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El bipartito adjudica este viernes el restaurante del Parque Municipal

El Ayuntamiento, que ya ha fiscalizado el menú para asegurarse de que se ofrezca cocina mediterránea, confía en que abrirá este año

Restaurante Parque municipal cerrado.

Después de cuatro años cerrado, el equipo de gobierno podrá este viernes casi dar por zanjado uno de los quebraderos de cabeza de los dos últimos mandatos: la reapertura del restaurante del Parque Municipal, una concesión municipal de uno de los locales más emblemáticos de la ciudad por su emplazamiento en el corazón del Palmeral. Para conseguirlo, después de varios intentos frustrados, al Ayuntamiento no le ha quedado otra que prácticamente «regalar» el canon a los que quisieran embarcarse en este desafío.

La junta de gobierno tiene previsto aprobar este viernes la propuesta de adjudicación tras un largo proceso de licitación. Los candidatos a rescatar el negocio son una empresa formada por cuatro socios que cuentan con locales de hostelería y de ocio nocturno en Elche. Son los únicos que aspiraron a hacerse con este emblemático y a la vez deteriorado establecimiento.

Al culminar el proceso administrativo a lo largo de las próximas semanas, desde el área de Promoción Económica, en manos de Carles Molina, aspiran a que antes de que acabe el presente año pudiera reabrirse el restaurante, después de una compleja reforma del local que está valorada en un millón de euros. Si bien, lo deseable en el Ayuntamiento es que esto pudiera ser incluso antes, de cara al verano o las fiestas de agosto, cuando más turistas hay en Elche, pero son conscientes del poco margen de tiempo con el que cuentan.

Tras abrir ya los dos primeros sobres, el de documentación y cuestiones técnicas, y comprobar que todo está bien, la mesa de Contratación también dio visto bueno al sobre económico recientemente. Igualmente, el edil de Promoción Económica aseguró que disponen de un estudio «pormenorizado del candidato que ha demostrado tener solvencia económica para ponerse al frente del negocio».

Menú «fiscalizado»

De hecho, para evitarse riesgos, este departamento se ha ocupado hasta de fiscalizar las cartas y el menú que ofertará la adjudicataria, con tal de asegurarse de que ofrezca cocina mediterránea bajo un criterios. Incluso han estado encima de cómo va a ser la limpieza del restaurante, que deberá cerrar como máximo a las 3 de la madrugada. «Somos conscientes de lo sensible que es este lugar por la ubicación en la que se encuentra y todo lo hemos gestionado concienzudamente para que pueda salir bien», aseguró Molina.

Ante las dificultades para encontrar alguien interesado en la «joya de la corona» (un restaurante en mitad del Palmeral declarado Patrimonio de la Humanidad), que ha resultado tan pesada que sólo ponerlo en marcha supondrá una inversión inicial de un millón de euros, el Ayuntamiento ha optado finalmente por rebajar al 95% el canon, fijado en 43.322 euros anuales- durante el tiempo de la concesión, que es de 25 años. 

De hecho, durante los primeros quince años la bonificación será del 95% (es decir, 41.155 euros) y los diez restantes del 75% (32.491 euros). En otras palabras, el adjudicatario pagará 2.167 euros anuales los tres primeros lustros y 10.831 euros los dos últimos.

Esa flexibilidad que ha dado el Ayuntamiento para resucitar las instalaciones van a suponer un ahorro para el concesionario de 942.257 euros en esos 25 años, «prácticamente la cantidad que los técnicos consideran que hará falta para ponerlo en marcha».

Intento frustrado

Hace tres años, el Ayuntamiento pidió 1,2 millones de euros para una concesión por 25 años. Entonces ya realizó una rebaja del canon que a nadie convenció. Para los dos primeros años reclamaron un total de 14.431 euros; en la tercera y cuarta anualidad se pagarían 28.868 euros y en el quinto y sexto año el importe sería de 43.294 euros. Después de este periodo el canon ascendería a 57.726 euros.

Para entonces, el alcalde, Carlos González, se preocupó hasta de enviar cartas a una treintena de asociaciones, además de a 170 consultorías, despachos y asesorías de Elche para convencer de las bondades de este lugar. Sin embargo, no hubo suerte y hubo que flexibilizar todavía más las ventajas. Desde su cierre en 2018, tras el concurso de acreedores sufrido por el anterior adjudicatario, que tenía hasta 2026 vigente la concesión municipal, el restaurante ha acabado degradándose a marchas forzadas, siendo objeto de vandalismo muy a menudo.

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