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Joaquín Villar: «Me duele ver la pista de atletismo que lleva mi nombre hecha un trapo»

Joaquín Villar presenta mañana un libro sobre su vida. | JOSE NAVARRO

Nacido en Burgos, afincado en Alicante y acérrimo aficionado del Athletic. Joaquín Villar ha compaginado la docencia en Jesuitas con el entrenamiento a atletas de elite. Y ambas actividades las ha realizado a la perfección. A punto de cumplir 80 años, ha tratado de recopilar en un libro toda la experiencia vivida con el atletismo y su familia como su gran eje vital.

¿Cómo surgió la idea de escribir un libro sobre su vida?

Durante el confinamiento me puse a escribir y casi sin darme cuenta había llenado quince folios. Quería expresar a los muchos atletas que he entrenado cómo las cosas se consiguen a base de esfuerzo, de constancia, echándole mucho orgullo y queriendo ser en tu profesión uno de los mejores. Echando la vista atrás de mi vida profesional yo era un hombre que venía del balonmano. Del atletismo ni había oído hablar. Recuerdo que cuando fui a Jesuitas me dijeron que necesitaba un entrenador de atletismo. Les dije que no sabía nada de eso y la respuesta fue clara: pues vaya usted aprendiendo. Y empecé a formarme, a ver competiciones en directo...En la vida hay que afrontar las cosas como vienen y echarle valor y casta.

¿A qué se dedica actualmente?

A la vida de un jubilado raro. Lo único que me gusta es lo que he hecho durante mi vida profesional. Estar en contacto con jóvenes, transmitirles valores, ver cómo van mejorando sus marcas a medida que entrenaban. Esa era mi vida, no sé vivir de otra forma. Y disfrutar de mis nietos, que son mi debilidad más absoluta.

¿Cómo vive ahora el atletismo?

En directo no piso una pista desde hace mucho tiempo porque no quiero que la gente piense que lo que necesito es protagonismo. Mi época de entrenador pasó ya, puedo dar consejos, pero ya no quiero escaparate público, ahora les toca a otros. Uno de los consejos es que hay que pelear por todo, recuerdo cuando entrenaba a atletas de salto de pértiga y no teníamos colchoneta, caían en la arena.

¿Ni siquiera suele pasar por el estadio de atletismo «Joaquín Villar»?

Hace poco me enteré que apenas tiene luz, que no pueden entrenar porque se hace de noche y las luces no funcionan, que la pista por la mitad está llena de agujeros...Cuando pienso eso rebobino y recuerdo que me dieron dos infartos mientras dirigía el estadio por enfrentarme con quien me tenía que enfrentar para defender que los atletas tuvieran un mínimo de condiciones. Me da mucha pena ver que la pista está hecha un trapo. Que peleen otros, yo ya he peleado bastante. Procuro no pasar mucho por allí. En 15 años habré pasado dos o tres veces. Cuando se hacen las cosas hay que hacerlas bien y ya que se pone mi nombre en el estadio lo suyo es que se ponga y tenga buena visibilidad, por ejemplo donde está la torre de cronometraje. No por mí, sino para que mis nietos o sus amigos cuando pasen por allí puedan decir «aquel nombre que hay ahí es el de mi abuelo». Donde está ahora no lo ve casi nadie. Me gustaría que se pusiera como a los demás, que se viera. Por mi familia. No es por querer protagonismo, eso lo tenía yo cuando entrenaba a los atletas. Además, nunca les cobré nada. Jamás le he cobrado a nadie por entrenarlo, solo en la etapa de L’Alfàs del Pi y porque tenía que desplazarme mucho y era en un plan más profesional.

Mañana presenta su libro en Jesuitas. Inmejorable sitio para hablar de su vida...

Es mi casa, 41 años de profesor no se olvidan. Me trataron extraordinariamente, me dieron todo tipo de facilidades para todas las oportunidades que me iban surgiendo, por ejemplo un mes que me tuve que ir a Polonia con el equipo de atletismo. Entendieron que todo lo que iba a hacer iba a ser en beneficio del colegio y de los alumnos.

41 años en Jesuitas...

Muchos recuerdos, ha pasado de todo, momentos extraordinarias y momentos muy tristes como el fallecimiento de mi hijo, antiguo alumno del colegio. Todo fueron recuerdos por el campo, por los pasillos, parecía que lo veía por todas partes. Ha sido muy fuerte, nadie lo sabe más que el que lo padece. Hay momentos en la vida en que hay que sacar carácter.

Un capítulo importante fue la Fundación del Club Atletismo Benacantil...

Lo fundé junto a varios atletas. Fuimos a un campeonato cadete en Logroño y conseguimos el título nacional en 1975. En el viaje de vuelta ya valoré la posibilidad de fundar un club aunque consciente de las limitaciones económicas. Y así fue como surgió y ha durado hasta hace poco. La época dorada fue con Mario Flores, que nos daba subvenciones para ayudar al equipo y se involucró en contactar con otras empresas. Conseguimos grandes éxitos aunque no se nos reconoció.

Domingo Ramón Menargues se convirtió en un alumno especial...

Ha sido la estrella de la corona. Un chico irrepetible, bajito, delgadito, con un fuerza de voluntad enorme, humilde y muy trabajador. Quedó cuarto en los Juegos de Moscú y sexto en Los Ángeles. Ademas fue bronce en el Europeo de Atenas. Su récord de España ha durado 20 años entrenando sin condiciones apenas. Hemos vivido juntos una época irrepetible. Me dio un nombre a nivel nacional e internacional.

¿Sigue el atletismo actual?

Lo sigo viendo, estoy al corriente de los récords que se van batiendo...en España veo los campeonatos nacionales y veo a entrenadores que antes eran atletas. Me llevo muy bien con todos porque nunca tuve enemigos. Lo sigo aunque no con la intensidad de antes.

¿Cómo ve el deporte en Alicante?

Es un poco reflejo de los alicantinos. El fútbol es el deporte que más se ve y ahora mismo el Hércules me parece lamentable. Ahora 0 de Alicante no se transmite nada fuera de la ciudad, antes era el Calpisa y el propio Hércules, pero ahora nada. Nunca se me olvidará un entrenador polaco amigo mío que me decía «si yo tuviera el clima que tenéis aquí y las naranjas que tenéis en los árboles no solo seríamos campeones olímpicos, seríamos récord del mundo de todas las pruebas, es el paraíso». En Alicante han estado Sotomayor, Merlene Ottey, Said Aouita, Sandra Myers y estaban encantadísimos. Las cosas hay que cuidarlas. En España hay muchos sitios con buena temperatura y buenas instalaciones, pero la gente va donde la atienden bien y tienen facilidades, no donde tienen inconvenientes. Alicante tiene condiciones más que sobradas. La prueba son los intentos que hice en L’Alfàs del Pi y en Alicante que funcionaron de maravilla, llegó la élite del atletismo.

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