Un vehículo pesado derribó ayer parte de la estructura de un acueducto de riego en el barranco del Grifo y dejó el camino, que conduce a algunas viviendas, cortado por los cascotes. El aviso lo dio un vecino que encontró la vía interrumpida y llamó a la Policía Local, que tratará de localizar al causante de los desperfectos al sospechar que se pueda tratar de una hormigonera o de un camión de grandes dimensiones, puesto que el arco tenía más de tres metros de altura y en el entorno se había localizado tránsito de maquinaria recientemente. El puente de piedra data de los años 50 el siglo pasado, según las fuentes consultadas por este diario, y no pertenece a ninguna comunidad de regantes en concreto ni estaba en uso, pero aún así tiene su historia y forma parte del patrimonio local relacionado con las infraestructuras hidráulicas.
De hecho, el portavoz de la Sociedad Agraria de Transformación (SAT) San Enrique, Ángel Urbina, aseguró que los regantes y vecinos de la zona conocen la historia de esta infraestructura y la atribuyen a una familia particular, la del «Tío Carlet», que la construyó para llevar agua desde un pozo hasta una balsa en una época en la que no había recursos para riego. Los pozos de la Sierra del Cid, de los que regaba antiguamente la comunidad de regantes de San Pascual en la zona norte del municipio, se quedaron sin agua al verse sobreexplotados y dejaron de usarse, por lo que algunos particulares buscaron soluciones individuales para regar sus campos (actualmente la zona adquiere el agua de Villena). Así fue como se ideó el acueducto para salvar la distancia sobre el barranco, sobre el que tiene competencias la Confederación Hidrográfica del Júcar (con la que este diario trató ayer de contactar sin éxito para conocer el valor que se otorga al acueducto y si se contempla la posibilidad de su reconstrucción).
Fragmentos
Policía Local y efectivos del Parque de Bomberos del Baix Vinalopó se desplazaron al camino, próximo al vertedero de Urbaser y a la AP-7 en dirección a Monforte del Cid, pasadas las 15 horas, estos últimos para retirar fragmentos del arco de piedra que habían quedado mal sujetos y podían suponer riesgo de desprendimientos.
