La Negra se siente «salvaje» musicalmente hablando. Amparo Velasco, la ilicitana que mejor luce el pelo a lo afro y que mejor fusiona el soul con cualquier vertiente sonora de nuestro folclore como el flamenco o la rumba, está más desatada que nunca y en su último disco, «Colores», no se corta a la hora de abordar todo tipo de estilos para moldear sus canciones. Encontramos el mejor r'n'b, rumba hilvanada con jazz y bossa nova, flamenco progresivo y clásico, copla, bolero... En definitiva, la encontramos a ella, a La Negra, a la que no se le acaba la energía que hoy, a las 22.30 horas, seguro que contagia en la sala La Llotja de Elche.

«Venir a esta ciudad, donde me crié, siempre es especial y emocionante, porque me encuentro con mi familia, mis amigos, con todos esos que me vieron empezar... Llegar, además, con un nuevo trabajo musical es muy emotivo», destaca a este diario La Negra, que hace más de diez años sacó del anonimato el reconocido productor español Javier Limón, tras escucharla cantar en la sala El Candela de Madrid. Una conjunción que derivó en «La Negra» (2006), su debut discográfico, con el que se convirtió en otro referente de ese «nuevo flamenco» que abanderaban ya otros artistas como el grupo Ketama, Concha Buika, Niña Pastori o su paisano Miguel Campello con su banda El Bicho.

No obstante, si hay una persona de la que guarda muy buenos recuerdos La Negra en esos primeros compases, es del ilicitano Fraskito, con el que empezó a grabar sus primeras canciones. «Me ayudó con todas las letras. El estudio de Fraskito era un lugar muy especial para mí. La creatividad que se respiraba en el ambiente. Le debo mucho», subraya esta intérprete, que tras esta primera aventura dejó en manos de Juan Fernández «Panki» la producción del resto de sus canciones. El mismo que también adjunta su maestría con la guitarra a su voz desgarrada. Junto a él grabó su segundo elepé, «La que nunca...» (2012) y ahora «Colores».

Un nuevo disco en el que La Negra no se corta a la hora de tocar todo tipo de temáticas, desde algunas más filosóficas y vitalistas, a otras más sociales, como la canción «Parar», en la que ahonda en la problemática de los refugiados sirios. «Me parece algo indignante. Entre otras cosas porque todos nos hemos sentido un poco como ellos. Desprotegidos cuando vas a otros países. No estamos tan lejos de poder vernos en su situación, en cualquier momento. Yo, por ejemplo, por el trabajo de mi padre, viví algunas etapas de mi vida en América y también quise sentir el calor de la gente como extranjera», detalla Velasco, que si estuviera en su mano «pararía», como dice su canción, a muchos de los políticos que se encuentran al frente de las administraciones «por gente de verdad, que realmente se preocupe de los que estamos aquí abajo, a pide calle», indica la artista.

En otros temas, como «El secreto de la vida», tira de madurez y pone encima de la mesa sentencias tan crudas como «la experiencia se consigue cuando ya no la necesitas». En el nuevo disco de La Negra también hay hueco para los tributos. Por un lado, le hace un homenaje a su querido Camarón, versionando su legendario «Como el agua». Otro es para el poeta granadino Federico García Lorca, poniendo música y voz a su poema «El concierto interrumpido».

En resumen, un disco variado, ameno, fruto de una década de aprendizaje que le ha llevado a diferentes escenarios tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. De hecho, tiene proyectos cercanos en Roma y en Belgrado. Sobre la situación musical que vive España reseña que «yo no me puedo quejar, a pesar de la desprotección que siempre hemos tenido los artistas por parte de los políticos. También hay mucha gente que se ha regalado demasiado. Para algunos empresarios el flamenco era una fiesta y los artistas parecía que se tenían que contentar con un plato de jamón. Desde hace tiempo las cosas están cambiando y cada vez hay más respeto. La escena da la sensación de que está comenzando a coger color».