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Una diplomática al servicio del turismo rural

Indira Amaya posa ante la fachada del Hotel Masía La Mota, establecimiento de su propiedad en el parque natural de la Font Roja. Juani Ruz

Hablar de Indira Amaya es hacerlo de una mujer tremendamente emprendedora y polifacética. Nacida en Panamá hace 49 años, ha sido periodista, profesora, relaciones públicas de la Corte Suprema de Justicia de su país y embajadora consorte en Italia y Malta . Todo un periplo de lo más variado, antes de acabar como gerente del Hotel Masía La Mota, en pleno corazón del parque natural de la Font Roja, en Alcoy. En la actualidad aprovecha su dilatada trayectoria, especialmente sus dotes diplomáticas, para presidir la Asociación Provincial de Turismo Alicante Interior, desde donde trabaja de forma incansable para difundir y promocionar los enormes atractivos que atesoran las comarcas situadas tierra adentro.

La historia de cómo llegó Indira Amaya a la provincia de Alicante es larga, pero al mismo tiempo de lo más interesante. Natural del municipio de Las Tablas, estudió en el colegio Manuel María Tejada Roca antes de licenciarse en Periodismo por la Universidad de Panamá. Fue redactora y fotógrafa en el Diario Panamá América y colaboró en una revista editada por la Unesco con artículos relacionados con la infancia. Trabajó, asimismo, como profesora en el colegio Happy Kids y fue relaciones públicas de la Corte Suprema de Justicia.

El salto a Europa lo dio en 1994, cuando su marido, Edgar Ameglio, fue nombrado embajador de Panamá en Italia y Malta. Así, durante casi cuatro años, ejerció, como ella misma señala, «como embajadora consorte, acompañando a mi esposo en esta misión diplomática y apoyando en la promoción económica de mi país».

Finalizada la experiencia, el matrimonio decidió permanecer en el viejo continente. «Teníamos claro que queríamos tener una casa en la zona del Mediterráneo, aunque no sabíamos donde. Así que empezamos a buscar por lugares como la Toscana, en Italia, o Andalucía, en España. La idea era establecernos en un lugar atractivo, pero, que al mismo tiempo, estuviese bien conectado a nivel de comunicaciones. Fue así como llegamos a la provincia de Alicante y, más en concreto, a la Font Roja, donde nos informaron de que había una masía en venta», recuerda.

El «flechazo» fue instantáneo. Según explica, «cuando vimos la casa, mi marido y yo nos cogimos de las manos y sentimos que habíamos llegado al lugar adecuado. Nuestro corazón nos dijo que ese era nuestro sitio». Eso fue en 1999. Prácticamente enseguida, en el año 2000, iniciaron las obras de rehabilitación y, nueve años más tarde, procedían a la inauguración del Hotel Masía La Mota. Según relata Indira Amaya, «en Italia conocimos algunas experiencias relacionadas con el agroturismo, y vimos que la masía, así como todo su entorno, ofrecían muchas posibilidades en ese sentido. Por eso, decidimos compartirla con huéspedes, para que pudiesen disfrutar tanto como nosotros de este maravilloso lugar».

A partir de ahí, su espíritu inquieto hizo que se involucrara de lleno en la promoción de las comarcas de interior de la provincia de Alicante, así como del turismo rural, a la vista del tremendo potencial que atesoran. «Esta zona lo tiene todo. Desde los paisajes a la gastronomía, pasando por atractivos como el patrimonio natural y monumental, actividades de lo más diversas y productos de gran calidad», enfatiza.

Eso le hizo ingresar en la Asociación Provincial de Turismo Alicante Interior, la cual preside desde el año pasado. Un cargo que compagina con el de vocal en la Cámara de Comercio e Industria de Alcoy. «El principal objetivo que perseguimos es dotarnos de visibilidad. Todo el mundo conoce el destino de la Toscana, donde han tenido la virtud de crear una marca propia. Nuestro trabajo debe ir encaminado también hacia el reconocimiento de Alicante Interior como marca, de manera que todos trabajemos bajo ese mismo paraguas», subraya.

El problema del turismo rural es que, si bien los fines de semana y los puentes la ocupación es apreciable, no sucede lo mismo entre semana, cuando baja mucho la actividad. Es por ello por lo que la asociación está realizando esfuerzos en materia promocional y trabajando en la profesionalización del sector, «porque el mercado cada vez es más exigente».

La crisis del coronavirus ha venido a añadir enormes complicaciones. «Ha habido -lamenta- un fuerte bajón de clientes debido a las restricciones en un contexto en el que los gastos no es que sean los mismos, sino que incluso han subido. El sector no cuenta con ayudas directas y los préstamos ICO se tienen que devolver. Nos encontramos, por tanto, en un escenario complicado y casi irreal».

Amaya, con todo, insiste en seguir trabajando para promocionar el interior de la provincia de Alicante, pero sin renegar del concepto Costa Blanca. «Hay que vender Alicante como costa y montaña, porque esa es una riqueza que se debe aprovechar».

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