Todo ha cambiado, el mundo es otro desde que se parara por completo en marzo. Sin embargo, hay un equipo que sigue con un ritmo imperturbable. En este regreso de la competición no ha variado un ápice el rumbo que marcaba antes de la aparición del covid. El Lucentum es una máquina perfecta, lleva dos victorias en las dos jornadas de esta nueva temporada y sólo conoce la victoria en este 2020 marciano, inacabable, abrupto, que apenas deja noticias positivas.

El baloncesto, en ese limbo de promesas sin cumplir, le debe un ascenso a ACB a los alicantinos, que llevaban nueve victorias seguidas el pasado curso, cuando la competición dejó de girar. Hoy, de nuevo, en LEB Oro, el HLA sigue cotizando al alza y ya comanda la tabla clasificatoria. El viernes se impuso con solvencia y con un amplio ramillete de variantes a un Lleida que se vio obligado a irse de vacío del Pedro Ferrándiz.

El esqueleto del equipo es el mismo, el técnico-milagro sigue ocupando el banquillo, un Pedro Rivero que suma su tercera campaña como entrenador del Lucentum y que se congratulaba tras el partido de este arranque de campeonato. «Ha sido el partido más completo que hemos hecho en lo que va de 20-21, contando también la pretemporada», indicó el técnico segoviano. Rivero ensalzó el «trabajo» del equipo y porque todos los jugadores fueron «importantes».

Es precisamente ese halo de orquesta engrasada a la perfección, de equipo coral, el que promete un curso apasionante. Ante el Lleida todos los jugadores anotaron y tuvieron minutos para reivindicarse en una campaña atípica, con un formato novedoso que obliga a comenzar mejor que nunca, a competir casi sin red. «Es una alegría comenzar tan bien, el equipo se está adaptando a lo que proponemos», repetía Rivero aún sobre el parqué del Ferrándiz. 

La experiencia de Llompart, brillante ante el Lleida; Urtasun o Huertas es una ventaja para el grupo y Rivero prevé que todavía tengan un despliegue mayor. «A pesar de que contamos con varios jugadores experimentados, estoy seguro de que este equipo tiene mucho margen de mejora», se refería el técnico lucentino sobre los kilómetros en las piernas que lleva el núcleo duro de su equipo.

Cuarenta rebotes, 20 asistencias y nueve pérdidas fueron los números ante el Lleida de un Lucentum que eleva su apuesta cada año. Todos dejaron detalles; el maravilloso Justin Pitts se permitió un respiro, Gjuroski fue la sensación en los dos primeros cuartos y anotó 13 puntos en los primeros 20 minutos. Llompart rozó la perfección y tomó el mando de su equipo con acciones brillantes que desarbolaron el planteamiento inicial del Lleida. También Edu Martínez apareció para poner tierra de por medio e incluso el joven Arcos. 

Reacciones del vestuario

 La unión es otro de los secretos de este rutilante Lucentum. El viernes, tras la victoria ante el Lleida, la plantilla no perdió oportunidad de expresar en sus redes social el momento de felicidad en el que vive el equipo. Jorge Bilbao, uno de los fichajes de este curso, tuiteó: «Lo bueno que es empezar bien en nuestra casa. Todos currando, todos remando, a seguir mejorando».

Alberto Antuña, segundo entrenador del equipo, optó por el inglés para decir que la unión hace la fuerza. «Stronger together», escribió. El resto optó por dar recorrido a los mensajes del club. Llompart, santo y seña del equipo desde el pasado curso, compartió una de las fotos del triunfo y añadió «+1».

El próximo partido del Lucentum será el viernes 30, de nuevo en casa, contra Palma a partir de las 20.45 horas. El equipo peleará por el liderato en solitario, previsiblemente ante 500 espectadores. Este HLA tiene intérpretes de primer nivel y un director que buscará el próximo fin de semana la duodécima sinfonía del 2020.