El Elche chocó ayer de bruces con la realidad en su retorno a Primera cinco años después del descenso administrativo. Muy rebajado por el retraso en la confección de la plantilla, con un equipo aún por hacerse y conjuntarse, el conjunto franjiverde se topó de frente con uno de los equipos que mejor juegan de la categoría, la Real Sociedad de un deslumbrante Mikel Merino, perfectamente escoltado por un puñado de jugadores de primer nivel como David Silva, Oyarzabal, Guevara, Isak, Portu... Frente a este elenco de los donostiarras, el cuadro ilicitano se encomendó a los héroes del ascenso con sólo tres de los fichajes en el «once» titular: Cifu, que se lesionó a la media hora; el joven Raúl Guti, al que le pesó el partido en exceso; y otro meritorio, Tete Morente. Y sólo tres de los franjiverdes que salieron de inicio habían jugado alguna vez -y no demasiado- en la máxima categoría: Fidel, Pere Milla y el citado Cifu. De modo que al equipo de Jorge Almirón, con su segundo Jesús Muñoz en el banquillo y el técnico argentino en el palco, no le quedó otra que apostar de salida por una propuesta muy defensiva, al igual que en el Trofeo Joan Gamper ante el Barcelona, con tres centrales y cinco defensas para intentar contener el juego interior y por las bandas de los de Imanol Alguacil. Presionaba muy arriba la Real y sufrían los franjiverdes para sacar el balón jugado desde atrás en su intento de no rifar la pelota y ser protagonistas con el balón, pero le faltan jugadores con jerarquía para dominar desde la posesión. El cuadro vasco se hizo con el control y de nuevo tuvo que aparecer el portero Edgar Badia para sujetar a los de Almirón. Paradojas del fútbol, pese al dominio visitante, la mejor ocasión en esta fase fue para el Elche cuando Josan remató desde muy cerca un centro de Fidel y Remiro evitó el 1-0 con el pie. Resistió como pudo el bando franjiverde, muy replegado atrás, aunque el plan se vino abajo tras el descanso con el 0-1 de Portu tras un gran servicio de Merino. El asedio de la Real era constante, pero el Elche volvió a tener una gran opción malograda por Pere Milla que pudo suponer el empate de un equipo aplastado al final por el peso de la lógica de la Primera División y una deficiente y tardía planificación.