Con los apóstoles llevando a hombros a la Virgen de la Asunción yacente y los cantores de la Capella del Misteri entonando cánticos fúnebres cada pocos metros, ha transcurrido en el mediodía de este lunes la primera procesión-entierro por el renovado centro de Elche, con la Corredora peatonal. Cientos de ilicitanos han tenido la oportunidad de acompañar a la Patrona y mostrar su devoción por ella. La procesión-entierro ha tenido lugar a la conclusión del primer acto del Misteri en la basílica de Santa María, La Vespra, a la espera de que esta tarde tenga lugar en el mismo templo La Festa, con la que se pondrá el broche de oro a cuatro días de representaciones muy esperados, tras el paréntesis que impuso la crisis sanitaria del coronavirus.
La comitiva ha estado encabezada por las autoridades religiosas, seguidas de los políticos y los patrones del drama asuncionista. En primer lugar se ha podido ver al portaestandarte de este año, el rector de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, Juanjo Ruiz, quien ha estado acompañado por los cargos electos, los presidentes de los colegios de Enfermería y Medicina de la provincia de Alicante, Montserrat Angulo y Hermann Francisco Schwarz. Con este gesto, desde el Patronato se ha querido reconocer, al margen de a la institución académica, a los profesionales sanitarios que han estado luchan en primera línea de batalla contra la pandemia.
El alcalde de Elche, Carlos González, cerraba la procesión-entierro, flanqueado por las ediles de Fiestas, Mariola Galiana, y de Cultura, Marga Antón. Tanto el resto de concejales socialistas que forman el equipo de gobierno como los representantes de los partidos de la oposición también estuvieron presentes. El cortejo discurrió por las calles y plazas más céntricas de Elche, pasando por el arco del Ayuntamiento y con salida y llegada en la basílica de Santa María.
Buena parte del público que se agolpaba en la Corredora peatonal, principalmente en zonas como la de las cuatro esquinas o la de la plaza de la Glorieta, se santiguaba ante el paso de la Virgen, en un soleado mediodía en el que, al igual que ocurrió el domingo, el tiempo volvió a acompañar, con los termómetros superando los 25 grados de temperatura. El olor a incienso, el redoble de campanas desde lo alto de Santa María y el sonido de cohetes completaron una escena clásica por un centro de la ciudad profundamente renovado.
