La uva embolsada del Vinalopó mantendrá la facturación pese a reducirse la cosecha un 9 %

La producción cae hasta los 36 millones de kilos por las altas temperaturas, aunque el sector espera compensarlo con el aumento registrado en los precios

Recolección de uva en la zona del Vinalopó.

Recolección de uva en la zona del Vinalopó. / Áxel Álvarez

M. Vilaplana

M. Vilaplana

No está siendo este un buen año para la agricultura de la provincia en general, y para el cultivo de la uva en particular. Si la sequía y las elevadas temperaturas ya tuvieron un fuerte impacto sobre los viñedos dedicados a la producción de vino, ahora se ha conocido que también han repercutido de forma negativa sobre la uva embolsada del Vinalopó, cuya producción se ha reducido un 9 %, hasta los 36 millones de kilos, a causa precisamente de los inusuales registros termométricos. Las perspectivas del sector, eso sí, son las de cerrar la campaña con una facturación muy similar a los 22 millones de euros del año pasado, algo que hay que atribuir al incremento de la demanda y a la consecuente subida de los precios.

«Extraña». Así califican la campaña que está a punto de cerrarse desde la la Denominación de Origen Protegida de la Uva de Mesa Embolsada del Vinalopó. Y es que la climatología, marcada principalmente por las altas temperaturas, ha seguido la tendencia iniciada en 2022, lo que ha causado afecciones más o menos notables en todas las variedades. Así, la producción inscrita a la marca de certificación se ha quedado situada alrededor de los 36 millones de kilos, de la cual un 75 % se destina al mercado nacional y el resto a las exportaciones, con la Unión Europea como principal destino.

Del total de la cosecha, casi la mitad corresponde a la variedad Aledo, que es la que se lleva comercializando desde principios de noviembre y la que se encargará de traer la suerte en la noche de fin de año. De hecho, se estima que, coincidiendo con las doce campanadas, serán alrededor de dos millones de kilos de uvas procedentes del Valle del Vinalopó las que se van a consumir en el conjunto de los hogares y restaurantes españoles.

Pese a que todavía no se han concretado los resultados económicos, las perspectivas iniciales apuntan a que se podrá mantener un volumen de negocio similar al del año pasado, cuando se alcanzaron los 22,7 millones de euros. La razón hay que buscarla en el hecho de que los precios, como ha sucedido en la mayor parte de los alimentos, se han incrementado en medio de una espiral inflacionista que todavía se mantiene. Todo ello influenciado, además, por el aumento registrado en la demanda, en comparación a lo sucedido en 2022.

Pese a ello, el sentimiento en el sector es de decepción, toda vez que las ganancias podrían haber sido superiores si la cosecha no hubiese registrado estas mermas. Además, existe mucha incertidumbre con relación a lo que pueda suceder en años venideros, teniendo en cuenta que las consecuencias que está teniendo el cambio climático sobre los cultivos no invitan precisamente al optimismo.

Sea como fuere, y a la espera de lo que depare el futuro, desde la DOP se quiere seguir haciendo especial hincapié en la necesidad de diferenciar el producto para su correcta identificación en los mercados, con la finalidad de llegar al segmento del consumidor concienciado que valora el producto con un origen y una calidad certificados. También con el objetivo de evitar fraudes y confusiones que no solo perjudican a los compradores, sino al conjunto de este sector agrícola.

En este línea, este año se ha lanzado una campaña denominada «Pielfinistas», basada en uno de los principales atributos de este producto, como es la piel más fina de este tipo de uva gracias a la protección que ofrece la bolsa de papel durante su crecimiento, lo que la hace más agradable para el consumo sin necesidad de pelarla. Esta campaña, que se lanzó en septiembre con las uvas tempranas, se ha mantenido también en las acciones promocionales llevadas a cabo en esta recta final marcada por las fiestas navideñas.

Datos sobre la DOP

La producción acogida a la DOP es cultivada y acondicionada únicamente en el territorio amparado, que comprende los términos municipales alicantinos de Aspe, Novelda, Hondón de las Nieves, Hondón de los Frailes, Monforte del Cid, Agost y La Romana. Además, las variedades de uva amparadas por la Denominación de Origen (un total de siete, todas ellas con semillas) cubren el período que va desde finales del mes de agosto, con las variedades más tempranas (Victoria e Ideal), pasando por el ecuador de la campaña con variedades como Red Globe, Doña María o Dominga, hasta la mitad del mes de enero con la variedad más tardía: Aledo, emblemática de la Navidad. En el conjunto de la campaña, la producción y comercialización de la Uva del Vinalopó con DOP genera alrededor de 13.000 puestos de trabajo directo, lo cual es un impacto determinante en la economía del territorio en el que se produce.