Fútbol femenino

Aitana es coronada y levanta su primer Balón de Oro

La catalana coge el relevo de Alexia y empieza un año de reinado como la mejor futbolista del mundo

Aitana Bonmatí con su Balón de Oro.

Aitana Bonmatí con su Balón de Oro.

Laia Bonals

El trono tiene nueva reina. Aitana Bonmatí es la mejor futbolista del mundo. Aquella niña que empezó siendo la única sobre el verde ha terminado siéndolo también sobre el escenario del Théâtre du Châtelet. Ella y su balón. Es oro, como todo lo que toca. Aitana Bonmatí, exultante y tímida, recogió el mayor reconocimiento del mundo del fútbol bajo la atenta mirada de toda la platea y de todo el mundo del futbol. Ella, sin embargo, solo tenía ojos para la brillante esfera que levantaba con sus manos y para su familia y amigos, que la acompañaron hasta París. Ribes, Barcelona, Goteborg, Turín o Eindhoven. Donde haga falta, siempre están con ella, y no podían faltar en su noche de oro.

Pese a ser la máxima favorita para grabar su nombre en el trofeo, Aitana Bonmatí estaba nerviosa. No como cuando sale al campo o se pone la camiseta con el 14 a la espalda. La discípula de Cruyff está acostumbrada a la presión, a la exigencia (además de la autoimpuesta) y a una imperiosa perfección. Ahora, entrar a formar parte de una lista de señalados no es baladí y la líder azulgrana lo sabía. 

Aitana se tocaba el pelo cuando pisó por primera vez el escenario del Théâtre du Châtelet. Lo hizo con el también azulgrana Ilkay Gündogan, cuando los mejores futbolistas del planeta dieron el pistoletazo de salida a una de las noches más especiales en la vida de la centrocampista catalana. Cogida de la mano de Alba Redondo, compañera en la selección, ocupó su asiento para ver, uno tras otro, como los premiados iban subiendo a por sus trofeos. Pasaron Jude Bellingham, Vinicius JR, Emiliano Martínez 'El Dibu', por el atril mientras ella no se perdía detalle. Escoltada por Salma Paralluelo Fridolina Rolfö en primera fila aguardaba su momento, cuando el sobre se abriese y se llevara escrito su nombre.

Mirada imponente

Poder. Magia. Electricidad. Eso es Aitana Bonmatí. Con un gesto imponente, exultante y decidida, levantó la mirada hasta Novak Djokovic, quien fue el encargado se pronunciar su nombre en el silenció del Théâtre du Châtelet. Acababan de pronunciar su nombre. Oficialmente, se acababa de convertir en la mejor jugadora del mundo. Ya era una realidad. Ya no era un sueño. Después de años de sacrificios, esfuerzos y decisiones difíciles tendría que hacer hueco en su estantería (donde cada vez hay menos espacio) al Balón de Oro. Aquello con lo que un día soñó, con lo que ni si quiera se había atrevido a fantasear de pequeña, porque no era posible. Ahora, no solo ellas como futbolistas están rompiendo barreras, si no dibujando sueños para ellas mismas y para las que empiezan a seguir su camino.

Aitana Bonmatí caminó con paso firme hasta el escenario bajo la atenta mirada de sus ídolos. Aquellos jugadores que ella estudiaba y observaba desde pequeña, ahora están sentados a su lado. La aplauden mientras encamina las escaleras hasta encima del escenario y se convierte en una más de ellos. En una futbolista de oro, en una jugadora que ya forma parte del Olimpo del fútbol. Leo Messi, Marc André Ter Stegen, Erling Haaland o Killian Mbappe se la miran desde abajo. Ella es la nueva reina, la mejor futbolista del mundo. 

Desde arriba del escenario, recogió el trofeo. La inmensa bola de oro que año tras año había visto por la televisión. El peso no la sorprendió. No solo de la estatua, si no de lo que representa. El Balón de Oro es la cúspide de un año lleno de reconocimientos y premios, de nombramientos y homenajes. Se ha convertido en una futbolista total, en una referente, que ha alcanzado la cima.

"Estoy un poco nerviosa, llevo sin dormir unos cuantos días. Es un sueño para mí, estar aquí es único", dijo ya con el premio a su lado en el atril. "Me gustaría ascender el premio a mis compañeras, equipo técnico y trabajadores tanto del club como de la selección. En estos momentos quiero recordar a mis tres clubes. CD Ribes y CF Cubelles, gracias. I sobretodo al Barça. Gracias por apostar por nosotras cuando nadie más creia, por darme la oportunidad de convertirme en futbolista profesional", contaba con la voz temblorosa Aitana.

La catalana, que se dirigió a todo el mundo del futbol en su lengua materna, se quiso acordar de todos aquellos que la han acompañado en este camino. Equipo, amigos y familia. Sobre todo, quiso hablar de las personas más importantes en su vida. "Gracias a mis padres, Roca y Vicent, vosotros luchasteis por cambiar la norma de los apellidos en España y lo conseguisteis. Yo llevo esta lucha y resiliencia en la sangre, y esto es gracias a vosotros", comentó emocionada.

Justo después, y con los ojos como platos, miraba con atención la pantalla gigante pasaban las personas más importantes de su vida hablando de ella. Su padre Vicent, su exentrenador Ruben Bernardo y uno de sus mejores amigos Xavier, recordaban sus inicios en su pueblo y como ha llegado a convertirse en la mejor futbolista del mundo y una referente para todos.