La avenida de la Libertad es uno de los grandes avances y logros que consiguió Elche hace cuarenta años. La línea férrea se soterró acabando con una barrera que seccionaba a la ciudad y el mega proyecto de aquel bulevar de cinco kilómetros le dio un salto de modernidad a la ciudad. Sin embargo, el tiempo ha ido pasando y ciertos tramos han caído en el deterioro, con árboles arrancados y bancos agrietados, siendo también estos objeto de actos vandálicos. El Ayuntamiento ahora está intentando lavarle la cara a este gran eje, empezando por la zona próxima al Cementerio Nuevo.
Lo cierto es que hay un contraste entre las buenas intenciones que se tuvieron con el enclave y en lo que realmente se ha convertido. Mientras que en el extremo norte, donde la avenida tomó el nombre de Universidad Miguel Hernández por estar junto al campus, destaca una monumental locomotora para que nadie olvide el pasado, sólo con pasear unos metros comienza la decadencia.
Los tradicionales bancos blancos de piedra con azulejos verdes se han ennegrecido por el paso de las décadas. Algunos tienen azulejos rotos y otros están repletos de grafitis.
José Luis Sola, presidente de la asociación vecinal barrio obrero de Altabix reseña que en alguna reunión en el Ayuntamiento han hecho propuestas de mejora para este paseo. «Entendemos que justo por debajo pasa el tren y es más difícil colocar plantas pero que al menos haya algo de verde, es una zona que se puede aprovechar intentando ajardinar para reducir uso de agua con plantas autóctonas». Paseando por el bulevar se observa algunos alcorques vacíos donde hace años hubo árboles, sin que se hayan repuesto ni se hayan eliminado estas zanjas. Luego está la última zona provisional que se urbanizó con suelo de tierra y bancos de hormigón «bastante incómodos», resaltan algunos vecinos.
Este representante vecinal considera, igualmente, que se debería considerar que la avenida «es la puerta de entrada a la ciudad» y entiende que podría explotarse mucho mejor con zona de esparcimiento para ganar zonas verdes para el barrio. «Se podrían poner zonas de juego de niños y nuevos deportes. Es una zona muy de paso para deportistas que van a correr a la universidad, podrían haber zonas de estiramiento, calistenia, o rampas para patinetes».
A pesar de estas propuestas, reconoce que sigue existiendo la asignatura pendiente con el tráfico, una cuestión que ha podido influir para que este bulevar haya quedado relegado y muchas personas opten por irse a lugares más alejados de los coches para pasar un rato al aire libre.
«Hay cuatro semáforos a lo largo de toda la avenida, los vehículos alcanzan grandes velocidades y se debería poner una especie de velocímetro para que los conductores se conciencien», apunta Sola.
Héctor Díez, edil de Parques, reconoce que hay zonas degradadas y apunta que a medio o largo plazo la avenida en su conjunto «necesita de un cambio radical». Plantea que en su momento pueda lanzarse algún concurso de ideas para que participen arquitectos o paisajistas en esta remodelación, aunque ya avanza que cambiar el concepto de avenida podría costar más de 20 millones de euros, poniendo una cifra en el aire estimada por el edil. Entiende que los paseos centrales ya no cumplen el papel de antaño y que se tiende a adoptar otras medidas como ensanchar aceras, por lo que ha ido perdiendo usos hasta convertirse en algunos casos en el «pipican» del barrio, asiente el edil.
Para dar un lavado de cara y parchear zonas más estropeadas, las brigadas de limpieza están renovando la vegetación y se están haciendo pruebas en la Avenida de la Libertad para repintar los bancos con un material que no atrape la polución. Según Díez se limpian con agua a presión pero las manchas están integradas, por lo que el concejal indica que es probable que haya una partida en el presupuesto para adecentar los bancos.
Al margen de esta apuesta de mantenimiento, hay colectivos que creen que hay otras prioridades antes que transformar esta avenida. Desde la asociación de vecinos 1 de mayo de Carrús aseveran que antes deberían realizarse obras de modernización como el Centro de Congresos, mejoras en el transporte urbano, reparación de asfaltado en ciertas calles «o una mejora de limpieza y seguridad ciudadana» en Carrús, según Salvador Mateo, presidente del ente vecinal.
