La subida de los costes de la energía pone en jaque a panaderías, pastelerías y carnicerías

Facpyme y Confecomerç piden que los comercios con cámaras frigoríficas sean considerados sectores de consumo intensivo

Una panadería del municipio de El Campello.

Una panadería del municipio de El Campello. / Alex Dominguez

M. Vilaplana

M. Vilaplana

Los comercios están viviendo una situación de vulnerabilidad por la espiral inflacionista que está provocando que los costes crezcan a mayor velocidad que las ventas. La guerra de Ucrania ha provocado un creciente aumento del precio de las materias primas, de la electricidad y de los combustibles, costes que preocupan especialmente en el caso de aquellos establecimientos que trabajan con cámaras frigoríficas y que consumen energía las 24 horas del día, como panaderías, pastelerías y carnicerías, entre otros. Ese es el motivo por el que desde Facpyme y Confecomerç solicitan que sean considerados sectores de consumo intensivo y que se adopten las medidas necesarias para ayudarles a superar este escenario tan complicado. 

Las panaderías afrontan una situación de incertidumbre, dada la incesante inflación que permanece en el tiempo, por lo que el futuro de este comercio especializado está en juego. Según explican desde ambas organizaciones sectoriales, los panaderos están haciendo verdaderos malabares al tener que asumir unos costes que no pueden repercutir en el precio, por lo que se encuentran en un verdadero callejón sin salida, con incrementos en las materias primas (harina, levadura, azúcar, leche, huevos…), imprescindibles para poder elaborar el producto.

El Real Decreto que aprobó el Gobierno para las empresas electrointensivas sí que contempló a la gran industria de la panadería y pastelería, pero no se incorporó el CNAE del comercio, por lo que se hace necesario contar con el apoyo de la Administración para estas empresas afectadas que al igual que la industria registran un alto consumo energético, necesario para el desarrollo de su actividad comercial.

A los sobrecostes se le suma la falta de herencia en la profesión. Estos comercios, que desde siempre han sido viables, contaban con una sucesión del negocio de padres a hijos, situación que ahora no se produce, precisamente por esa situación complicada de vulnerabilidad ante la espiral inflacionista, lo que aboca al cierre del negocio.

La pérdida de estos establecimientos supondría un grave impacto y repercusión a nivel económico y social para los barrios de pueblos y ciudades. Esto está provocando jubilaciones anticipadas, que se haya reducido en gran parte el número de panaderías, algo que irá en cadena y será irreversible sin soluciones inmediatas. 

La panadería y pastelería en la provincia representa un sector importante dentro de la alimentación, un tejido comercial de gran tradición, que abastece diariamente a la ciudadanía y a otros sectores empresariales como la hostelería. En otros países como Francia ya se están tomando medidas para no perder a este sector tradicional tan importante ofreciendo ayudas a los comerciantes para soportar el recibo de la luz, e incluso teniendo la posibilidad de posponer el pago de impuestos y cotizaciones sociales.

Carniceros también en jaque

Los carniceros también están soportando costes muy elevados. Sus instalaciones y maquinaria requieren de consumo energético, y en algunos casos necesitan estar activadas incluso fuera del horario comercial y fines de semana de forma constante. Al gasto de luz habitual que ya tiene cualquier comercio, en el caso de las carnicerías y charcuterías se añade, el gasto de cámaras frigoríficas, mostradores de frío, cortadoras, envasadoras, picadoras y hornos de cocinado, entre otros.

A estos sobrecostes, se suma que la carne no ha sido incluida en la rebaja del IVA, siendo un alimento básico, de primera necesidad, imprescindible en la dieta mediterránea. Bajar el IVA de los productos cárnicos, subrayan, hubiera sido un balón de oxígeno, animando a la compra de estos productos, contribuyendo así a fomentar el mantenimiento de estas empresas que pasan por una delicada situación por los altos costes.

Promocionar el oficio con formación

Ante esta situación, las organizaciones Facpyme y Confecomerç se vuelcan para revertir la situación. Son sectores en los que prima el carácter artesanal del producto, lo que requiere de profesionalización y eso pasa por el impulso de la formación, que es vital para la continuidad de los oficios. Se lucha por reconocer estos negocios como parte imprescindible de los entornos comerciales urbanos. Según explican, "son comercios que ofrecen un producto de primera necesidad, saludable e imprescindible en el consumo diario, por lo que no podemos permitir que se pierdan".

La panadería y la carnicería, añaden estas organizaciones, son sectores de gran arraigo en la Comunidad Valenciana, que forman parte de su historia y que son un referente del tejido comercial por cuanto es un oficio artesano, representativo de la cultura de la autonomía, con productos de calidad frente a la competencia, característicos y propios de las tradiciones. "Son negocios sostenibles y esenciales, comercios locales y de barrio, que mueven la economía, ya que de ellos dependen otro tipo de negocios, por lo que si no se actúa rápido estaremos ante cierres en cascada, o lo que es peor, la pérdida del horno y la carnicería tradicional", advierten.