Al igual que ha ocurrido con el teletrabajo, uno de los procesos que más se ha acelerado, en este caso delictivo, a causa del nuevo contexto es el del cibercrimen. Los indicios de esta tendencia han venido siendo comprobados durante los últimos meses y ahora los recoge en un extenso informe el director del Centro Crímina de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, Fernando Miró. El estudio desmenuza las causas del aumento del cibercrimen a la vez que arroja otras conclusiones, como que los delincuentes han dirigido buena parte de su actividad delictiva a atacar sectores que se encuentran saturados por motivos obvios, como pueden ser los de la salud o los sistemas informáticos.

Tras la introducción, el segundo punto del artículo académico publicado por Miró, bajo el epígrafe «De las calles a las casas y de allí al ciberespacio» pone de manifiesto la correlación entre el descenso general que se ha vivido en los últimos meses de la delincuencia urbana y el aumento de la cibercriminalidad y los delitos de ámbito doméstico.

Los cambios en la movilidad, que han sido distintos en intensidad según el país, relacionados con el confinamiento, y los cambios en las actividades cotidianas que se han registrado durante los últimos meses han sido el punto de partida para la aceleración de la digitalización en el mundo de los bajos fondos. Miró apoya sus tesis, entre otros argumentos, en un estudio de European Societies que destaca el aumento de las formas de cibercriminalidad y ciberfraude y el descenso en otros timos que están más relacionados con el espacio físico, como es el caso de las entradas para espectáculos y eventos. «Especialmente significativo es el aumento del fraude en la compra online, que crece por encima de la tendencia esperada porque es un fenómeno que se ha quedado con nosotros después del confinamiento», sostiene el director del Centro Crímina de la UMH.

Entre los indicadores que ha utilizado Miró para elaborar su propio informe destaca, por ejemplo, la alerta emitida por Europol sobre el incremento de la ciberdelincuencia mediante delitos como el «ransomware» (secuestro de datos), los ataques por denegación de servicio o la creación de dominios maliciosos, que han venido experimentando una tendencia al alza desde febrero de 2020. Los informes de trasparencia de Google también muestran que, desde el pasado 15 de marzo, se ha producido un acelerón del número de sitios de suplantación de identidad.

Pornografía infantil

Europol ha alertado de que se ha producido un incremento del 25% de los casos reportados por ciudadanos a las autoridades relativos a contenido de pornografía infantil en internet. El número de denuncias que se produjeron el último marzo, cerca de quinientas, fue el tercero más alto en un mes desde 2017. Miró utiliza el caso concreto de Italia, país en el que en la primera quincena de marzo se realizaron 181 denuncias relativas a pornografía infantil, por las 83 que se presentaron el mismo periodo en 2019.

El ámbito político tampoco se ha librado de la tendencia que se viene registrando en los últimos meses, debido al mayor consumo ciudadano de información durante la pandemia y a la proliferación de las «fake news». Un informe publicado por Reuters muestra como entre enero y marzo de 2020 el número de verificaciones de hechos aumentó más del 900%.

Otro de los grandes efectos del covid-19 que recoge el director de Crímina como conclusión es el de la adaptación de los criminales al nuevo contexto. «No se ha tratado tanto de un aumento, ha sido más bien un desplazamiento en el sentido criminológico», explica Miró. Por este motivo, se han cambiado las víctimas a los que atacar, al detectar que podía haber objetivos más saturados y desprotegidos, como son los sistemas de información y salud. «También se han adaptado a los nuevos lugares desde los que atacar, creando nombres de dominios relacionados con el covid o la vacuna y focalizándose en nuevos objetivos como los que están teletrabajando», finaliza el autor de la investigación universitaria.

Los asaltos al sector sanitario aumentan un 70%

La crisis sanitaria ha provocado un cambio en los intereses, necesidades y actividades de la población y esto en nuevas oportunidades para los ciberdelincuentes, que han tratado de adaptarse y sacar provecho de la situación. Así lo refleja el informe del director del Centro Crímina de la UMH, Fernando Miró, que se apoya en datos como los que ofrece Atlas, en los que se observa que durante el primer cuatrimestre de 2020 el sector sanitario sufrió un 70% más de ataques que en el mismo periodo del año anterior, mientras que otros sectores, como el hotelero, mostraron una clara disminución de sus ataques.

Los ciberdelincuentes lanzan secuestros de datos a los hospitales y también apuntan a las vacunas

Si bien el sector sanitario ya era una infraestructura crítica de interés antes de la pandemia, la crisis lo ha situado en una posición más vulnerable y, por ello, han aumentado los ataques ransomware (secuestro de datos) contra hospitales y otras instituciones sanitarias dedicadas a la lucha contra el virus, viendo la oportunidad de que la crisis ofreciese mayores garantías de pago por la urgencia para evitar el colapso. La pandemia también ha convertido en objetivo estratégico a los centros de investigación, debido al valor económico e industrial que supone el desarrollo de la vacuna. Así lo detectó el FBI al registrar un incremento en los accesos ilícitos a información relacionada con la vacuna y otros tratamientos.

«Hemos asistido a una aceleración de una tendencia que venía de lejos, la del efecto indirecto de la digitalización en las oportunidades delictivas. El ocio, las compras y las relaciones sociales y sexuales ofrecen nuevas posibilidades delictivas que han venido para quedarse», concluye Miró.