Hijos de Manuel Picó: turrón con historia familiar desde 1770

La industria turronera se concentra desde hace siglos en el término municipal de Xixona, una localidad de 7.000 habitantes donde 24 empresas producen más del 40% de todo el turrón de España. Lo hacen además bajo dos Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP), la del Turrón de Jijona y el Turrón de Alicante, que no son otra cosa que el sello de calidad de un producto que lleva impresos en su sabor la tradición, la historia y los ingredientes de la terreta. 

Hablando de historia, entre esas 24 empresas hay una que destaca por su longevidad. Hijos de Manuel Picó es la compañía que hace pervivir el legado de ocho generaciones, con orígenes en 1770. Superados sus 250 años, la compañía es un peculiar ejemplo de verdadera tradición artesana, compromiso con la herencia familiar y profundo arraigo histórico.

Por este motivo, el próximo 18 de junio el Teatro Principal de Alicante acogerá la V Gala del Club de Empresas Centenarias de la provincia de Alicante. Ese día, Hijos de Manuel Picó recibirá un merecido homenaje a su trayectoria, que incluye la invitación a formar parte del selecto club de empresas alicantinas que superan el siglo de vida.

Más de dos siglos de historia

De las seis empresas centenarias que serán reconocidas en la gala de este año, Hijos de Manuel Picó tiene el honor de ser la más antigua. Su historia se remonta a mediados del siglo XVIII, cuando el matrimonio formado por Bautista Sirvent y Tecla Carbonell pone en marcha una pequeña factoría de turrón en Xixona. Aunque no existe documentación que precise el año exacto, se estima que la empresa fue establecida en la década comprendida entre 1770 y 1780.

Ya en pleno siglo XIX, Hermenegildo Sirvent y Teresa López Espí formalizaron la empresa, dedicándose completamente a la producción artesana. Con carros y mulas, recorrieron los pueblos de la provincia, como San Juan, San Pascual, Onil, Elda, Novelda, El Campello y Banyeres, en los que ofrecían sus productos artesanales.

Con el tiempo, las hijas de Hermenegildo y Teresa, Elvira y Emilia Sirvent López, aprendieron el oficio artesanal. Emilia se casó con Manuel Picó Lloréns y, juntos, continuaron la tradición, llevando sus productos de pueblo en pueblo con un carro y dos mulas.

Emilia y Manuel tuvieron dos hijas, Emilia y Teresa Picó Sirvent. Siguiendo los pasos de sus padres, mantuvieron viva la tradición del turrón artesanal. Teresa, en particular, se ganó una clientela selecta y prestigiosa y se establece el reconocido nombre de «Hijos de Manuel Picó» para los productos de la factoría familiar.

A principios del siglo XX, Teresa Picó se casó con Daniel Galiana Garrigós. Juntos, expandieron la tradición familiar, viajando no solo por la provincia, sino también a lugares como Almansa y Albacete, donde la comunidad los recibió con calidez y hospitalidad.

En 1961, la empresa pasó a manos de la sexta generación, el matrimonio de Manuel López Ramos y Remedios Espí Ramonell, quienes tuvieron que capitanear la empresa en los años de expansión económica y cambios sociales que vivió España en la segunda mitad del siglo pasado. 

Hoy en día, sus hijos Carlos Moisés y Manuel José López Espí continúan con el legado. Manuel José se casó con Ana Riera Espí, y su hijo, Manuel López Riera, representa la nueva generación de esta familia de artesanos y ya está al frente de la innovación y desarrollo de la empresa, lacreación de nuevas líneas de producto y el área de marketing.

Innovar para desestacionalizar

La tradición y la trayectoria de Hijos de Manuel Picó son valores seguros que no todas las empresas pueden presumir, pero que tampoco bastan por sí solos para tener éxito en el mundo dinámico y competitivo en el que vivimos.

Un reto compartido por Hijos de Manuel Picó y por todos sus vecinos de Xixona es lograr innovar en sus productos, mercados y procesos, pero sin descuidar su principal factor diferenciador, que es justamente su receta artesana y su tradición.

En el caso de Hijos de Manuel Picó, una empresa que ha optado por mantener su carácter artesano y calidad antes que el crecimiento en cantidades producidas, la clave de la innovación ha sido la creación de nuevos productos de calidad excelsa. Muchas cocedoras y molinos de la fábrica tienen casi un siglo de vida, y las recetas tradicionales son incluso más antiguas que la propia empresa bicentenaria. Sin embargo, ello no impide que reformulen las recetas de siempre para crear nuevas propuestas.

Con este cometido, Hijos de Manuel Picó desarrolló e introdujo en 2010 el primer turrón untable del mundo, Turrodelia Gourmet. La idea era crear un producto que llevase el sabor de la almendra y la miel a múltiples usos y en fechas más allá de la temporada navideña. Se quería incorporar el turrón a la dieta mediterránea creando un producto que pudiera tener diversas aplicaciones en la cocina y así llegar al sector hostelero, pero también a los hogares como un ingrediente ideal para las meriendas.

Gracias a la buena acogida en el mercado, también fueron lanzados el Turrodelia con lágrimas de chocolate y Turrodelia sin azúcar. De igual modo, han creado productos con guiños a la identidad de la Comunidad Valenciana, como el turrón de chufa y el turrón a la naranja. Asimismo, continúan impulsando nuevas líneas de chocolates y participan en ferias nacionales e internacionales para presentar sus innovaciones al mercado hostelero.

En épocas más recientes, con motivo del 250 aniversario de la empresa, en 2020 se lanzó el Turrón de Alicante Fórmula Bicentenaria, sin azúcar añadido. No con objetivo dietético, sino como recuperación de una antigua receta en la que el turrón se elaboraba solo con miel ya que en algunas temporadas había escasez de azúcar. Sus ingredientes son tan solo almendra nacional Marcona 66% y miel de azahar 32%, clara de huevo y obleas.

En 2024, la empresa ha presentado una nueva trilogía de productos con pistacho: un Turrón Imperial con pistacho, Turrón a la Piedra Pistacho y una nueva versión de Turrodelia Gourmet con pistacho.

La actual generación familiar de Hijos de Manuel Picó se esfuerza por desarrollar productos para nuevas necesidades y mercados, pero siempre cuidando el método de fabricación artesano, la receta tradicional y los ingredientes de mejor calidad y provenientes de la Comunidad Valenciana y regiones vecinas. Su compromiso para mantener el legado de la empresa y afrontar los retos del presente es la garantía de continuidad de esta empresa alicantina bicentenaria.