Hay pocos escenarios peores que se puedan imaginar que tener que huir de un país como consecuencia de un conflicto bélico y aterrizar en otro totalmente desconocido en el que rehacer la vida empezando prácticamente desde cero. Eso es lo que le está sucediendo a miles de refugiados ucranianos, entre ellos Elena y Tatiana, que a mediados de marzo aterrizaron con sus hijos en la provincia de Alicante angustiadas por el dolor y con el difícil reto de encontrar un trabajo para ganarse la vida. A mitigar esa incertidumbre, sin embargo, está contribuyendo la Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado (Avecal), que las está formando en Elda con el objetivo de facilitar su inserción laboral y, al mismo tiempo, que puedan contribuir a potenciar el relevo generacional en esta industria.
Elena, de 43 años, y Tatiana, de 32, proceden de la región ucraniana de Jàrkov. Decidieron salir de allí cuando las tropas rusas iniciaron los bombardeos y, tras pasar por Polonia, finalmente llegaron a la provincia de Alicante, donde se han establecido en Petrer. Ambas tienen dos hijos, en un caso de 16 y 12 años y en el otro de 11 y 4, los cuales están asistiendo a clases en colegios de la zona. Sus respectivos maridos permanecen en Ucrania, a la espera de que puedan ser llamados a filas.
Su reto ahora mismo es poder encontrar un trabajo, y en su camino se ha cruzado Avecal, que ha facilitado que puedan asistir a un curso sobre reparación del calzado, el cual estaba dirigido a trabajadores en activo y contaba con una reserva de plazas para desempleados. La formación se está llevando a cabo en la Escuela de Artes y Oficios de Elda. El curso está subvencionado por Labora y cuenta con una carga lectiva de 160 horas en total, en la que se incluyen conocimientos teóricos y prácticos, y que está previsto que finalice el próximo 26 de junio.
Se da la circunstancia de que la profesora que imparte la formación, Natalia Venikova, también es de Ucrania, por lo que además de ofrecer el curso en castellano, se encarga de trasladar los conocimientos a las dos compatriotas que se han inscrito en esta formación en su idioma nativo. La profesora del curso acumula diez años de experiencia en el campo de la formación especializada en el sector del calzado, impartiendo cursos con Avecal.
Según explica, «les estamos enseñando cosas básicas, como cortar patrones y coser, y la verdad es que se trata de dos alumnas muy aplicadas cuyo único problema al que se enfrentan es el desconocimiento del idioma, por lo que les ha venido muy bien que yo esté aquí». La propia profesora ya ha contactado con empresas de la zona para las que podrían trabajar, e incluso se ha ofrecido a prestarles una máquina para que puedan realizar sus labores desde casa. «En el sector -destaca- hay un problema de falta de mano de obra, por lo que la gente que se forma en el oficio tiene muchas posibilidades de trabajar».
Natalia es consciente del doloroso trance por el que están atravesando sus alumnas, que ella misma comparte, ya que tiene familiares en Ucrania. «Lo que está sucediendo es terrible», lamenta.
Por su parte, la presidenta de Avecal, Marián Cano, ha incidido en que «con esta formación podemos impulsar el acceso laboral de los refugiados al sector del calzado, facilitando así su adaptación y estancia en la Comunidad». En este sentido, añade, además, que «el calzado es un sector industrial con mucho futuro que necesita la incorporación constante de nuevos empleados para garantizar su continuidad y relevo generacional, por lo que estos cursos suponen una gran oportunidad de inserción laboral y capacitación profesional para todas aquellas personas que se forman en ellos», puntualiza Cano.
