Investigación de EL PERIÓDICO

Limpiadoras y más obreros del Camp Nou denuncian presuntos fraudes: "Trabajamos como robots, si descansas te echan"

Trabajadores que hacen más de 10 horas diarias denuncian que cobran unos 800 euros por debajo de lo que estipula su convenio colectivo

Trabajadores en las obras del Camp Nou.

Trabajadores en las obras del Camp Nou.

Elisenda Colell / Gabriel Ubieto

No solo entre los obreros que reforman el Camp Nou hay presuntos fraudes laborales. Las limpiadoras que mantienen en condiciones el estadio, las cantinas y demás instalaciones también denuncian jornadas de más de 10 horas diarias por sueldos que apenas superan los 1.000 euros mensuales. "Nos hacen trabajar como si fuéramos robots", se queja Marié, una mujer que durante tres meses ha estado subcontratada para la limpieza y que pide usar un pseudónimo por miedo a represalias. Denuncias de parte de limpiadoras y de electricistas, como Assane, encargado de desmontar cableado y que también pide aparecer bajo pseudónimo. "No nos pagan bien, no respetan las horas que hacemos ni nuestros derechos", lamenta el obrero.

¿Mil euros brutos al mes por 56 horas a la semana son condiciones justas? "Se ajustan a convenio", fue la respuesta que dio a EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, la vicepresidenta institucional del Fútbol Club Barcelona y responsable del Espai Barça, Elena Fort.

Una afirmación incorrecta tanto en el caso del convenio de la construcción de la provincia de Barcelona, ni en el de industrias siderometalúrgicas, que son dos de los pliegos más aplicados actualmente entre las subcontratas del Camp Nou. Según las nóminas a las que ha podido tener acceso este medio de estos dos empleados, la merma salarial sería de unos 800 euros brutos al mes, más las horas extras impagadas.

Una prolongación de jornada no ajustada a convenio y peligrosa. Este mismo lunes la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha publicado un informe en el que cifra en 745.000 los trabajadores que mueren cada año en todo el mundo por trabajar más de 55 horas a la semana.

A pesar del nerviosismo, el miedo y las coacciones que reinan entre los empleados de las empresas subcontratadas por Limak, la encargada de las obras del estadio, cada vez son más los trabajadores dispuestos a denunciar sus condiciones laborales. Después de ver el documental de EL PERIÓDICO, Marié y Asane han querido compartir su situación laboral para demostrar a la opinión pública lo que ellos consideran "condiciones abusivas". "El Barça dice que esto es legal... yo no sé si es legal, pero sí que es muy injusto", insiste ella.

"Nos obligaban a decir que trabajábamos 8 horas"

Marié entró a trabajar en las obras del Camp Nou en junio como limpiadora. No hubo ninguna entrevista, explica la mujer. "Me llamaron y me dijeron, ven mañana al Camp Nou a limpiar los baños. Pero cuando llegué allí me hacían limpiar los pasillos, las oficinas, el comedor para los obreros... teníamos que limpiar toda la obra", explica. Cuenta que su jornada laboral empezaba a las ocho de la mañana hasta las siete de la tarde, con media hora de descanso por la mañana y una hora para comer. Los sábados trabajaba de ocho de la mañana a tres y media de la tarde, con una pausa de media hora. Es decir, un total de 57 horas cada semana. "Cuando venían los de la inspección a preguntarnos cuanto trabajábamos, los jefes nos obligaban a decirles que trabajábamos 8 horas", explica.

Las condiciones que explica Marié contradicen claramente las que especifican su contrato. El mismo estipula una jornada de lunes a sábado de un máximo de 40 horas semanales, tal como evidencia la documentación que la trabajadora muestra a este medio. Una concreción que, legalmente, no deja lugar a interpretaciones ni a compensar con descansos en meses venideros la prolongación de jornada acumulada.

"Es muy duro, no puedes descansar ni un minuto, si te ven parar te echan", explica esta madre soltera que lleva más de 20 años en Cataluña, separada de su hijo, que está en África. Algunos días, explica Marié, la empresa no le daba los equipos de protección esenciales. "Tenía que traerme guantes de mi casa. Había días que trabajábamos todo el día con lejía y sin mascarilla". Pero, según cuenta, lo peor de todo era el cansancio y el dolor. "Me duele todo el cuerpo: la espalda, las manos, las rodillas... si no me tomaba paracetamol e ibuprofeno era imposible ir a trabajar".

A ella la despidieron hace unas semanas, ni siquiera llegó a firmar el cese y tampoco ha cobrado finiquito alguno, según la documentación que enseña. No seguir los formalismos mínimos en caso de despido implica que un juez pueda declarar, automáticamente, la improcedencia del mismo. Pero para ello es necesario interponer una demanda en los juzgados durante los 20 días hábiles posteriores al cese.

Marié explica que su caso no es único y que ella da el paso para denunciarlo públicamente porque ya no trabaja en esa empresa. Este diario se ha puesto en contacto con otras limpiadoras que trabajan en la actualidad en el Camp Nou. Explican condiciones muy similares a las de Marié, pero rehuyen mostrar toda su documentación e ir a Inspección de Trabajo. "Este trabajo no es fácil, pero me toca aguantar... no quiero problemas", cuenta una de las entrevistadas.

Dormir tres horas con otro empleo

"Estoy agotado, no puedo más, tengo mucho sueño", dice Asane a las ocho de la mañana, a punto de empezar su jornada laboral en el Camp Nou. Él trabaja desde inicios de julio desmontando cableado eléctrico en la obra. Hace exactamente el mismo horario que Marié. En las tres nóminas que muestra a este diario tampoco figura en ninguna ni una hora extra cobrada. Según estipula en su contrato, su jornada es de 40 horas semanales.

Y según ese mismo documento, le debería regir el convenio del metal de Barcelona en la categoría de oficial. Cobra salarios brutos de entre 1.100 y 1.300 euros, según el mes, cuando, por convenio, debería estar percibiendo entre 1.799,01 y 1.853,93 euros brutos, dependiendo de la antigüedad. Más las pagas de navidad y verano. "Les están dejando de pagar entre 780 y 850 euros cada mes. Una vergüenza", afirma una fuente sindical consultada. La ley establece, además del pago de las cuantías adeudadas, una multa de entre 751 hasta los 7.500 euros por una "infracción grave".

"El dinero que me pagan por las obras no me da para nada. Tengo que pagar el piso, la comida y enviar dinero a mi familia...", sigue. Los viernes y sábados trabaja de diez de la noche a cuatro de la madrugada como vigilante de seguridad en local nocturno. "Hay días que solo duermo tres horas... no puedo más, no puedo seguir así", se lamenta.

El hombre, con cinco meses de reforma del Camp Nou a sus espaldas, habla de un trato denigrante. "Los encargados nos gritan y nos tratan mal". También explica que le tocó comprarse toda la ropa del trabajo. "Son casi 100 euros que nadie me ha pagado", cuenta. La ropa de trabajo debe siempre ponerla la empresa contratante o, en su defecto, pagar un plus compensatorio. Pero lo que más le indigna es no haber cobrado ni una de las horas extras trabajadas.

Assane cuenta su caso muy asustado, pues está pendiente de renovar su permiso de trabajo y de residencia en España. "Si me echan a la calle no podré renovar los papeles y me quedaré en la calle", sigue. Su historia no es un caso aislado en el Camp Nou. Nacido en el África subsahariana, dejó los estudios de pequeño para trabajar en la construcción. Sufrió un accidente y aún tiene secuelas en la espalda. "Los médicos y los amigos me dicen que deje este trabajo, que me va a matar, pero lo necesito. No encuentro otra cosa y no me puedo quedar sin papeles. Cuando consiga renovar los papeles me 'piro', esto es indecente", afirma.

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