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El futuro de los sectores económicos

El textil descubre su nuevo nicho en los productos sanitarios y la seguridad

Las empresas del sector confían en consolidar la fabricación de mascarillas y batas como una nueva línea de negocio al tiempo que apuestan por tratamientos virucidas para potenciar las ventas del resto de su catálogo en la nueva era poscovid

Las instalaciones de Hilaturas Ferre en Banyeres. juani ruz

Pocos sectores han demostrado durante esta crisis una capacidad de adaptación tan grande como la del textil. Cuando el covid-19 hizo su aparición, nadie en la Comunidad Valenciana había pensado en dedicarse a la confección de productos sanitarios, un nicho de mercado que se antojaba reducido y demasiado especializado. Bastante tenían la mayoría de empresarios con pensar en cómo hacer frente a la competencia de los países en vías de desarrollo y, especialmente, de China, que les ha amargado la vida durante las últimas dos décadas.

Sin embargo, tres meses después, alrededor de 60 compañías han transformado al menos una parte de sus líneas de producción y han sacado de los ERTE a unos 1.200 trabajadores, hasta alcanzar un potencial de fabricación de más de 25 millones de mascarillas mensuales. Y no sólo eso, también producen batas, manguitos y todo un surtido de referencias relacionadas con la protección frente al coronavirus. «Todo un caso de éxito», según recalca el secretario general y candidato a la presidencia de la patronal Ateval, Pepe Serna, que se muestra convencido de que esta crisis puede acabar generando un nuevo clúster especializado en este segmento.

Una nueva línea de negocio que, en cualquier caso, de momento sólo atenuará la caída de producción que ha provocado la pandemia en el resto de segmentos en los que opera el sector -desde el textil hogar, a la fabricación de alfombras, o la producción de tejidos e hilos-, pero que en el futuro puede ayudar a que remonten las cifras de una actividad que fue el origen de la industrialización en la autonomía, aunque ahora no atravesaba su mejor momento.

Como explica el propio Serna, el textil se encontraba antes de la pandemia en una etapa de estabilización y cierta recuperación, tras la sucesivas crisis a las que ha tenido que hacer frente, que provocaron que sólo entre los años 2005 y 2013 desaparecieran aproximadamente el 40% de las empresas y cerca de la mitad del empleo del sector en la autonomía, según el secretario general de Ateval. Primero fue, a principios de los años 2000, por la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio y el final a las restricciones a la importación en la Unión Europea. Y, posteriormente, a partir de 2008, la crisis económica general.

Sólo a partir de 2013, con las empresas cada vez más volcadas en buscar productos de valor añadido y una clara apuesta por la automatización y la tecnología, la situación empezó a remontar. En la actualidad, el Centro de Información del Textil y la Confección da cuenta de la presencia de hasta 1.484 firmas en la Comunidad Valenciana, principalmente en las denominadas comarcas centrales, es decir, l'Alcoià, el Comtat i la Vall d'Albaida, que dan empleo a unas 22.814 personas.

Ajustes previos

En este sentido, el director general del Instituto Tecnológico del Textil (Aitex), Vicente Blanes, cree que precisamente los cambios introducidos en el sector para sobrevivir estos últimos años son ahora una de sus fortalezas frente a los estragos del covid-19. «El sector textil ha sobrevivido a muchas crisis y esta crisis sin duda se superará por una mayoría de empresas, que ya habían hecho los ajustes necesarios de personal y costes en la anterior crisis financiera», asegura Blanes, que considera que la vuelta a la normalidad económica «será más rápida de lo que se puede presuponer en este momento», aunque no prevé que la actividad arranque con fuerza hasta septiembre.

De momento, los últimos datos del Portal Estadístico de la Generalitat Valenciana indican que el pasado mes de abril la producción del sector registró una caída histórica del 58%.

El espíritu de adaptación fue lo que llevó a la firma contestana Comersan, dedicada principalmente a la fabricación de textil hogar, a reforzar en los últimos años su línea para establecimientos hosteleros y hoteles, que requieren productos a medida y un servicio más cercano, según relata el consejero delegado de la firma, Jorge Sanjuán. El cierre obligado de estos negocios y de las tiendas de decoración por el confinamiento dejó a la compañía sin nuevos pedidos, lo que le llevó a solicitar un ERTE para su plantilla, como la práctica totalidad de las fábricas del sector.

Fue el propio Sanjuán el que tuvo la idea de probar con la confección de mascarillas. «Vine de un viaje a Japón poco antes de que se decretara el estado de alarma y allí mucha gente ya las usaba. Pensé que podría ser una opción», explica el empresario. Empezaron con unas 300 diarias, pero, tras las adaptaciones necesarias -tuvieron que diseñar la maquinaria para automatizar en lo posible la producción-, ahora están sacando entre 40.000 y 50.000 diarias y tienen capacidad para alcanzar las 100.000. «La idea es continuar con el negocio, de momento, como algo complementario a nuestra actividad principal, pero quién sabe en el futuro», señala.

También el grupo Aquaclean/Interfabrics -una de las mayores compañías del sector en la provincia, con 420 empleados- decidió aventurarse en la fabricación de mascarillas, aprovechando la tecnología de corte por láser de su filial Destiny Decor, especializada en la confección de cortinas y decoración de ventanas. Ya producen unas 40.000 a la semana y también lo ven como una vía de crecimiento, aunque señala que lo principal es recuperar el resto de su actividad habitual, según explica el presidente de la firma, Rafael Pascual.

Cambiar la decoración

Curiosamente esta filial es una de las que más rápidamente está volviendo a la normalidad. «No sabemos si es que, al pasar más tiempo en casa, la gente ha sentido la necesidad de cambiarse las cortinas, pero lo cierto es que es uno de los mercados donde antes ha regresado la demanda», explica Pascual. En términos generales, el grupo se encuentra ahora en un 60% de su actividad normal.

De cara al futuro, el empresario cree que la actual incertidumbre beneficiará a los productores locales frente a los importadores, ya que las fábricas de muebles que suponen la clientela de su división principal -dedicada a la producción de telas para tapicería- no quieren acumular stocks en estos momentos pero quieren tener rapidez de respuesta de sus proveedores si reciben un pedido. Algo imposible si el telar del que se provén está en China.

El máximo responsable de Interfabrics también tiene claro que la seguridad sanitaria será uno de los valores al alza en la nueva era poscovid, para lo que también se han preparado. Así, sus productos ya llevaban un tratamiento desinfectante y ahora han acreditado, a través de un laboratorio del Reino Unido, que también tiene propiedades antibacterianas y virucidas. «Si en condiciones normales el virus puede permanecer entre 10 y 48 horas en un tejido, con este tratamiento se pierde en minutos», explica Pascual.

La alicantina Alhambra Editor Textil es otra de las firmas que ha decidido apostar por este plus de seguridad como una forma de aportar valor añadido a sus colecciones tras la pandemia, y trabaja en la aplicación de un tratamiento para evitar que los virus puedan adherirse a sus tejidos, como apunta su director, Juan Climent. Lo ofrecerá de serie en sus nuevas colecciones y también en aquellos proyectos que lo reclamen de forma inmediata. «La seguridad va a ser una exigencia para los consumidores a partir de este momento», asegura Climent.

El ejecutivo de la firma especializada en el diseño y comercialización de telas para alta decoración señala que los nuevos canales de comunicación y el auge del comercio electrónico serán otro de los cambios que conlleve esta crisis. Una tendencia para la que también se han preparado con un potente buscador de telas, que facilita a los consumidores y a las tiendas con las que trabajan escoger la opción que más se ajusta a sus necesidades.

En cuanto a la evolución del consumo, Climent reconoce que resulta difícil realizar previsiones, pero señala que los primeros datos que se conocen apuntan a cierto efecto rebote en las compras y que, en el caso de los productos del hogar, es mayor «después de haber permanecido tres meses encerrados en casa, con el mismo sofá o las mismas cortinas».

Preocupación medioambiental

La incertidumbre sobre la evolución del consumo también preocupa a otro segmento del textil con una importante implantación en la provincia, como es el de las hilaturas. Como explica el consejero delegado de Hilaturas Ferre, Alfredo Ferre, ellos son «el primer eslabón de la cadena», lo que les permitió alargar su producción más que otras ramas de actividad durante los primeros días de la pandemia, gracias a los pedidos que tenían en cartera, pero ahora tardarán también más en recuperar el nivel previo a la crisis. Ferre calcula que en estos momentos estarán al 65% de su capacidad habitual y confía en que el trabajo realizado en los últimos años para posicionarse como una marca de productos sostenibles les dé cierta ventaja en el nuevo mundo poscovid, en el que se espera que la preocupación por el medio ambiente y por un consumo más responsable sea otro de los valores al alza.

En realidad, como reconoce Alfredo Ferre, la firma sigue haciendo lo mismo que ha hecho durante sus 73 años de historia: producir hilo de algodón reciclado a base de los sobrantes de las fábricas o de ropa de segunda mano. Una actividad que, sin embargo, ahora ha tomado un nuevo significado, ante el auge de la conciencia ambientalista. En su caso, una de las principales innovaciones ha sido la forma de vender el producto, adaptándolo a la demanda con la creación, incluso, de una marca: Hilos Recover. Aún así, como el resto de consultados, considera que aún queda camino para seguir automatizando también nuevos procesos en la empresa, que les permitan ganar competitividad. Del éxito de todas estas iniciativas dependerá que el textil siga siendo una industria de peso en la provincia de Alicante.

Más de 400 productos homologados por Aitex en apenas tres meses

La rápida reacción del sector textil ha obligado a los laboratorios de Aitex a realizar un esfuerzo considerable para dar respuesta a las peticiones de las empresas que querían adentrarse en el textil sanitario o introducir mejoras en sus productos. Así, según explica el director general de este organismo, Vicente Blanes, el instituto tecnológico ha emitido «unos 2.000 informes de ensayos durante estos tres meses, homologando más de 400 productos para unas 300 empresas de toda España».

Del mismo modo, de la mano del Ivace, han trabajado en el diseño y homologación de un prototipo de mascarilla quirúrgica tipo IIR, una mascarilla higiénica reutilizable de cinco lavados y batas sanitarias de un solo uso y reutilizables hasta con 20 lavados, que permitieron poner en producción de forma inmediata en la Comunidad Valenciana en una docena de empresas.

Además, Aitex sigue desarrollando distintas investigaciones en sus instalaciones para potenciar la sostenibilidad y economía circular en el sector.

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