Alicante, todo y Mas

El restaurador Vicente Mas presenta su libro biográfico junto al presidente Mazón y el alcalde Barcala

Juan Saval

Acabaríamos antes concretando un lugar, ocupación, cargo o desempeño vinculado a Alicante que no haya contado con su presencia que enumerando todas las actividades que han contado con su huella en esta ciudad. Nueve décadas a sus espaldas y una vitalidad fuera de serie dan para una enciclopedia, pero le ha sobrado destreza para condensar esa densa y fructífera trayectoria en poco más de trescientas páginas de un libro biográfico («El trabajo, el motor de su vida») que viene a resumir obra y milagros de Vicente Mas, uno de los clásicos, un elemento inconfundible del paisaje, tan alicantino como el Castillo Santa Bárbara, tan llano como la Explanada.

Lo explicaba gráficamente ayer Carlos Mazón, presidente de la Generalitat, durante la presentación de la biografía: «Vicente es lo que los juristas denominamos un bien de manial. O lo que es lo mismo: un bien que pertenece al pueblo».

La frase condensaba a modo de resumen el calor y cariño que desprendió un entrañable acto en en El Sorell, en el que Mas presentó su biografía, con Mazón y el alcalde Luis Barcala a la cabeza, además del director de este periódico, Toni Cabot, y José Manuel Lledó, colaborador indispensable para que la obra viera la luz.

Y ahí en medio anduvo Vicente, firme y emocionado, olvidando su lesión de cadera, dando cuenta de una vida pegada a Alicante, por donde fue desplegando las ramas que salieron de ese tronco vital que le dio de comer: Banco de Bilbao, el restaurante Delfín y el mismo Sorell.

Toni Cabot, Carlos Mazón, Vicente Mas, Luis Barcala y J. M. LLedó. | ANTONIO VIGUERAS

Toni Cabot, Carlos Mazón, Vicente Mas, Luis Barcala y J. M. LLedó. | ANTONIO VIGUERAS / JUANSAVAL

Ayer volvió a relucir el amor por una tierra que encontró su colaboración para enriquecer ese Alicante en blanco y negro de mediados del pasado siglo: que si hay que asumir la secretaría de la Federación Alicantina de baloncesto; que si ahora te toca ser directivo del Alicante CF con Víctor Chacón, que si llega el Hércules de Tarruella; cómo no vas a ponerte al frente de la Hoguera de Calderón de la Barca y, ya puestos, echar una mano en la Federación de la festa. O asumir la presidencia de la Federación de tenis de mesa. O poner tu grano de arena en el Ateneo y en el Club Opinión Encuentro.

He ahí el hombre incombustible, un todoterreno que aceptó asumir tareas para la organización del Mundial de fútbol del 82 en Alicante, y que se puso a disposición de su buen amigo Juan Antonio Montesinos para colaborar con Alianza Popular en los primeros años de la recién inaugurada democracia.

Entretanto, encontró en Antonio González Pomata, otro personaje del paisaje alicantino, a un admirado gurú que le sedujo para realzar la gastronomía de la terreta con los famosos «Menjars de la Terra», que hoy siguen vigentes en este diario, un periódico donde Mas estampó su firma en diversos artículos.

Fue Mazón quien resaltó la justicia de ese homenaje a Mas, «porque hay que venerar a las leyendas que nos identifican», palabras que también suscribió Barcala al calificar al restaurador como «uno de los grandes» que siempre «aportó» para bien en esta ciudad.

Por su parte, Cabot hizo mención al lugar en la historia de la ciudad que se ha ganado Mas por su labor en el Deporte, Hogueras y Cultura «en ese Alicante en blanco y negro de la segunda mitad del siglo XX».

El homenajeado -emocionado al principio, suelto al final- encontró palabras para resumir su vida: «He tratado de ser una persona seria y formal». Y que, además, acabó en leyenda, añadimos los demás.