El deporte no son sólo los goles en grandes estadios, los titulares de portada, la fama planetaria y el oropel. También está compuesto de pequeñas historias de superación personal que convierten en gigantes a los protagonistas de estas hazañas, como ha reflejado Javier Fesser y sus jugadores de baloncesto en la película Campeones, que representará a España en la próxima edición de los Oscar. En Elche también es posible toparse con este tipo de héroes, jóvenes que encuentran en el deporte una vía de escape para superar las dificultades que las planteó la existencia desde el minuto cero y que ahora cuentan con un club en el que reunirse, el CD Globo, que fue fundado el pasado 10 de octubre.

Entre sus integrantes están la deportista paralímpica Desirée Segarra, que representó a España en los últimos Juegos Paralímpicos, disputados en 2016 en Río de Janeiro, e Iván Botella. Segarra encuentra en la boccia, un deporte similar a la petanca en el que los participantes lanzan las bolas con la mano, el pie o ayudados por una canaleta, en función de su discapacidad motriz, una forma de superarse a sí misma. «Es lo que le da la vida», asegura su madre, María Valenzuela, que también realiza un enorme esfuerzo para que su hija pueda competir. Y es que los padres juegan un papel fundamental dentro de este contexto.

Botella encontró en la práctica del slalom una nueva experiencia, tuvo la oportunidad de ampliar sus relaciones sociales y empezó a viajar por España y Europa para competir en diferentes campeonatos. Además de todos estos beneficios, la actividad física le ayuda a sentirse mejor. Al igual que a Segarra, al joven ilicitano le gustaría vivir algún día en primera persona la experiencia olímpica, motivo por el que en el año 2016 viajó hasta Viena como parte de la delegación que enseñó el slalom al Comité Paralímpico para que, en un futuro cercano, forme parte de las modalidades que componen la cita deportiva por excelencia.

El día a día de Segarra está marcado por su actividad deportiva y por las prácticas que realiza en la Universidad, ya que en el campo de los estudios también es un ejemplo de superación. Sus padres son los que se encargan de llevarla a los entrenamientos y, por lo demás, los que la conocen aseguran que realiza una vida normal, como la que puede tener cualquier chica de su edad en la ciudad de Elche. La parálisis cerebral le dificulta hablar pero los médicos le aconsejan que no deje de intentarlo. Y, cuando no puede más, utiliza el teléfono móvil para que las conversaciones sean fluidas. La tecnología es otra de sus grandes pasiones, como lo demuestran los estudios superiores que realiza sobre desarrollo de aplicaciones web.

A sus 30 años, Botella es graduado en Relaciones Laborales, tiene un máster y trabaja en la Fundación Juan Perán-Pikolinos. En 2003 descubrió el slalom y desde entonces es un apasionado de este deporte, al que le ha dedicado la mitad de su vida, aunque también ha practicado hockey sobre silla de ruedas. El pasado mes de agosto se proclamó subcampeón en el Mundial de la modalidad que se celebró en Barcelona y con su ejemplo anima a más jóvenes que se encuentran en la misma situación a practicar esta actividad física.

Tabúes sociales

Trabajo, deporte y ocio social. Estos son los ingredientes que componen la receta de Juan Ignacio Ayala para que los chicos con parálisis cerebral o discapacidad vayan rompiendo barreras y tabúes que, por desgracia, persisten en la sociedad. El esfuerzo que realiza Ayala es encomiable. Lleva más de una década entrenando con Segarra y el club deportivo que ha fundado y que preside, con una decena de deportistas de momento, aspira a dar oportunidades a muchos jóvenes y a que Elche se convierta en una ciudad de referencia a la hora de organizar competiciones nacionales e internacionales de deporte adaptado.

«Es importante poder contar con un club así y que el proyecto que encabezan Ayala y mi hija salga adelante», expresa con orgullo la madre de Segarra. Esta familia vive en Los Palmerales, un enclave en el que la deportista paralímpica se ha convertido en una referente, hasta el punto de que los vecinos han promovido que el polideportivo del barrio lleve su nombre. «Nosotros somos simplemente su bastón, los que la llevamos a todos lados», añade su madre.

La ilusión por el proyecto del CD Globo también es compartida por Botella, que espera que vaya creciendo en número de deportistas. De momento, él es el único que práctica slalom. «Los padres nos tenemos que concienciar de lo importante que es para nuestros hijos hacer deporte. Son chavales a los que hay que llevar y traer pero el sacrificio merece la pena. Luego, por Elche, él se desplaza de manera autónoma con su silla eléctrica», asegura su madre, Juani Pérez.