Notas al programa

La Camerata de Salzburgo con obras de Haydn y Mozart

Janine Jansen interpreta dos de los conciertos para violín del genio salzburgués

La Camerata de Salzburgo con obras de Haydn y Mozart

La Camerata de Salzburgo con obras de Haydn y Mozart

José María Perea

José María Perea

Alicante, ADDA, 19 febrero 2024. A las 20 horas. De Janine Jansen, violín. Giovanni Guzzo, concertino. Gregory Ahss, director.

Joseph Haydn

(Robrau, Baja Austria,1732 - Viena, 1809)

Sinfonía número 6, en Sol mayor, “Le matin” (La mañana)

Haydn, creador del cuarteto de cuerda, ha sido calificado también como el padre de la sinfonía aunque lo cierto es que antes de Haydn ya se habían escrito sinfonías en Mannheim y Viena. Pero lo cierto es que Haydn consagró casi cuarenta años, entre 1759 y 1795, a la composición de sinfonías de las que en 1907 se catalogaron ciento cuatro a las que se añadirían, más tarde, dos partituras de juventud. Las sinfonías compuestas hasta 1760, cuando Haydn estaba en casa del conde Morzin, son una quincena de obras que se caracterizan por su extrema concisión. Es a partir de 1761, en casa de los Eszterhazy, cuando el género de la sinfonía acapara esencialmente la atención de Haydn, alcanzando un gran éxito con las tres obras maestras que son las sinfonías número 6, La mañana, la número 7, El mediodía, y la número 8, La Noche. Las tres sinfonías citadas comparten el rasgo de la presencia continua de instrumentos solistas, lo que les acerca mucho al antiguo concerto grosso La número 6, La mañana, fue compuesta en 1761 y es, de las tres, la que tiene más vivos colores. Los seis compases de su introducción evocan un amanecer al que seguirá un Allegro en forma de sonata donde el tema es expuesto por la flauta antes de la reexposición del tema por la trompa antes de volver a la flauta. En el movimiento lento, solo para cuerda, un Adagio rodea un Andante con solos de violín y violonchelo. El Minuetto, de estilo francés, está dominado por la flauta mientras el Trío ofrece un diálogo entre el fagot y el contrabajo, de una parte, y del fagot y el violonchelo de otra. El Allegro final es muy concertante (flauta, violín y violonchelo).

Sinfonía número 7, en Do mayor, “Le midi” (El mediodía)

En el primer movimiento de El mediodía se codean en esta sinfonía el pasado y el futuro, con una solemne introducción Adagio que nos recuerda a la antigua obertura francesa. Sin embargo, el empleo de los instrumentos solistas, el ritmo persistente y el trabajo contrapuntístico del Allegro está muy impregnados del espíritu barroco. Los contrastes temáticos clásicos son más evidentes que en los movimientos correspondientes de La mañana, especialmente en el Recitativo Adagio con violín solo, que parece una escena de ópera sin palabras, en opinión del musicólogo Marc Vignal. La serenidad del Adagio, tras la entrada de las dos flautas, se mantiene hasta la cadencia final, un diálogo violín-violonchelo, que precede al Minuetto donde en el Trío dialogan las trompas y el contrabajo. En el Allegro que cierra el concierto se mezclan las sonoridades de la flauta y el oboe antes de concluir con una corta fanfarria.

Wolfgang Amadeus Mozart

(Salzburgo, 1756 - Viena, 1791)

Concierto para violín número 5, en La mayor (K 219)

Mozart escribió sus cinco conciertos para violín entre los meses de abril y diciembre de 1775. Aunque Mozart era sobre todo un gran pianista, su padre, Leopoldo, le proporcionó también una sólida formación violínística. Se muestra aquí menos innovador que en sus conciertos para piano pues se adapta al gusto de la época, el estilo galante influido por Francia, aunque también rompiendo moldes. A sus 19 años de edad Mozart hace de estos cinco conciertos, de los que hoy escucharemos dos a Janine Jansen con la maestría que le ha hecho famosa, uno de los milagros, uno más, de la producción mozartiana. Todas estas obras concertantes están escritas en tres movimientos: el primero ajustado al esquema de forma sonata, al de romanza el intermedio y al de rondó el conclusivo, siguiendo el modelo que había consagrado en Italia Antonio Vivaldi.

El concierto para violín número 5, en la tonalidad de La mayor, está fechado el 20 de diciembre de 1775. Es el más personal, atractivo y perfecto de toda la serie, donde Mozart introduce sorpresas musicales en las formas canónicas, superando cualquier rigidez estructural y haciendo que la música parezca escrita de un sólo trazo, encadenando temas y melodías en un flujo continuo. El primer movimiento se atiene al esquema clásico de la forma sonata, con doble exposición de los temas: por la orquesta primero y por el solista después.

Concierto para violín número 3, en Sol mayor (K 216) “Strassburg”

En una carta a su padre Leopoldo en octubre de 1777 se refiere Mozart a una velada en que tocó varias obras para violín y orquesta. «Durante la cena toqué el Concierto de Estrasburgo, que salió perfecto. Todos alabaron mi sonido puro y encantador», escribió Mozart. Este concierto número 3 está fechado el 12 de septiembre de 1775 y es el primero de los cinco que compuso en pocos meses en que revela una factura mucho más elaborada, sin apartarse del estilo galante y de la influencia francesa. En este concierto da mucha más importancia a la orquesta durante las intervenciones del solista, llegando a veces a un verdadero diálogo y diversificando el papel de los instrumentos para dar a su música un carácter más contrastado y una mayor profundidad. Es la prueba de que el estilo galante no es para Mozart sino un pretexto para ejercer una imaginación de una desconcertante riqueza».