La incipiente tercera ola tras los excesos navideños y el retraso en la vacunación sirven como punto de partida para hablar con el catedrático de la UMH.

¿En qué momento de la pandemia nos encontramos?

Es un momento de mucha incertidumbre, en el que hay que asumir más dudas que certezas. Ha habido días de cierto optimismo por la vacuna y ahora, con los problemas que han surgido en las Navidades y las nuevas cepas del virus, se confirma que tenemos que lidiar con una situación sanitaria de emergencia. Los tiempos de la enfermedad son más rápidos que los de la ciencia.

¿Podemos decir que afrontamos el invierno más duro?

Decir eso es presentimos. Asumimos que la vara de medir es la nuestra, lo que supone una exageración. En el siglo XX se han pasado inviernos tan malos o peores que el actual. Lo que está ocurriendo es grave y vivimos una pandemia en directo, con múltiples canales de información y opinión que hacen que las visiones estén enormemente distorsionadas. Ya hemos superado otras epidemias acompañadas de situaciones bélicas.

¿Vivíamos con una falsa sensación de seguridad?

Creíamos que teníamos una seguridad que no existe, somos más vulnerables de lo que pensamos. La medicina nos daba una sensación de control de las enfermedades infecciosas que no es cierta. Las amenazas de pandemia que había en el siglo XXI no se habían mostrado como tales pero ya ha habido cinco o seis.

¿Habíamos relajado nuestra preocupación por la salud?

Estábamos razonadamente preocupados por el medio ambiente, parecía que era la gran amenaza a corto plazo. Y nos habíamos olvidado que la enfermedad nos puede golpear en cualquier momento. El sida no mató en poco tiempo como un brote pero desde que se describió por primera vez lleva 30 millones de muertos. La medicina es algo difuso, que no pertenece a nadie.

¿Le preocupa el retraso que está sufriendo la vacunación?

Vivimos circunstancias que nunca se habían dado. Las campañas de vacunación son complejas y llegar a todos los individuos es difícil. En cambio, es sencillo que se rompa la cadena de frío. Esta vez nos enfrentamos a situaciones muy particulares, con vacunas que acaban de salir al mercado y que van a ser utilizadas en el periodo de tiempo histórico más corto desde se empezó a investigar en ellas.

La logística resulta clave...

Es difícil que esa logística pueda llegar a los países que no están desarrollados o no son ricos. La historia de las vacunas ya es compleja de por sí. El periodo de tiempo en el que se tenían que administrar no planteaba un reto porque nunca se había puesto tanto interés en ellas. La vacuna es importante pero también lo es la conducta social, y frente a esta cuestión la ciencia tiene menos soluciones que ofrecer.

¿Cometemos el error de ver la vacuna como un milagro?

Lo bueno es que había dudas en la población y cada vez hay más gente dispuesta a ponérsela. Llevamos meses en una situación excepcional, con personas sufriendo el miedo a la enfermedad, la perdida de familiares y los problemas económicos. Cuando surge una esperanza, es normal agarrarse a ella, sobre todo por parte de los que tienen menos recursos para afrontar la situación.

¿Cuál cree que será la situación a mediados de este mes?

No sabemos qué situación nos vamos a encontrar después de una celebración que ha sido desbocada. Alcanzar la inmunidad de rebaño va a ser difícil. La pandemia se nos ha presentado de manera hiperbólica y hay que tener en cuenta muchos elementos, como el papel que están jugando las redes sociales para modular la situación actual.

¿Qué quiere decir con esto último sobre las redes sociales?

Qué son incontrolables para lo bueno y lo malo. Han amplificado la información y también la cacofonía. Los estudiosos de la comunicación y la salud las tienen que investigar porque tienen mucha importancia. Asumir que estos canales de información son los oficiales es algo muy complicado. Falta jerarquía y que la población sepa a quién tiene que hacer caso y a quién no.

¿Echa de menos más inversión en ciencia e investigación?

La pandemia ha estresado al sistema y ha sacado a la luz sus costuras. Todo el mundo sabe que la inversión en España es muy deficiente, muy por debajo del contexto europeo. Sí que se han producido variaciones en el sistema sanitario. Se defendía como el mejor del mundo y es cierto que está bien valorado en las clasificaciones internacionales. Pero hemos visto sus deficiencias, como la falta de médicos y enfermeros.

¿Cuál es el problema?

Que cada ingreso de un enfermo en el hospital supone un fracaso del sistema sanitario. Son situaciones que se podrían haber parado en Atención Primaria y Salud Pública. La medicina curativa solo tiene que salir adelante cuando lo demás ha fallado.