Este apego hacia los animales que cada vez contagia a más gente tiene aparejado un razonamiento psicológico. La recuperación del vínculo con la naturaleza que la sociedad había perdido en los últimos 50 años es una de las explicaciones que tiene que ver con este fenómeno, según Fermín Martínez, profesor de Psicología de la Salud de la Universidad Miguel Hernández (UMH).

«Hemos experimentado una alineación con el medio ambiente que, como ha ocurrido con la agricultura, consiste en que la sociedad está apreciando más el contacto con los animales y sus efectos positivos con los mismos», reconoce el docente.

De hecho, los beneficios que tiene la relación con los canes hace que cada vez sean más abundantes las terapias de mascotas con discapacitados, enfermos de cáncer o personas mayores. «Los animales generan una motivación que permite conseguir de forma más sencilla unos resultados. Animan a la gente, ayudan a evitar el aislamiento, a la psicomotricidad...», apunta Fermín Martínez.

Fuera de las actividades asistenciales o sanitarias, en las que no se pueden medir profesionalmente los beneficios que generan el contacto de las mascotas con el ser humano, también está claro, según el profesor, que tener canes cerca termina aportando a la gente ciertas dosis de motivación y de ilusión.