Noche especial por mucho, para todos, dentro y fuera de la cancha. Por motivos deportivos y por los otros, lo emotivos, los que tienen que ver con el mundo angosto que sufrimos, ese en el cada cual busca acomodo, un destino habitable, energía para seguir adelante. Vuelve Pedro Rivero. El hombre que ayudó a blanquear la historia más sombría del club a base de victorias, de retos conseguidos, de ganas de ganar, regresa hoya a la que siempre será su casa.
No lo hace solo, junto a él, en el autocar, han viajado exlucentinos reconocibles: Chumi Ortega, Noah Allen, Chuso González y Bamba Fall, además de uno de sus ayudantes, Alberto Antuña, que le siguió en su aventura palentina.
Todos vuelven portando el mismo sello que se llevaron, el de no rendirse nunca, de ahí que el encuentro de esta noche en el CT (20.45 horas) sea tan trascendente. Frente a frente, pasado y presente de la entidad. Dos estilos diferentes y un objetivo innegociable: la disputa del «play-off».
Después de los últimos cuatro triunfos seguidos del HLA, Gonzalo de Vitoria, cuestionado por la falta de regularidad que mostraba el equipo, ha logrado apagar las críticas y estabilizar el bloque, uno que para esta cita no podrá contar con Guillem Arcos, de baja tres meses por una fractura en el escafoides de la mano izquierda, ni con Álex Galán, que fue inscrito después de la fecha en que se debió disputar este encuentro, correspondiente a la jornada 16.
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El pívot del HLA ha rescindido el contrato que tenía hasta final de temporada para regresar a Torrelavega, ciudad desde la que llegó a Alicante este verano. El interior ecuatoguineano se marcha después de no haber cubierto las expectativas y de jugar 10 partidos en los que solo ha aportado un total de 32 puntos y 39 rebotes. A partir de ahora jugará con el club de Torrelavega en LEB Plata.
El covid se ha ensañado con la franquicia de Rivero. Por la proliferación de brotes, los palentinos han visto aplazados seis choques. Llegan al Pedro Ferrándiz con 15 partidos en un calendario que ya ha alcanzado las 20 fechas. A pesar de eso, suma las mismas victorias que el Lucentum, 9, que ha podido disputar dos más que los castellanos.
La «fuga» de Pedro Rivero tras sentir que había agotado su ciclo en Alicante quedándose a las puertas de la ACB en su último curso, obligó a mirar de reojo su papel en la distancio. El 5-0 que selló Palencia Basket de inicio le colocó arriba. Después, las bajas y el coronavirus, le han ido mermando hasta dejarle, como al HLA, fuera de la zona de «play-off», aunque no de manera preocupante porque ambos han sabido enderezar a tiempo el rumbo.
El conjunto castellano, que ha cortado a Devine Eke para rearmarse, ha encontrado en el ghanés Mus Barro, último MVP de la de la jornada, la energía y la versatilidad que le exige Rivero a sus hombres interiores. Con él y Fall, las posibilidades de jugar en campo abierto se amplían.
Los dos equipos que se enfrentan esta noche son muy similares. Su producción es bastante semejante, y su potencial defensivo, también. Los dos disponen de directores de juego experimentados, Daniel Rodríguez y Pedro Llompart, bases cerebrales que gestionan bien los ataques estáticos.
El rebote ofensivo es fundamental. Si el HLA no tiene uno de sus mejores días en el perímetro, permitirá correr a Palencia, una de sus bazas más solventes juntos a la pericia en el tiro exterior de Noah Allen y Speight, un base anotador que está respondiendo bien a la exigencia defensiva que reclama Rivero.
Ganar siempre importante, pero ahora, con el desenlace cada vez más cerca, aún más. El «play-off» que decidirá la final a cuatro se aproxima y un triunfo supone dejar atrás a un rival directo en esa pugna. Gran noche de baloncesto.
