El ministro Planas ficha al número dos de la Conselleria de Agricultura

El secretario autonómico de Agricultura, Francisco Rodríguez Mulero, abandona la Conselleria para trasladarse al Ministerio de Agricultura, controlado por el valenciano Luis Planas. Pone fin a una larga batalla interna con la consellera de Agricultura, Mireia Mollà, con quien mantenía un duro enfrentamiento por la gestión de la política agraria del Consell y ha provocado la salida voluntaria de Mulero de la administración autonómica. Mulero se incorporará a la Sociedad Estatal de Infraestructuras Agrarias (Seiasa).

Rodríguez Mulero, ingenierio agrónomo y funcionario de carrera de la Generalitat, desembarcó en la Conselleria como secretario autonómico en 2015, tras la puesta en marcha del primer Govern del Botànic y tuvo como primera 'jefa' a Elena Cebrián, también de Compromís. Antes fue jefe de la sección de Ayudas a la Modernización de Regadíos de la dirección general del Agua, así como presidente de Seiasa, entre otros cargos tanto en la administración general del Estado como de la Generalitat.

Las organizaciones agrarias AVA-Asaja y Unió de Llauradors lamentaron, tal como avanzó recientemente Levante-EMV, el nuevo episodio de discordia en la conselleria de Agricultura protagonizado por su titular, Mireia Mollà, de Compromís, hacia su número dos, del PSPV. «Decepción» o «lamentable» fueron algunos de los calificativos expresados a este diario por los representantes del campo valenciano, que coincidieron en proclamar su incomprensión ante la actuación de Mollà, como máxima responsable del departamento de la Generalitat que vela por su sector, en un momento tan delicado y difícil como el actual, con una crisis sanitaria sin control.

Los dirigentes de Compromís en dicha Conselleria intentaron desalojar a las bravas de su despacho a Rodríguez Mulero. Por orden del subsecretario Alfons Puncel, del partido de Mollà, personal de mantenimiento de dicho departamento se presentó en las instalaciones que ocupa el número dos de Agricultura, aprovechando que este se encontraba fuera del edificio, para retirar los muebles de la sala de reuniones aneja al despacho de Mulero e iniciar así el desalojo de este último a otra planta y dejar ese espacio para la consellera. En un clima de tensión creciente con el personal al servicio del secretario autonómico, los socialistas lograron finalmente parar el golpe.