Menos embargos de pisos en Alicante a pesar de la subida de las hipotecas

En los nueve primeros meses del año los bancos iniciaron 1.070 ejecuciones de préstamos inmobiliarios, un 27% menos que en 2022

El mantenimiento del empleo, el ahorro y las renegociaciones evitan la subida de la morosidad

Una panorámica de un barrio residencial de la ciudad de Alicante.

Una panorámica de un barrio residencial de la ciudad de Alicante. / Áxel Álvarez

David Navarro

David Navarro

Puede parecer una paradoja, pero lo cierto es que la fuerte subida que han experimentado las cuotas hipotecarias en los últimos dos años –de unos 250 euros mensuales de media en el caso de la provincia- no está provocando, al menos por el momento, ni un repunte significativo de la morosidad ni tampoco un aumento de los embargos, una de las principales lacras por las que se recuerda la anterior crisis financiera, que dejó a miles de familias sin vivienda.

Por el contrario y para sorpresa de muchos, en lo que va de año las entidades financieras incluso han reducido el número de ejecuciones hipotecarias que han iniciado en los juzgados alicantinos, lo que da cuenta de la resistencia que está mostrando la capacidad de pago de las familias –sustentada sobre todo por la mejora del empleo-, pero también del rechazo de la banca a quedarse con más inmuebles, tras los enormes esfuerzos que tuvieron que realizar para limpiar sus balances del atracón de ladrillo que se dieron tras el estallido de la burbuja inmobiliaria.

De esta forma, de acuerdo con el último balance publicado por el Consejo General del Poder Judicial, frente a las 1.476 solicitudes de embargo de todo tipo de inmuebles presentadas por las entidades en la provincia entre enero y septiembre del año pasado, este ejercicio la cifra se ha reducido a 1.070, es decir, un 27,5% menos. Se trata además de cifras que nada tienen que ver con las registradas durante la anterior crisis, cuando lo habitual es que se superaran los 5.000 embargos anuales y en 2010 –el peor ejercicio hasta la fecha- llegaran a ejecutarse por impago casi 8.300 hipotecas.

Un descenso que, además, es generalizado en toda España, donde el volumen de procedimientos también se ha reducido alrededor de un 25% en el último año, hasta los 13.628, de acuerdo con la misma estadística.

El escaparate de un inmobiliaria en Elda.

El escaparate de un inmobiliaria en Elda. / Áxel Álvarez

Con independencia de la influencia que hayan podido tener en esta evolución las huelgas de funcionarios de justicia en la primera parte del año –que ha retrasado las tramitaciones-, desde el propio sector reconocen que la situación es muy distinta de la que se produjo hace 16 años y la principal diferencia está en el mercado de trabajo. A diferencia del fuerte repunte del paro que se produjo entonces, la actual subida de tipos ha coincidido con un momento en que el empleo ha evolucionado "incluso mejor de lo esperado, y eso ha permitido a las familias asumir la subida", apunta la analista de la Asociación Hipotecaria Española Leire López, que recuerda que "la hipoteca siempre es lo último que se deja de pagar". Así, la morosidad hipotecaria se mantiene en España en un reducido 2,44%.

Ahorro acumulado

También ha ayudado el colchón de ahorro que muchos hogares acumularon durante la pandemia al reducirse el gasto en ocio, lo que ha propiciado un volumen considerable de amortizaciones parciales de la hipoteca para atenuar el aumento de la cuota mensual, como apunta la responsable de Comunicación de la Asociación de Usuarios de Banca (Asufin), Verónica Rodríguez, que señala, además, que tras el estallido de la burbuja los bancos fueron mucho más cuidadosos en la concesión de estos préstamos, lo que se traduce en que los nuevos hipotecados –los que tienen los importes pendientes más elevados- también tienen ratios de solvencia más elevados.

A esto hay que sumar que, a diferencia de lo ocurrido entre 2009 y 2014, el mercado inmobiliario ha seguido funcionando, lo que ha facilitado que aquellos casos que se han visto "más atosigados por la deuda" hayan podido vender la casa para saldar el préstamo.

Por su parte, las entidades también llegaron a la subida de tipos con la lección aprendida y se han mostrado mucho más abiertos a renegociaciones y a buscar posibles soluciones para los clientes, con el objetivo de evitar que entraran en mora y, sobre todo, tener que asumir la propiedad de los inmuebles, con el coste regulatorio y operativo que eso supone, como reconoce la portavoz de la Asociación Hipotecaria Española.

Por último, en los casos en que finalmente se produce el impago, tampoco hay que olvidar que la nueva ley hipotecaria de 2019 elevo el número de cuotas pendientes para poder ejecutar la hipoteca. Si antes lo habitual era que con solo tres recibos sin abonar se embargara el piso, ahora debe transcurrir entre un año y un año y medio, como apunta el abogado especializado Carlos Javier Zarco.

La ley de Segunda Oportunidad contribuye a la reducción de casos

La ley de Segunda Oportunidad contribuye a la reducción de casos

El abogado Carlos Javier Zarco vincula una parte de la caída de los embargos hipotecarios al aumento de ciudadanos que solicitan acogerse a la denominada Ley de Segunda Oportunidad para librarse de sus deudas. En estos casos, la solicitud impide que las entidades puedan reclamar la ejecución de la hipoteca y el procedimiento facilita que se pueda llegar a un acuerdo para reestructurar la deuda.

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