El juez decreta la liquidación de la marmolera Intermarmor

El administrador concursal ya tramita el ERE para extinguir los 34 puestos de trabajo que conserva la compañía

Las instalaciones de Intermarmor, en una imagen de archivo.

Las instalaciones de Intermarmor, en una imagen de archivo. / Áxel Álvarez

David Navarro

David Navarro

No había solución posible. El juzgado de lo Mercantil número 1 de Alicante ha decretado la apertura de la fase de liquidación de la marmolera noveldense Intermarmor, que había entrado en concurso voluntario de acreedores a principios del pasado mes. Una decisión que se adopta cuando se considera que la compañía ya no tiene viabilidad, por lo que también se acuerda la disolución de la sociedad, que queda a partir de ahora en manos del administrador concursal, en este caso la firma especializada Cuatroele Concursal SLP.

Así se recoge en el auto publicado por el propio juzgado en el Registro Público Concursal, del que también se ha hecho eco el Boletín Oficial del Estado este viernes.

En este sentido, según explica el secretario general de Hábitat PV Alacant Sud de CC OO, Miguel Ángel Mira, el administrador ya ha puesto en marcha un ERE concursal para extinguir los contratos de los 34 trabajadores que aún tenía la empresa. Un ERE que ya ha finalizado el periodo de consultas, por lo que solo está pendiente de la firma del juez para poder aplicarse. Eso sí, la falta de fondos de la compañía obligará a que sea el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) quien asuma las indemnizaciones, según apunta el representante sindical.

Una de las fábricas que pertenecían a Intermarmor, en imagen de archivo.

Una de las fábricas que pertenecían a Intermarmor, en imagen de archivo. / Áxel Álvarez

Fundada en 1968, Intermarmor es en la actualidad propiedad de una familia de empresarios de origen libanés que ostentan su participación en la firma a través del Grupo Characo. La compañía llegó a en funcionamiento hasta tres fábricas de elaboración de piedra natural en Novelda y en el año 2017 facturaba más de 26 millones de euros, con unos 110 trabajadores empleados.

Sin embargo, en los años siguientes la firma registró una caída de facturación, que se agravó con la pandemia, cuando sus ventas apenas superaron los 12 millones. A pesar de que en 2022 logró remontar estas cifras y obtuvo una cifra de negocios de 17,7 millones de euros, la compañía no pudo esquivar las pérdidas y cerró el ejercicio con 891.000 euros de números rojos. La mayor parte de sus ventas se producen en el extranjero, hasta 14,4 millones de euros, frente a los 3,3 millones que consigue en el mercado nacional.

A lo largo de los últimos años, la compañía había acometido varias reducciones de personal, a medida que se resentía su negocio, que había dejado la plantilla en tan solo 34 trabajadores –apenas un tercio de la que tenía hace seis años-, que ahora deberán buscar otro empleo.