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Del pozo del paro a desfilar en la Fashion Week en solo un mes

Un desempleado ilicitano que se lanza a crear su tienda online, con homenaje incluido a su tío discapacitado fallecido, recibe el apoyo desinteresado de «celebrities» hasta catapultarlo en Madrid

Parte del equipo ilicitano que ha ayudado a Alejandro González (con chaqueta) a crear su pequeño negocio INFORMACIÓN

Del paro a mostrar en apenas un mes su calzado ante Alejandro Amenábar, Asier Etxeandía, Lorena Castell, Candela Peña o los diseñadores Lorenzo Caprile, María Escoté y Palomo Spain en la Madrid Fashion Week.

De estar hundido en el sofá en enero, cuatro meses después de ser despedido como consecuencia de la crisis sanitaria, a tener en cartera posibles proyectos para que sus zapatillas o gafas aparezcan en series españolas. Así le ha cambiado la vida al ilicitano Alejandro González, Álex Colosi como lo llaman ya en Madrid, un técnico de calidad de calzado y de control de producción, de 40 años. Su caso representa un ejemplo de superación y de que, pese a que todo esté en contra, siempre puede haber una oportunidad.

La pandemia ha arrasado con numerosos negocios y puestos de trabajo. A Alejandro, su empresa de calzado le incluyó en un ERE a las primeras de cambio, cuando todo el país se paralizó, y hasta julio no pudo volver a trabajar. «Entramos directamente en ERTE en marzo, volvimos a trabajar en julio y finalmente en septiembre me despidieron», señala este empresario a la fuerza, quien, como miles de personas, padecieron y siguen padeciendo el haber perdido un empleo, su tienda o parte de su patrimonio.

«Ahí se te cae el mundo, aunque siempre tienes la esperanza de que va a volver la normalidad», confiesa que sintió cuando se tuvo que ir a la oficina del paro. Entendía que su empresa, en la que llevaba cuatro años, prescindiera de gente, sobre todo cuando vieron de inmediato cómo en Italia, Francia y España las tiendas de calzado estaban cerradas y por tanto no salía producto.

Amenábar, con Alejandro González y su hermana Julia

Sin empleo, con retraso en el pago de los ERTEs y obligado a pedir una moratoria para la hipoteca de casa, la situación de Alejandro era, a finales del pasado año, la de miles de ciudadanos en una situación parecida: prácticamene desesperada. «Fueron meses muy duros», recuerda.

Pero en un momento dado, estando en casa «y viendo que los furgones de Amazon no paraban, y la venta online tampoco, decidimos preguntar y vimos que las marcas que estaban sobreviviendo habían crecido debido a las ventas online. Y en ese momento, junto con algunos familiares, me decidi a dar el paso».

Él conocía el mundo de los zapatos, así que tiró de teléfono, de amigas diseñadoras y de otra gente parada y, en enero, empezaron a darle forma al proyecto de una tienda online, cada uno desde casa, con sinergias, y aportando cada cual lo que sabía (diseño, redes sociales, gestión…). Por suerte o por desgracia habían tenido tiempo para formarse durante el paro, y eso hicieron.

En marzo Alejandro se dio de alta como empresario de Johnny Colosi y en abril estaba en Madrid en El Retiro. El diseñador alicantino Eduardo Navarrete conoció la historia y, de forma desinteresada, se ofreció a ayudarle en lo que estuviera en su mano. El resultado: sus bambas las calzaron algunos de los modelos que desfilaron el 8 de abril en la Fashion Week, entre ellos Guillermo Furiase.

«De repente estábamos con todo tipo de celebrities, como Alejandro Amenábar, Pepón Nieto, Lorena Castell o Guillermo Furiase. Te das cuenta que estas personas tan importantes tienen un corazoncito. Nos daban mucho ánimo y todavía estamos flipando. Cada vez más diseñadores se nos agregan pero no por estar, sino por ayudar, y tenemos seguidores con cuentas en redes sociales con 100.000 seguidores que se brindan a cooperar sin pedir dinero a cambio», relata Alejandro, cuyas gafas o zapatillas podrían salir en algunas series que están en marcha simplemente porque sus impulsores quieren colaborar ayudando en algo.

Del pozo del paro a desfilar en la Fashion Week en solo un mes

«Hemos construido una empresa, creado una marca de la nada y además desde el teletrabajo, cada uno aportando un granito de arena», resalta este ilicitano, quien es consciente de que entrar en el mundo de los famosos sin esperarlo, solo a través de contactos y del interés en ayudar del propio Eduardo Navarrete, significa superar una barrera muy importante. «Les hemos gustado, han visto cómo hemos colaborado con Eduardo Navarrete y otros muchos han querido ayudar también», agrega.

Por si fuera poco, el nombre de la marca es también un homenaje y un recuerdo a un familiar fallecido que presentaba una discapacidad cognitiva y que era muy querido.

«Abres los ojos y parece que estás soñando», expresa González, todo un ejemplo de cómo darle la vuelta a la tortilla. Ahora, confiesa, solo le queda conocer a Nino y abrazarlo. En su casa son muy de Nino. Seguro que ese sueño también se cumple.

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