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Nueva Pescanova ya recortó más de 1.000 empleos en todo el mundo el año pasado

La plantilla mermó en 10 países, especialmente en Guatemala (575) y Nicaragua (353)

El comité de empresa de “back office” asegura que el ERE “no arreglará el futuro”

Instalaciones de Nueva Pescanova.

Instalaciones de Nueva Pescanova. / Marta G. Brea

Julio Pérez

La consolidación de Abanca como accionista de cabecera de Nueva Pescanova impulsó la aprobación en 2020 de “Rumbo al valor”, el nuevo plan estratégico de la compañía pensado para dejar atrás de una vez por todas los lastres del concurso de acreedores y allanar el futuro de la principal pesquera de capital gallego. Con la vista puesta en 2024, el gigante con sede en Chapela asienta su hoja de ruta en cinco pilares “fundamentales”. Aspirar a llevar los productos del mar “diferenciales” a los mercados “que más los valoran; a poner el foco en el consumidor “aportando valor añadido”; quiere mejorar la productividad, eficiencia y sostenibilidad de toda la cadena; una “transformación y simplificación” de la organización para “materializar el cambio”; y alcanzar la meta sola, con crecimiento orgánico, o a través de “adquisiciones o alianzas”. Esto último lo intentó con Pesquera Veraz, empresa argentina especializada en captura de merluza y langostino. Tiene nueve barcos, tres factorías de elaboración y una conservera. El tipo de cambio y la inflación desbocada en el país frustraron la operación que para Nueva Pescanova suponía una buena dosis de músculo en la búsqueda de la ansiada rentabilidad.

Después del traspiés por la pandemia, la escalada inflacionaria tensa otra vez el cambio de rumbo de Nueva Pescanova. Además del impacto del encarecimiento de los piensos, combustibles, aceites, aditivos, logística, energía y mano de obra en la estructura de costes, la subida de precios provocó un “cambio en los patrones de consumo”, según explica la propia compañía, que frenó la demanda en dos de sus artículos estrella: el langostino vannamei y el gambón. Internamente, el grupo tuvo que lidiar con “los problemas de operación de acuicultura” en Nicaragua, que elevaron los gastos y redujeron el volumen de producción. Un mal cóctel que, junto con la depreciación del dólar frente al euro, redujo la facturación un 2%, hasta los 1.074 millones de euros, y llevó otra vez al grupo a números rojos. Las pérdidas superaron los 53 millones de euros.

Sin hacer mención en ningún momento a la negociación de Abanca con la canadiense Cooke para la venta del 80% del capital, el grupo anunció el pasado miércoles el inicio de las negociaciones con los sindicatos para un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) entre el personal de 'back office' de la sede central de Chapela y las oficinas de Madrid. Afectará aproximadamente a un centenar de trabajadores, uno de cada tres de los que actualmente, como adelantó el jueves Faro de Vigo, del grupo Prensa Ibérica, operan en estos servicios (por encima de los 300). “El ERE está justificado por causas económicas y organizativas –remarcó en un comunicado–. El objetivo de la compañía es adaptarse a un entorno global desafiante y asegurar la sostenibilidad de la empresa a largo plazo”.

La medida supone ir un paso más allá en “el plan de contingencia para reducir costes” impulsado en los últimos meses para afrontar los efectos de la inflación y de la subida de los tipos de interés, fundamental en el caso de Nueva Pescanova por la carga de la deuda. La financiera alcanza los 209,6 millones de euros y devenga a un tipo de interés promedio del 4,86% anual, frente al 3,9% que pagaba en 2022, según señala en sus últimas cuentas.

Reunido de urgencia el jueves, el comité de empresa Back Office de Chapela trasladó a la plantilla su intención de actuar “desde el primer momento” para aminorar el número de afectados “y conseguir unas condiciones suficientes que permitan terminar el proceso con la aplicación de medidas voluntarias de adhesión”. La propia Nueva Pescanova se abre a jubilaciones anticipadas, salidas incentivadas y reducciones de jornada. Los representantes de los trabajadores son muy críticos con la dirección. “Hemos llegado hasta aquí por una deriva equivocada, sin rumbo ni capitán, y ahora nos intentar apartar de nuestra empresa”, critican. “Todos y todas hemos trabajado para hacerla crecer –añaden–, no queremos verla desaparecer y lucharemos por ello donde haga falta con la ayuda de todos vosotros”. Están convencidos de que el ERE “no arreglará el futuro”.

Mediante despidos salieron 813 personas, un 135% más que en 2022

El recorte previsto en las oficinas de Chapela y Madrid –la empresa insiste en que no se tocarán los centros de producción– sigue la estela de los aplicados ya el pasado año. La plantilla media de Nueva Pescanova en todo el mundo se situó en 11.532 trabajadores, 304 menos. Los datos concretos a cierre de ejercicio evidencian que la reestructuración es mayor. Pasó de 11.134 efectivos el 31 de marzo de 2022 a 10.056 el 31 de marzo de este año, una bajada de 1.078 empleos.

Se llevaron a cabo 813 despidos, un 135% más que el año precedente, según revela la compañía en el balance de información no financiera. El incremento obedece a “una serie de reestructuraciones de personal, principalmente en Guatemala y Nicaragua”. Allí se prescindió de 575 y 353 trabajadores, respectivamente. Pero también hubo ajustes en otros ocho países, principalmente Namibia (171), Ecuador (149), Argentina (31), España (26) y Francia (17). En Mozambique, en cambio, la plantilla aumentó en 221 personas y en 26 en Perú.

Las salidas se llevaron por delante 953 indefinidos y 125 puestos eventuales. Nueva Pescanova prescindió de 7 directivos, 11 mandos intermedios, 16 técnicos y 1.047 administrativos y operarios.

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