GIRO EN SU PRODUCCIÓN

Volantazo al mueble sostenible: la firma que lo abandera en España se va a Hungría para ahorrar

Pese a que nacieron defendiendo la producción artesana y local, el giro permite a Hannun reducir un 30% sus costes

Maurici Badía y Joan Álvarez, fundadores y CEO de Hannun, empresa de muebles sostenibles.

Maurici Badía y Joan Álvarez, fundadores y CEO de Hannun, empresa de muebles sostenibles. / HANNUN

Analía Plaza

La filosofía con la que Maurici Badia, un joven ingeniero catalán, montó su pequeña web de venta de muebles fue la de ofrecer un producto sostenible, artesano y localCorría el año 2017 y Badia, recién llegado a España tras un tiempo viviendo en el extranjero, había empezado a comercializar piezas por Instagram y Wallapop. Los diseños eran propios; la producción, bajo demanda y de terceros. "Dimos en el clavo", explicaría tiempo después en una entrevista en El País. "Desde la crisis de 2008, había una serie de talleres artesanos por toda España con ganas de trabajar".

Así nació Hannun, una firma que ha hecho de la guerra contra el 'fast furniture' —la producción de mobiliario en masa y deslocalizada, con el consiguiente impacto medioambiental— el eje de su discurso. No le ha ido mal. Hannun captó varios millones de euros de inversión para crecer y en junio de 2022 empezó a cotizar en el BME Growth, la bolsa de las empresas emergentes. En ese momento facturaba cuatro millones de euros anuales. Debutó en el parqué bursátil con una valoración superior a los treinta millones de euros.

A partir de ese momento, las cosas cambiaron. "Reestructuraron la empresa. Nos despidieron a varios empleados para que fuese más interesante a nivel económico y crearon un 'hub' en Europa central", relata un antiguo trabajador de la compañía. "Lo vendían como 'hub' logístico, pero lo que hicieron fue llevarse a países más baratos parte de la fabricación: de los productos más virales, con más ventas y más margen, que traían a Barcelona para distribuir desde ahí. Al haberse promocionado como empresa sostenible por fabricar y distribuir en España, les preocupaba la comunicación".

Esos países más baratos son Polonia y Hungría. La empresa, según se desprende de su folleto de incorporación al BME, había empezado a trabajar con proveedores húngaros y polacos meses atrás, pero en aquel momento suponían un porcentaje mínimo sobre el total. El objetivo a medio y largo plazo era aumentar la producción en dichos territorios para mejorar los márgenes y "ofrecer precios minoristas competitivos". Es decir, vender muebles fabricados en países baratos a clientes ubicados en países ricos.

A día de hoy, tal y como puede verse en la información que la compañía publica en el BME (al estar cotizada tiene obligación de hacerlo), Hannun vende en Alemania, Francia, Italia y Portugal. Ha abierto recientemente las webs de Austria, Países Bajos, Luxemburgo y Bélgica. En Hungría y Polonia solo fabrican. En España mantienen ventas y producción. Entre los productos más vendidos hay baldas, estanterías modulares, cabeceros de cama y espejos. Casi siempre se ofertan con descuento.

Este giro en el negocio ha permitido a Hannun reducir sus costes de producción "hasta un 30%". Su objetivo para lo que resta de año es aumentar la fabricación en los países baratos, mejorar la logística —"incluyendo envíos directos desde Europa Central", dicen sus documentos públicos— y combinar "costes de producción bajos y precio de compra alto" con componentes de "proximidad, calidad y sostenibilidad". Preguntada por si el cambio es coherente con el discurso de producción sostenible, local y contraria al 'fast furniture, la empresa ha declinado hacer declaraciones.

Hasta la elaboración de este artículo Hannun no informaba en el apartado "Nuestros talleres" de su web de la existencia de proveedores fuera de España. Tras preguntar por ello, añadieron un mapa y las fotografías de un artesano polaco y otro húgaro, que a diferencia de los artesanos españoles no tienen descripción ni vídeo publicitario.

El fundador, apartado

La deslocalización de la producción no ha sido el único cambio gordo y reciente en Hannun. La salida a Bolsa también se llevó por delante al fundador Maurici Badia, según han explicado a este diario varias fuentes conocedoras. Badia mantiene un 6,8% de la firma y sigue siendo consejero de la compañía, pero fue apartado del día a día. La decisión, según contó él mismo en una carta de despedida dirigida al equipo en noviembre del año pasado, se tomó en la Junta de Accionistas. Pero no hay rastro de ella en los documentos públicos del BME. Ni siquiera colaboradores cercanos de la empresa estaban enterados.

Badia tenía previsto reincorporarse de su baja de paternidad hace un año, el 12 de septiembre de 2022. "Hace poco fui padre por segunda vez. Hoy me iba a reincorporar a Hannun: sabéis que los emprendedores y las bajas no van muy de la mano. Pero tuve una conversación con Joan el viernes y se me pidió que me hiciera a un lado, que ejecutara esta baja. Me pidió que, si podía ser, necesitaba liderar él la compañía en los próximos meses. Tenemos visiones muy diferentes", dijo el fundador en un vídeo que envió a los empleados a través de Slack. Joan Álvarez es el actual CEO. Se unió a la empresa dos años después de su fundación. "Se me ha pedido que sean la visión y el liderazgo de Joan los que estén ahí. Me voy a apartar durante un tiempo".

Un mes y medio después del vídeo, Badia envió un email contando que definitivamente no seguiría trabajando en Hannun. "Recordad siempre que si tenemos muchos followers, incluso fans, y hemos levantado millones de euros de inversión no ha sido por haber creado una empresa de muebles. De hecho, si lo miráis así, somos la peor empresa de muebles de la historia: solo hemos gastado una fortuna y nos hemos divertido por el camino, jaja (...) Es porque le hemos dado un sueño a la gente, el sueño de que se puede cambiar el sector del 'fast furniture'", escribió, con recado incluido. "Solo un dato: a Steve Jobs lo echaron de su empresa y fue cuando volvió que Apple se convirtió en su mejor versión". Badia no ha respondido a una solicitud de información de El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica.

Con todo, las cifras de Hannun van mejorando. Con su incorporación al BME, la compañía salió de la quiebra técnica y en 2022 declaró por fin un patrimonio neto positivo. Aunque sigue perdiendo dinero, los despidos y la deslocalización de la producción le han permitido mejorar sus márgenes.

En el informe sobre el primer semestre de este año, Hannun declara que por fin ha conseguido ganar dinero con la venta de productos, incluso después de la inversión en marketing. Ha comprado una compañía de láminas inglesa (Artesta) y otra de muebles danesa (We do Wood). Aspira a cerrar el año con 7,7 millones de euros en ventas. Aun así, estas noticias aún no se han visto reflejadas en el valor de la acción, que vale hoy 0,2 euros, cuatro veces menos que hace un año.