo es comer o respirar. 

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En una entrevista dijo que la música tiene que hacerte bailar, llorar o follar. ¿Sigue pensándolo?

Absolutamente. Es una necesidad primaria, una reacción que te sale de las entrañas y te lleva a esos rincones que de otra forma, no accedes. Es instinto y debemos dejarnos llevar por ella. Me preguntabas antes por qué canto. Pues por el mismo motivo que necesitamos el sexo para vivir, efectivamente. 

La comparan con artistas como Nina Simone o Marianne Faithfull. ¿Son referencias para usted?  

Lo son, por supuesto. Nina Simone es una de esas voces que admiro, y no sólo su voz. La señora Simone era mucho más que una voz y todavía me sigue emocionando.

¿A qué artista resucitaría si pudiera para seguir escuchando?

Difícil pregunta. Hay tantos a los que me gustaría ver hoy en día... Donny Hathaway, Etta James o Prince. Jeff Buclkey, Tim Buckley, Freddy Mercury… Siento no poder elegir uno.

"Quiero volver a España con regularidad, como lo hacía hace unos años. ¡Me encanta disfrutar del sol y de la comida!"

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¿Cree que la gente disfruta igual de la música ahora que hace veinte años?

No lo creo, pero es algo que no podemos cambiar. Todo es demasiado rápido y la pausa es una de las cosas necesarias para poder saborear lo que hacemos. No podemos decir que antes era mejor ni que es peor ahora, no debemos caer en eso. Pero, desde luego, parar, escuchar, disfrutar, ser consciente de la canción, de la letra, de los sonidos, del vinilo… Tantas cosas han cambiado que es imposible señalar una. Pero el fin es el mismo. La música te acompaña y las canciones siempre estarán ahí cuando las necesites.

¿Por qué ha decidido abrir su gira en Altea? 

Quiero volver a España con regularidad, como lo hacía hace unos años. ¡Me encanta disfrutar del sol y de la comida! No todo el mundo lo sabe, pero otra de mis pasiones siempre ha sido cocinar. Y Alicante siempre me ha tratado en ese sentido como una diosa. Toqué aquí, en el Palau Altea, hace muchos años y nos pareció bonito volver en esta nueva etapa. Además, mi tour manager, Gilbert, vive en Alicante, por lo que estar en Altea era bonito y natural.