El reloj de la Plaça de Baix está listo y a punto para anunciar este noche, con las doce campanadas, el inicio del año nuevo. La maquinaria del siglo XVI fue ayer revisada por el relojero Paco Hernández que dispuso todo lo necesario para que el sistema no falle y los ilicitanos que acudan esta noche a la Plaça de Baix puedan tomarse las doce uvas.

«Esto es una joya», aseguraba ayer el relojero Paco Hernández mientras ponía a punto la maquinaria que al ser totalmente mecánica es muy sensible a los cambios de temperatura. Hernández recordaba que «hace unos años un experto de la Generalitat nos aseguró que tenemos uno de los pocos relojes mecánicos que quedan en España y nos animó a conservarlo».

Esta pieza data del siglo XVI y al cabo del año precisa de una veintena de ajustes para corregir posibles retrasos y remplazar piezas estropeadas con el paso del tiempo.

Entre las anécdotas de Nochevieja, el relojero recuerda que «la primera vez que el Ayuntamiento organizó una fiesta de nochevieja en la Plaça de Baix todos aseguraron que no tocaron las doce. Sin embargo, luego, una vez que revisamos todo nos dimos cuenta que lo que pudo haber pasado es que el ruido de la aglomeración impidió que se escucharan las campanadas...».

Desde entonces, siempre se han escuchado perfectamente, asegura el relojero, ya que se dotó a las campanas que tocan Calendura y Calendureta de un equipo de sonido para que la entrada del año nuevo no pase desapercibida.

Y así se espera que pase esta noche durante la fiesta organizada por el Ayuntamiento. Una velada que contará con 18.000 vatios de sonido, cinco torres telescópicas, un puente para el escenario y otro de seis metros en el que se colocarán doce luces que corresponderán a las campanadas para que las personas sordas puedan seguirlas.

Tras las campanadas se dispararán fuegos artificiales y la fiesta se prolongará hasta las 4 de la madrugada.