Tras más de una década de vigencia, el pasado verano finalizó el denominado Esquema de Protección de Activos (EPA) que se concedió al Banco Sabadell para ayudarle a digerir los activos tóxicos de la CAM, principalmente relacionados con el ladrillo, y que financiaba el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Un paraguas que inicialmente cubrió una cartera de créditos e inmuebles embargados por valor de 24.644 millones de euros, que en su mayoría han acabado provocando importantes pérdidas.
Aunque formalmente este mecanismo finalizó el pasado 31 de julio y debería haberse liquidado antes de final de año, las discrepancias en la contabilización de algunas de estas pérdidas llevó a que la entidad y el FGD solicitaran dos arbitrajes, que han retrasado su punto y final definitivo. Así, las cuentas anuales que el Sabadell ha remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores recogen una última factura pendiente de cobro por el EPA que ascendería a 70,4 millones de euros.
De esta forma, según recogen los balances de la entidad, se espera que el EPA se liquide de forma definitiva el próximo mes de octubre. En cualquier caso, esta última factura no variará demasiado la cantidad final que habrá desembolsado el Fondo de Garantía por este seguro frente a pérdidas, ya que hace un par de años el Sabadell y este organismo -que se financia con las aportaciones obligatorias de todos los bancos españoles- pactaron un tope máximo de 7.386 millones, a cambio de autorizar la venta mediante grandes carteras de buena parte de los activos incluidos bajo su paraguas. Una cantidad que se alcanzaría con esta última factura de 70 millones, según las fuentes consultadas.
Eso sí, en total, el Fondo habrá desembolsado por el rescate de la CAM más de 12.600 millones de euros, ya que a esta cantidad se suman los 5.249 millones de euros de la inyección inicial que recibió el entonces Banco CAM para recapitalizarlo, antes de su adjudicación al Sabadell.
El Esquema de Protección de Activos es un mecanismo que se ideó para cubrir las pérdidas de los activos inmobiliarios de las cajas rescatadas, antes de que el enorme volumen de entidades caídas obligara a crear el denominado "banco malo" -la Sareb- para realizar esta misma tarea de limpieza de forma agrupada. El de la CAM cubría una cartera de 24.644 millones. A medida que se vendían o liquidaban los créditos, inversiones e inmuebles incluidos, los primeros 3.882 millones de pérdidas generadas se cubrieron con las provisiones que tenía la CAM. A partir de esa cantidad, el acuerdo contemplaba que el Fondo de Garantía asumía el 80% de las pérdidas y el Sabadell cargaba con el restante 20%. Esto significa que la entidad ha tenido que pagar alrededor de 1.800 millones de su bolsillo para cubrir el agujero que dejó la caja alicantina.