El Elche ha abierto esta semana la puerta de entrada a los fichajes para el nuevo proyecto de Primera División y los primeros nombres que han llegado no han terminado de ilusionar a la afición y siembran algunas dudas sobre el camino trazado por el máximo accionista Christian Bragarnik en la configuración de la plantilla.

Sánchez Miño, a pesar de su experiencia en los mejores equipos de Argentina; Jeison Lucumí, del que se tienen buenas referencias en Colombia y México; Tete Morente, del que hablan maravillas en Málaga; y el regreso de Cifu, que está apalabrado a falta de su desvinculación del conjunto malagueño; son nombres desconocidos para el gran público y, sobre todo, para unos seguidores franjiverdes que estaban expectantes de recibir alegrías tres semanas después de conseguir el éxito del ascenso en Girona.

Poco nombre

Jugadores desconocidos y sin experiencia en Primera

Llegar al firmamento de la Liga de las Estrellas permite firmar futbolistas conocidos y con una dilatada trayectoria en la máxima categoría. Pero, por el momento, los cuatro jugadores que han llegado al Martínez Valero, son todo lo contrario.

Salvo Cifu, que jugó dos partidos de forma testimonial con el Málaga, ninguno de los otros tres sabe lo que es jugar en la Primera División española. Tete Morente procede de Segunda División, aunque llega con hambre y precedido de unos excelentes informes. Lucumí cruzará el charco por primera vez tras jugar en ligas menores como Colombia y México. Está avalado por Almirón, que lo tuvo en el Atlético Nacional colombiano y al míster siempre hay que hacerle concesiones. Mientras que Sánchez Miño ha triunfado en Argentina, es una apuesta de Bragarnik, y en su única aventura en Europa tuvo un discreto paso por el Torino italiano.

De momento, ninguno de los cuatro cumple con los deseos de los seguidores, pero merecen el beneficio de la duda y esperar a juzgarlos cuando el balón empiece a rodar.

Máximo accionista

Bragarnik ha cogido el mando de las operaciones

Desde el club hablan de una planificación en equipo -comisión deportiva, propiedad y entrenador- para armar la plantilla. Pero la decisión final siempre la tiene el máximo accionista. Y hasta que no levanta el pulgar Bragarnik no se cierra ninguna operación.

El director deportivo, Nico Rodríguez, no trabaja con la misma libertad que la temporada anterior, en la que asumió toda la responsabilidad en los fichajes. En este caso, la comisión deportiva propone y el dueño y, también en una importante medida el entrenador, disponen. Eso, muchas veces, provoca disparidad de criterios a la hora de firmar futbolistas y hace que algunos se queden en el camino. Pero el que paga manda y más tratándose de un prestigioso agente de jugadores.

A la expectativa

Faltan futbolistas de jerarquía que puedan marcar diferencias

Es cierto que las cuatro incorporaciones que ha realizado el club ilicitano pueden ofrecer un buen rendimiento y callar muchas bocas. Pero lo que está claro es que faltan todavía jugadores con jerarquía que sean capaces de marcar diferencias y que permitan al Elche competir con honor en Primera División.

Bragarnik está apostando fuerte por Raúl Guti, del que se tienen excelentes referencias y podría explotar en el Martínez Valero, pero no dejaría de ser un debutante en la categoría. Han aparecido otros nombres como los de Beñat o Ezequiel Garay, que sí que ilusionarían a la afición. Aunque, también existen voces discordantes que dudan si vendrían al conjunto franjiverde en el ocaso de sus carreras.

La disyuntiva es difícil y más sabiendo que la llegada a la Liga de las Estrellas no es la panacea económica para el Elche, que solo cuenta 18 millones para fichajes. Tiene que acertar porque el club no se puede permitir volver a endeudarse y cometer los errores del pasado. En el término medio está la virtud. El mercado finaliza el 5 de octubre, el tiempo dará y quitará razones y confirmará hacia dónde quiere ir este Elche.