La caída del consumo impacta en el textil con una menor cifra de negocio y la pérdida de empresas

El sector sufre un retroceso del 2 % en la facturación y asiste al cierre de 42 firmas durante el último ejercicio, en un escenario marcado por la incertidumbre de los mercados internacionales

Planta de producción de una empresa textil de l'Alcoià.

Planta de producción de una empresa textil de l'Alcoià. / Juani Ruz

M. Vilaplana

M. Vilaplana

No soplan buenos tiempos para el textil. La caída del consumo está impactando de lleno en el sector en la Comunidad Valenciana, concentrado principalmente en el clúster formado por las comarcas alicantinas de l’Alcoià y El Comtat y la valenciana de la Vall d’Albaida. Así lo pone de manifiesto la caída del 2 % en la cifra de negocio durante el pasado ejercicio, así como la pérdida de 42 empresas en el mismo periodo. Todo en un escenario marcado por la incertidumbre que afecta a los mercados internacionales, circunstancia que también ha propiciado que las exportaciones hayan retrocedido un 3,4 %.

El Centro de Información Textil y de la Confección ha hecho públicos los resultados generales del sector en la Comunidad Valenciana, que no son precisamente positivos. De acuerdo con los datos facilitados, el sector registró el año pasado un descenso de la cifra de negocios del 2 %, lo que supuso pasar de los 2.275 millones de euros de 2022 a 2.230. Buena parte de la explicación de este retroceso se encuentra en las exportaciones, que también experimentaron un descenso, en este caso del 3,4 %, transitando desde los 1.103 millones a 1.066.

Esta menor actividad comercial también tuvo su reflejo en el número de empresas, toda vez que se registró una reducción del 2,9 %, lo que supuso pasar de las 1.456 que se contabilizaban en 2022 a las 1.414 con la que cerró el ejercicio pasado. Desde el sector, eso sí, se destaca que se trata de firmas de pequeño tamaño que no han tenido capacidad para resistir esta dinámica negativa, algo que se pone en evidencia en el número de trabajadores, que pese a estos cierres solo ha descendido un 0,4 %, pasando de 22.270 a 22.181.

Con estas cifras se pone fin a una dinámica positiva que se había venido prolongando durante los dos años anteriores. El textil no fue ni mucho menos de las industrias más afectadas por la crisis del coronavirus. Subsectores como el del hogar lograron capear el temporal debido a que, con el confinamiento, fueron muchas las personas que decidieron acometer reformas en sus hogares y cambiar cortinajes, ropa de cama y tapicerías. Peor, sin embargo, le fue a las empresas dedicadas al contract, puesto que el cierre de hoteles y restaurantes redujo de forma drástica su actividad. También numerosas firmas, en medio de la situación de emergencia vivida en plena pandemia, apostaron por fabricar mascarillas y otras prendas sanitarias, lo que les ayudó a sobrellevar mejor la situación.

De cualquier forma, y tras el bache registrado a nivel de facturación en 2020, el sector inició en 2021 una rápida recuperación que le llevó prácticamente a igualar las cifras prepandemia y a superarlas holgadamente solo un año después. Con la llegada de 2023, sin embargo, esa racha se ha truncado.

¿Y cuáles han sido las razones? El presidente de la Asociación de Empresarios Textiles de la Comunidad Valenciana (Ateval), Pepe Serna, hace referencia a la caída del consumo. Según sus palabras, «estamos asistiendo a un escenario especialmente complicado. Primero, por la incertidumbre que se está viviendo a nivel internacional, con dos conflictos bélicos activos, que ha hecho que las exportaciones se resientan de manera notable. Y segundo, por la inflación, que ha reducido el poder adquisitivo de las familias, propiciando que prescinda de productos que no considera de primera necesidad». A ello añade el hecho de que, tras la pandemia, «la gente está invirtiendo más en ocio, lo cual también juega en nuestra contra».

Serna, además, resalta que la caída del consumo no es cosa solo de los mercados exteriores, sino que también a nivel nacional las ventas se han resentido. Así lo demuestra el retroceso del 11,3 % en las importaciones, lo que las ha dejado en 1.423 millones.

Descenso generalizado

La caída tanto de la facturación como del número  de empresas en el sector textil-confección ha sido generalizada a nivel nacional. Así, el descenso en la cifra de negocios, al igual que en el caso valenciano, ha sido del 2 %, lo que la ha situado en 11.613 millones de euros. El número de empresas, por otro lado, ha pasado de las 7.823 de 2022 a 7.600 en el último ejercicio, lo que supone una reducción del 2,9 %. Con todo, también se trata de compañías de pequeño tamaño, toda vez que la cifra de trabajadores se ha mantenido prácticamente estable alrededor de los 131.000. 

Facilidades para fabricar la ropa del Ejército y la Policía

El textil nacional y, por extensión, el de la Comunidad Valenciana, viene reclamando al Gobierno facilidades a la hora de concurrir a las licitaciones que se convocan para la confección de la ropa del Ejército, Policía, Bomberos o demás cuerpos de seguridad, así como de los servicios sanitarios.

Así lo señalan voces autorizadas como el presidente del instituto tecnológico Aitex, con sede en Alcoy, León Grau, que pide un compromiso más potente con el sector. «Puede ser que al Estado le resulten un 30 % más caros los tejidos españoles que los extranjeros, pero a la larga salen más baratos, porque estamos hablando de productos estratégicos que tienen unos mayores estándares de calidad y cumplen con todas las normas. Que no vuelva a suceder lo que ocurrió con las mascarillas durante la pandemia», enfatiza.

También Jorge Mataix, director general de la empresa Belda Lloréns, en Banyeres, se apunta a esta demanda, aunque añadiendo el matiz de la confección de nuevas prendas procedentes del reciclaje de uniformes ya utilizados.

Por su parte, el presidente de Ateval, Pepe Serna, señala que en ningún caso se le pide al Estado que incumpla la ley de contratación pública. «Lo que queremos es que en las bases de los concursos se prime más la calidad que el precio, porque de esta forma las empresas del país tendrían una mayor capacidad para competir en estas licitaciones», aclara.