Preolímpico de Granollers (32-22)

Un Pérez de Vargas estelar da el billete olímpico a España

El portero azulgrana alcanzó un 47% de efectividad bajo palos y España estará en París aún perdiendo ante Brasil de 18 goles

Gonzalo Pérez de Vargas, ante Eslovenia en el Palau d'Esports de Granollers.

Gonzalo Pérez de Vargas, ante Eslovenia en el Palau d'Esports de Granollers. / RFEBM / J. L. RECIO

Jordi Grífol

Gonzalo Pérez de Vargas rebosaba confianza. Se agrandaba a cada parada, a cada puño cerrado con fuerza, a cada grito victorioso y lleno de rabia. La rabia de aquel partido ante Croacia en el Europeo, en el que tan solo pudo parar un disparo en todo el partido. Lo tenía clavado en la mente y, ante Eslovenia, sus paradas auparon a una España alegre y efectiva en ataque que no dio opción a los eslovenos (32-22). Con este valioso triunfo y la considerable renta goleadora, Los Hispanos estarán en los Juegos Olímpicos de París salvo catástrofe; tendrían que perder de 18 goles ante Brasil el domingo (17:45 h).

España había hecho los deberes ante Baréin en la jornada inaugural (39-27) y Eslovenia llegaba, en principio, más desgastada tras ganar en el último segundo a Brasil (27-26). Eso sí, una sobrecarga en la rodilla derecha dejó a Dani Dujshebaev en la cuneta, con lo que el centro de la defensa quedaba debilitado y con más responsabilidad, si cabe, para la vieja guardia, con el cuello repleto de medallas. 

Muro bajo palos

Gonzalo Pérez de Vargas fue titular de nuevo. En 2021, el portero cambió el chip. Hasta ese momento, destacaba durante la temporada pero no conseguía rendir como deseaba cuando llegaban los momentos clave. Sabía que las victorias pasan por las paradas del portero y ese peso que se imponía le frustraba. Fue en un paseo previo a la final de la Copa Asobal cuando se convenció de lo bueno que era. Su palmarés -ocho medallas y cuatro Champions- es ahora inacabable y su confianza, abundante.

España empezó perdiendo (1-4), con Joan Cañellas y el pivote Abel Serdio para ganar envergadura y acompañar a Guardiola en defensa. Le costó al inicio, pero a la que el combinado español atornilló esa defensa -con Serdio muy aplicado en ello- no hubo más historia.

El Palau d'Esports de Granollers -esta vez lleno y con bombo incluido- rugía con cada parada de Pérez de Vargas (8/19 en la primera mitad, 18/38 en total, 47%). No fueron pocas, y habilitaron al equipo a correr y a disfrutar con la circulación de Tarrafeta y Cañellas, los latigazos de Garciandia (6 goles al descanso) y las acciones al contraataque.

El talentoso y veterano Dean Bombac sonreía irónicamente mientras miraba a su entrenador, esperando algún cambio -no sucedió- que revertiera las dudas y pérdidas de su equipo (15-10). Por el contrario, el veterano Antonio García -en su casa- y Ángel Fernández se unieron al festival goleador para marchar al descanso con siete goles de ventaja (20-13).

Frustración balcánica

Poco cambió el paso por los vestuarios. España seguía gustándose en ataque - vaselina por aquí, vaselina por allá, muñecazos imposibles de Dujshebaev... -, a sabiendas de que, bajo palos, contaban con un muro infranqueable.

Un parcial de 0-3 con dos goles de Bombac y la exclusión de Viran Morros pudieron hacer temblar a los Hispanos (23-17). Nada de eso ocurrió, pues los de Ribera respondieron al instante devolviendo el parcial e intercambiando golpes. La frustración de los balcánicos acabó con un agarrón del gigante Blagotinsek a Dujshebaev, en una riña que terminó con el '10' anotando la treintena (32-22).

El enérgico corro y las caras victoriosas lo indicaban. Los Hispanos estarán en París.