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Carlota Pi Cofundadora y presidenta ejecutiva de Holaluz.

«Las medidas del Gobierno para bajar la luz son cortoplacistas, no resuelven el problema»

La empresaria barcelonesa defiende que la única forma de bajar los costes de la electricidad de forma estable es cambiar el mix y aumentar el peso de las renovables en el sistema energético español. Su apuesta para lograrlo: aprovechar los tejados.

Carlota Pi, presidenta de Holaluz. Ferrán Nadeu

Desde su posición como presidenta ejecutiva de Holaluz, una de las comercializadoras independientes españolas de mayor proyección, la ingeniera Carlota Pi (Barcelona, 1976) pregona a todo aquel que quiera escucharla que ni la bajada temporal de impuestos, ni la tarifa horaria o un cambio en el sistema de fijación de precios conseguirán poner fin de forma definitiva a la escalada de los precios de la electricidad. La única solución, asegura, es que las energías renovables -más baratas de producir- ganen peso y desplacen al resto. La apuesta de la compañía para lograrlo de forma rápida es aprovechar la oportunidad que brindan los tejados para instalar placas.

Este lunes se ha batido el enésimo récord del precio del megavatio y llevamos meses oyendo que la culpa es del encarecimiento de los derechos para emitir CO2 y del gas, pero lo cierto es que el peso de este combustible en la generación total de energía en España es muy bajo. ¿Qué es lo que falla?

Antes de nada, hay que poner en contexto. Y lo primero que hay que saber es que, así como Alemania, Holanda o Francia tienen unos sistemas muy interconectados, que hace que la potencia disponible en estos mercados sea mucho mayor de la de cada uno de estos países tiene por separado, España y Portugal son una isla energética. Esto exige que el 100% de la energía eléctrica que se consume horariamente tiene que ser producida aquí dentro y, por tanto, lo que realmente marca los precios es el mix de generación que tenemos. Porque, efectivamente, ahora se dan unas circunstancias que es que el precio de emisión de una tonelada de CO2 está por las nubes, que, además, coincide con una situación de alta demanda de electricidad, con un verano supercaluroso, y con que el precio del gas natural que también sube. Pero esto sólo ha provocado que la fiebre que ya teníamos, si estaba en 37,5 o 38 grados y no le hacíamos caso, de repente, ante estas circunstancias, se haya agravado a 42 grados y todo el mundo esté preocupadísimo, pero el problema ya estaba ahí.

Pero, insisto, ¿no hay un problema con el sistema de fijación de precios si el gas acaba marcando lo que se paga por todas las tecnologías?

El problema es el mix, no cómo se fijan los precios. Claramente, el funcionamiento del mercado marginalista no es perfecto, pero nadie ha encontrado otro sistema mejor, porque en todos los países de Europa y Estados Unidos funciona exactamente igual. Lo que hace este sistema es que cada central de producción de cualquier tecnología tiene que ofertar el precio a que está dispuesta a producir sin margen para cada hora del día siguiente. Se hace central a central y no por grupos, en función de sus costes y de su eficiencia, que no es la misma, por ejemplo, para una central de ciclo combinado en Tarragona o en Bilbao. Esto garantiza que cada unidad de producción tenga que poner el precio mínimo a que está dispuesta a suministrar. Hay que tener en cuenta que en estas inversiones tan intensivas de capital la rentabilidad depende del número de horas que funcionen a lo largo del año, no del precio máximo que sean capaces de vender. Entonces, si hago una oferta y pongo un precio más alto del que tengo que poner, primero que es ilegal, pero, sobre todo, me arriesgo a no entrar en la casación y el precio de no producir es mucho más elevado. El sistema marginalista es bueno porque nos está asegurando que todo el mundo ofrece la electricidad al menor precio posible.

¿Entonces?

El problema es que España es una isla eléctrica y que la electricidad es un bien que se consume de manera inelástica al precio. Con excepción de muy pocas industrias con capacidad de producir su propia energía o las centrales hidráulicas de bombeo, el 90% de la demanda se consume cuando se necesita, sea cual sea el precio. Entonces, no es que paguemos la sardina a precio de mero, como se ha dicho, lo que pasa es que necesitamos como sea 17 kilos de pescado y tengo que comprar el que hay. El sistema marginalista no es el problema, el problema es que tenemos muy poca oferta y, además, en un escenario de demanda de electricidad creciente por la irrupción de la tecnología y por el vehículo eléctrico. Lo que pasa es que tenemos poca producción a coste barato, es decir, poca energía renovable.

¿Cuál es su apuesta?

Solamente hay una solución: transformar cada metro cuadrado de tejado que tenemos. En España, un país con 1.700 horas de sol equivalentes, tenemos menos paneles solares para uso doméstico que en la ciudad de Bruselas, donde parece que solo llueve. ¿Qué nos está pasando? Nos está pasando que estamos pagando la factura de estar 10 ó 15 años por detrás en el desarrollo de la producción solar distribuida (la que no se genera en grandes plantas), por culpa del impuesto al sol, entre otras cosas. Hay 10 millones de tejados en España pertenecientes a clientes domésticos técnicamente viables para ser utilizados para obtener energía solar. Si fuéramos capaces de transformar estos tejados en energía solar, el incremento de potencia sería de 50.000 megavatios, aumentaríamos la potencia disponible en un 50% y el problema del precio de la luz se acaba, además de los beneficios medioambientales.

Pero eso sería una solución a medio plazo...

No. En Vietnam han instalado en seis meses 7.000 megavatios, el equivalente a siete centrales nucleares, en los tejados de las casas. Es una solución que no tiene que ser a medio plazo. Nosotros estamos instalando, desde que cerramos una venta hasta que esta operativa, en sólo 17 días. Cualquiera llama por teléfono y en 17 días tiene su factura de la luz reducida entre un 40% y un 60% y, además, paga la cuota (de la instalación) sin tener que sacarse un solo euro del bolsillo, con el ahorro que consigue.

¿Qué opina de las medidas que está adoptando el Gobierno, como las rebajas de impuestos?

Esto es absolutamente cortoplacista y oportunista. Esto no resuelve nuestro problema estructural. El problema que tenemos no es un problema coyuntural de que ahora sube el gas y el CO2. Esta coyuntura lo que hace, como decía, es que la fiebre que ya teníamos pase de 37,5 a 40 grados. Pero el problema, el virus que nos causa esta fiebre, es un problema estructural de cómo se produce y se consume la electricidad en España. ¿Van a ser contraproducentes las medidas del Gobierno? No, pero no resuelven el problema ni de lejos. El problema lo tenemos en el mix de generación. Necesitamos apostar a muerte por la generación solar distribuida en cada uno de los tejados.

¿Hasta cuándo seguirán subiendo?

Ojalá tuviera la respuesta, pero lo que está claro es que, desde una perspectiva lógica, la demanda eléctrica cada vez subirá más. Hace 20 años nadie tenía aire acondicionado, ahora cada vez es más frecuente, se están comprando más coches eléctricos... Y, por tanto, cada vez se electrifica más el consumo energético. Por el contrario, cada vez hay menos gas y la tonelada de CO2 será más cara. Producir electricidad ineficiente y cara cada vez resultará más difícil. Tenemos que buscar soluciones estructurales.

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