BELDA LLORÉNS. La hilatura más grande de Europa en «open end» apuesta por la sostenibilidad. juani ruz

HILATURAS FERRE. Un ahorro anual de 43.000 millones de litros de agua en la fabricación. juani ruz

HILATURAS FERRE. Un ahorro anual de 43.000 millones de litros de agua en la fabricación. juani ruz

TEXTILES MORA. Una cooperativa comprometida con la producción de mantas ecológicas. juani ruz

TEXTILES MORA. Una cooperativa comprometida con la producción de mantas ecológicas. juani ruz

La del textil está considerada la segunda industria más contaminante del mundo, sólo por detrás del sector petrolero, al producir, según la ONU, el 10% de las emisiones de carbono y el 20% de las aguas residuales. Una realidad, sin embargo, que las empresas están intentando combatir con una clara apuesta por las nuevas tecnologías, el reciclaje y el aprovechamiento de todos sus residuos. El clúster formado por las comarcas de l'Alcoià, El Comtat y la Vall d'Albaida es una buena muestra de ello, con firmas que han convertido el ecologismo y la lucha contra el cambio climático en una de sus señas de identidad.

El textil siempre ha tenido uno de sus talones de Aquiles en los altos consumos de agua, energía y reactivos químicos que ha necesitado históricamente para elaborar sus artículos, así como en la gran cantidad de residuos que ha venido generando. Esta circunstancia ha propiciado que su imagen no haya sido la mejor, sobre todo en un contexto en el que los productos sostenibles tienen cada vez una mayor demanda.

Pero la situación está empezado a cambiar, y, además, de forma decidida, fruto de la concienciación de las empresas y del apoyo de la patronal sectorial. Una prueba de ello es el proyecto de valorización de los residuos puesto en marcha por la Asociación de Empresarios Textiles de la Comunidad Valenciana (Ateval). Ascensio Asensio, director de Compras 58, que gestiona la iniciativa, explica que son siete firmas las que forman parte de este programa. «De lo que se trata -indica- es de juntar los volúmenes de residuos textiles que no son reaprovechables en los procesos productivos, como son la borra o el hilo corto, para que puedan ser utilizados como combustibles por parte de otras industrias a través de su incineración».

El proyecto se puso en marcha el año pasado, siendo un total de 47 las toneladas de residuos textiles que a través de este sistema dejaron de ir a vertederos. Según Asensio, se trata de «cifras que van a ir a más seguro, por un lado, porque esperamos incrementar el número de empresas participantes, y, por otro, porque el programa lo iniciamos en mayo del año pasado y, de cara al ejercicio actual, ya tendremos la anualidad completa».

Entre las firmas que forman parte de la iniciativa se encuentran Belda Lloréns e Hilaturas Ferre, en Banyeres, y Textiles Mora, en Ontinyent, las tres incluidas en el clúster formado por las comarcas de l'Alcoià, El Comtat y la Vall d'Albaida, territorio que concentra la mayor parte de la producción textil de la Comunidad Valenciana.

Jorge Mataix es el gerente de Belda Lloréns, la hilatura más grande de Europa dentro del sistema «open end», con una producción anual de 6 millones de kilos de hilo, una facturación de 18 millones de euros y una plantilla de 160 trabajadores. Mataix recuerda que la empresa se dedica a la fabricación de hilo reciclado desde hace más de 60 años, una actividad que, en un principio, generaba una materia prima de no demasiada calidad. «Fue mi padre -señala- el que empezó a incrementar el nivel del producto al mezclar las materias recicladas de algodón con fibras vírgenes, convirtiéndonos en los primeros en elaborar hilo para género de punto con un valor añadido».

Con todo, la empresa registró un punto de inflexión hace cinco años, «cuando decidimos reforzar nuestra apuesta por combatir el impacto ambiental». Gracias a la labor desarrollada durante este período, «nos hemos convertido en pioneros en ofrecer hilos sostenibles, con una huella climática prácticamente nula».

«Ecolife» es el producto bandera de la firma, toda vez que, según destaca Mataix, es un hilado ecológico que no consume agua durante la fabricación en la empresa, se produce sin añadidos químicos que afecten al medio ambiente, y el proceso no produce emisiones de CO2. También, por cada kilo de este hilo fabricado, dejan de ocuparse 2,48 metros cuadrados de superficie cultivada de algodón, se ahorran 3,485 litros de agua y se dejan de consumir 6,77 kilovatios de corriente eléctrica. Las ventajas ecológicas que aportan los hilados de la empresa, enfatiza su gerente, están avaladas por el Instituto Tecnológico del Textil (Aitex). A todo ello se añade el residuo cero, fruto del proyecto que se está desarrollando bajo el amparo de Ateval, así como las enormes cubiertas fotovoltaicas instaladas en los tejados de la empresa, que cubren el 75% de sus necesidades

«La economía circular -subraya Mataix- tiene la respuesta a las crisis ecológicas. El reto está ahora en difundir de lo que somos capaces en el textil y de ponerlo en valor delante del consumidor. Lo máximo que se encarece una prenda elaborada con nuestra materia son 40 céntimos, y eso el cliente está dispuesto a pagarlo si ve que con ello está contribuyendo a la sostenibilidad».

También en Banyeres se sitúa la empresa Hilaturas Ferre, comprometida igualmente con el medio ambiente y participante en el proyecto de Ateval de valoración de residuos. El origen de la firma se remonta a principios del siglo XX, cuando en 1914 se fundó la primera empresa, Hijos de Antonio Ferre, una fábrica de yute y otras fibras de baja calidad. Habría que esperar a 1947 para la constitución de Hilaturas Ferre, cuando una segunda generación de la familia, en medio de la escasez de suministros que caracterizaba a los difíciles años de la posguerra española, tuvo una gran visión: transformar residuos textiles en hilo.

Desde entonces, la empresa ha venido manteniendo un compromiso medioambiental, transformando la cadena de suministro global para recuperar las materias primas, reduciendo el uso de agua y de productos químicos, así como de las emisiones de CO2, y estableciendo alianzas con marcas, minoristas y fabricantes que comparten la misma filosofía. El director general de la compañía, Alfredo Ferre, señala que «nos sentimos orgullosos de ser pioneros en el uso y procesamiento de materiales sostenibles, promoviendo una industria de la moda circular».

En este contexto, y tras invertir en maquinaria cada vez más sofisticada, la firma creó en 2006 la marca «Recover», con la que da nombre a su sistema único de transformación de los residuos textiles en hilos de algodón reciclado. «Tenemos sobre nosotros el sambenito de que somos la segunda industria más contaminante del planeta, y, por eso, las marcas cada vez buscan productos más sostenibles con los que combatir esa imagen. En nuestro caso estamos más que satisfechos, porque gigantes como Inditex o H&M buscan nuestros hilados», enfatiza el director general.

El sistema creado por Hilaturas Ferre, además de lo que comporta en materia de reciclaje, permite contar con una gama de nada menos que 350 colores diferentes sin tener que volver a tintar, puesto que se aprovechan los que ya tenían los materiales reutilizados. Los residuos que ya no se pueden destinar a producción son los que se destinan a valoración energética a través del programa de Ateval.

El compromiso con los materiales sostenibles y esta filosofía de fabricación tiene como consecuencia una evidente reducción de los impactos medioambientales. Sin ir más lejos, la empresa ahorra 43.000 millones de litros de agua al año, al tiempo que reduce al mínimo las emisiones contaminantes y el consumo de energía.

Hilaturas Ferre tiene una producción anual de 5,5 millones de kilos de hilo, una facturación cercana a los 16 millones de euros y una plantilla conformada por 130 personas, entre los trabajadores de la propia fábrica y la red comercial.

Otra de las empresas que forma parte del proyecto de valorización de los residuos puesto en marcha por Ateval es Textiles Mora, ubicada en Ontinyent. Se trata de una firma dedicada a la confección de mantas ecológicas, elaboradas en base a fibras recicladas de botellas de plástico e hilos suministrados precisamente por Hilaturas Ferre. Pero la apuesta por la sostenibilidad de la empresa no se limita tan solo a eso. Según señala el jefe de Recursos Humanos, Paco Sebastiá, «también recuperamos mantas usadas de nuestros propios clientes, en una especie de plan renove, sometiéndolas a reciclado para elaborar más mantas».

La firma, por otro lado, somete a sus residuos a un pormenorizado proceso de separación y clasificación para «intentar tirar al vertedero lo menos posible. De hecho, en estos momentos sólo se desecha un 5% de nuestros residuos, ya que el resto lo reutilizamos bien para nuestros procesos productivos o para la generación de energía por parte de otras industrias a través del proyecto puesto en marcha por Ateval», subraya Sebastiá.

El compromiso medioambiental, aparte de los efectos positivos a nivel ecológico, es un arma que Textiles Mora está sabiendo aprovechar. Según el ejecutivo, «elaboramos un producto en el que nuestra principal competencia procede de los países asiáticos. Nuestras mantas recicladas y ecológicas cuentan, por tanto, con un valor añadido que los compradores aprecian cada vez más».

Textiles Mora es una empresa singular, puesto que se trata de una cooperativa. «Los trabajadores -destaca- son socios de la firma. Cada cinco años se renueva a las once personas que configuran un consejo de administración que se reúne una vez al mes, al tiempo que una vez al año se celebra una junta general. No hay muchas experiencias parecidas, pero gracias a que somos una sociedad anónima laboral sigue la empresa funcionando». La compañía cuenta en estos momentos con una plantilla formada por 80 trabajadores y tiene una facturación de 11 millones de euros.

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La cementera de Alicante usa los desechos

La cementera de Alicante es uno de los destinos principales de los residuos que están generando las empresas textiles. Según explica Ascensio Asensio, que gestiona el plan puesto en marcha por Ateval para la valorización de los desechos, el objetivo que se persigue es su transformación en gas a través de un proceso de incineración. La cementera alicantina es una de las empresas que tiene incorporado este proceso, motivo por el cual las firmas textiles le han ofrecido sus residuos a tal efecto. Se trata, en concreto, de desperdicios que no pueden ser reutilizados por la propia industria textil para la confección de nuevos productos, como la borra o el hilo corto. Las siete empresas que participan en el programa impulsado por la patronal valenciana aportaron el año pasado un total de 47 toneladas de este tipo de desechos, que, consecuentemente, no fueron a parar a vertederos. Se espera que el volumen se incremente durante este ejercicio.