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IFA no provisionó los 3,5 millones que pide el arquitecto por proyectos para la ampliación

La denuncia es de 2014, aunque se dejó constancia por primera vez en el balance de 2015

Las obras de ampliación de IFA, paralizadas desde hace algo más de tres años. ANTONIO AMORÓS

Ni rastro en las cuentas de 2014, pese a que la demanda se presentó en noviembre de ese mismo año, y una breve alusión en el balance de 2015, pero poco menos que dando por hecho que el juicio estaba ganado. Directamente, IFA no provisionó los 3,5 millones de euros que el arquitecto valenciano José María Tomás Llavador reclama a la entidad por diversos proyectos relacionados con la ampliación del recinto, paralizado desde hace algo más de tres años por falta de liquidez. El técnico -arquitecto de cabecera del PP para las instituciones feriales, si se tiene en cuenta que también se encargó de las obras de Feria Valencia- sí llegó a cobrar 39 facturas por un importe total de 5,4 millones de euros por otros estudios previos. Sin embargo, hubo trece recibos más -que suman 3,5 millones- que nunca se le abonaron, y que son los que exige ahora en el juzgado. Los pide por el proyecto de ejecución del pabellón multifuncional IFA Arena y el proyecto básico y de ejecución del aparcamiento subterráneo y de la urbanización de esa zona, construcciones éstas que, al final, nunca salieron adelante, ni tampoco hay perspectivas, hoy por hoy, de que se puedan llegar a ejecutar algún día.

De entrada, ni el informe de la auditoría ni las cuentas de 2014 -aprobadas en febrero de este año- hacían referencia al juicio, pese a que la demanda entraba en los juzgados de Elche en noviembre de ese año. En las cuentas de 2015 -que se aprobaron el pasado mes de mayo, en el patronato en el que se ejecutó el relevo de la cúpula de IFA- apareció la demanda por primera vez en un balance. En este sentido, en el borrador del informe de auditoría de 2015 había un párrafo de énfasis en el que se reconocía que la entidad tenía un frente judicial abierto, y también se reflejaba en las cuentas, aunque sin llegar a provisionar esos 3,5 millones de euros.

Precisamente el hecho de que no quedaran contabilizados como pérdidas esos 3,5 millones de euros fue lo que obligó en ese comité de dirección que se celebró en mayo y que marcó el fin de la etapa anterior a hacer una rectificación en los balances. Así lo recordaba ayer alguno de los presentes en la reunión, y lo ratificaban posteriormente desde IFA. Poco menos que en el punto del balance en el que se hacía alusión al pleito se hacía constar que el comité de dirección consideraba que no era necesario provisionar nada en las cuentas, dando por hecho, sin necesidad de decirlo, que el juicio estaba ganado, y que así lo consideraba el núcleo directivo en bloque.

No gustó. Había quien por no saber ni siquiera sabía de la existencia de la demanda. Al final, el comité de dirección coincidió en la necesidad de corregir ese punto. Se dejarían sin provisionar esos 3,5 millones, cierto es, pero con la matización de que no era una decisión del órgano de dirección, sino del hoy exsecretario general, Antonio Galvañ, que fue quien formuló las cuentas. No en vano, una vez ratificadas por el comité de dirección esas cuentas de 2015 con ese matiz ya aprobado, acabarían recibiendo el visto bueno del patronato que se celebraría posteriormente. También se acordó dar traslado de la existencia de la demanda a la Conselleria de Economía, para que, a su vez, elevara consultas a la Abogacía de la Generalitat, indicaban, en esta línea, desde la institución.

Sea como sea, lo que se criticaba ayer en determinados círculos cercanos a IFA era que no se hubiera provisionado, ni siquiera parcialmente, lo que reclama el arquitecto. En cualquier caso, si se hubieran llegado a anotar contablemente los importes que reclama el arquitecto valenciano, la entidad hubiera cerrado el ejercicio 2014 con un desfase de 6,2 millones de euros, mientras que en el año 2015 las pérdidas habrían alcanzado los 5,2 millones de euros.

El juicio, no obstante, está señalado para septiembre. Será entonces, con la sentencia en la mano, cuando se sepa si los anteriores gestores pecaron de exceso de optimismo. Por ahora, lo único claro es que esos 3,5 millones no se provisionaron.

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