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Inversor en criptomonedas: "La caída fue tan rápida que ni llegué a pensar en cómo sacar el dinero"

Rodrigo Ballesteros analiza las gráficas de caídas de los mercados de criptomonedas. LEVANTE-EMV

Rodrigo Ballesteros, un joven de 28 años de Utiel, acostumbra a mirar dos veces al día sus inversiones en criptomonedas en una aplicación de su móvil. Suele aprovechar en esos momentos para hacer sus operaciones y comprar y vender esas monedas digitales. No tiene todos sus huevos en un mismo cesto, sigue un método y conoce el mundillo por su trabajo como desarrollador de apps. O sea: no es ningún novato ni responde a un perfil de joven despistado que ve un llamativo y prometedor anuncio sobre el enorme y rápido lucro que proporcionan las ‘cripto’.

Y aun así, Rodrigo fue a revisar un día sus inversiones y se quedó sin capacidad de reacción ante lo que vio. «No fue cuestión de días, fue cuestión de segundos. Yo tenía dos monedas Luna, que por la mañana valían cien euros cada una, y cuando miré el precio otra vez valían solo veinte», cuenta en conversación con Levante-EMV. En ese momento, Rodrigo confiesa que podría haberlas retirado y minimizar las pérdidas. «Pero la caída fue tan exprés que ni siquiera pensaba en lo que estaba ocurriendo para poder sacar el dinero», agrega. Al final de ese día, Luna ya había colapsado por completo y se cambiaba por menos de un céntimo. Un desplome del 100 %.

Aún no hay una explicación exacta sobre por qué sucedió —está claro que tiene que ver con su relación con una ‘cripto’ anclada al valor del dólar, UST, y una extraña venta masiva de Lunas en un instante—, pero es inevitable que ciertas voces se pregunten si Luna era una estafa piramidal. Y, por extensión, si gran parte del entorno de las cripto pertenece a una burbuja que puede estallar en cualquier momento.

«Seguramente Luna haya sido una estafa. Aun así soy optimista con el futuro de las criptomonedas por los proyectos que hay detrás de muchas de ellas, pero hay que tener cuidado porque hay mucho humo», dice el joven utielano, que tenía el 5 % de su portfolio en esa moneda. Luna llegó a estar tercera en el ranking de cotización solo por detrás de Bitcoin y Ethereum, que también han caído desde el comienzo de la guerra de Ucrania pero no se han hundido. Rodrigo perdió unos 200 euros con Luna. El golpe podría haber sido mucho peor.

El cofundador y director de operaciones de BitBase, Adrià Llorens, explica lo que sucedió hace unas semanas en una de sus tiendas, donde asesoran a inversores. En la C. Valenciana tienen tres tiendas —una cuarta abrirá en la remodelada Plaza de la Virgen— y diez cajeros expresamente para criptomonedas. «Tuvimos un cliente que quería invertir toda la venta de una casa en Luna. Cuando vino a la tienda, no se le dejó hacer esa operación y se le aconsejó comprar otras monedas más estables», dice Llorens. El cliente se ahorró el escalofriante mal trago de perder los 500.000 euros que había recibido por la vivienda.

En redes sociales, algunos referentes de los inversores en criptomonedas, cuyo perfil es el de varón joven, animaron a sus seguidores a refortalecer el ecosistema ‘cripto’ con la compra de sus valores menos volátiles como Bitcoin o Ethereum.

Las personas contrarias al funcionamiento de esas divisas se refieren a sus inversores, de manera burlona, como cryptobros («criptocolegas»). Y los comentarios que realizaron el día de autos algunos de esos cryptobros alimentaron a los «criptoescépticos» que opinan que ese sector tiene los días contados.

Al ser cuestionado sobre la posibilidad de que el caso de Luna exponga una estafa detrás del mundo ‘cripto’, Llorens responde con rotundidad: «Empresas como la nuestra están reguladas por el Banco de España, ¿tú crees que el Banco de España regularía una estafa piramidal?». Expone el hecho de que «la alarma» se ha producido en el sector de las cripto pero también «en todas las finanzas en general».

El término burbuja es otro de los que rehúye Llorens. «No me gusta llamarlo así, la gente compró Luna por miedo a perder el tren. Lo ocurrido es selección natural», cree. Los caminos de la vida cripto son inescrutables y el razonamiento de sus inversores opera de manera netamente diferente al de otros mortales. Y es que al contrario de lo que se podría deducirse, Llorens que, después del descalabro de esa divisa en particular se produjo un récord de compraventa en BitBase.

«Mucha gente estaba esperando una caída así: si crees en la tecnología blockchain, la interiorizas y controlas los riesgos, estos momentos puntuales de pánico se tienen que ver como una oportunidad»

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Otro joven inversor de 27 años, Aarón Arriero, de la Vall d’Uixó, prefiere «esperar» a ver cómo se desarrollan los acontecimientos y luego ver. «No tiene ningún sentido sacar mis criptomonedas ahora, no vale la pena». Aarón también tenía Luna y UST: asumió esas pérdidas. «El resto de divisas que tengo no las he tocado», dice, sabedor de qué solo el tiempo dirá. «Si tienes dinero aquí tienes que ser capaz de perderlo, no debe ser nada que necesites. En mi caso, no los necesito», sentencia.

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