El Consejo de Ministros aprobará hoy uno de los proyectos llevados con mayor secretismo: la reforma laboral. Lo único que parece claro del proyecto es lo que se ha podido saber por los micrófonos indiscretos. Va a costar una huelga general, como reconoció Mariano Rajoy. Y va a ser "extremadamente agresiva", como se le escapó ayer en Bruselas al ministro de Economía Luís de Guindos. La discreción del Gobierno sobre la reforma se ha llevado a tales extremos que el secretario general de UGT, Cándido Méndez, describió la situación de "surrealista" e "infantil".

De lo trascendido hasta el momento se puede dar por hecho que se va a poner en marcha un nuevo contrato indefinido con una indemnización de 33 días y se eliminarán los de 45, aunque se ha llegado a insinuar que este modelo de contratación de "crisis" podría ser incluso de 20 días, que era lo que demandaba desde el primer momento la patronal CEOE.

Otro de los aspectos que se reformará será el del despido por causas objetivas, para el que se tratarán de precisar lo máximo posible los argumentos a los que se podrán acoger las empresas para dejar el mínimo resquicio a la interpretación y aquilatar los costes.

Otra de las patas de la reforma que sí parece estar clara es que se va a dar prioridad a los convenios de empresa sobre los sectoriales y se eliminará la ultraactividad en la vigencia de los convenios. La fórmula barajada es conceder sólo un año y si no hay acuerdo entre los representantes de los trabajadores y la empresa, el convenio pierde su validez, sin necesidad de arbitrajes.

En cuanto a los contratos nuevos, una vez descartados los "miniempleos", el Gobierno pretende poner en marcha un modelo indefinido a tiempo parcial, además de estudiar bonificaciones a la Seguridad Social. Para los jóvenes, se abrirá la vía de poder cobrar el 100 % del despido por adelantado en el caso de que vayan a montar un negocio -ahora, a lo máximo que se puede acceder es al 80 %-, además de poner en marcha otros incentivos fiscales.

Real Decreto y al Parlamento

Respecto al modelo elegido para aprobar la reforma, parece que sería el Real Decreto Ley, ya que permitiría una entrada en vigor inmediata y abriría la puerta a su tramitación posterior como proyecto de Ley, aceptando algunos cambios para intentar atraer el voto de algún partido, como CiU, y evitar su aprobación con la mayoría del PP.