Fallece Basilio Fuentes Alarcón, el gran decano de los abogados de Elche
Fue responsable durante 35 años del Colegio de Abogados y precursor de la actual sede. La poesía su gran afición. Tenía 90 años
Los restos mortales han sido trasladados al Tanatorio de Carrús donde se abrirá a las 11 horas la capilla ardiente. El sepelio tendrá lugar el viernes, a las 11 horas, en la basílica de Santa María
La familia de Basilio Fuentes Alarcón ha confirmado esta mañana de jueves su fallecimiento. Un abogado con mayúsculas, alma máter del Colegio de Elche durante media vida y una persona irrepetible por muchos conceptos. Por buena y bondadosa, por elegante y caballerosa, por dedicada a la profesión y a su familia. Era un hombre de gran ánimo de espíritu que le costaba muy poco sonreír o decir una frase amable. Hay personas que abren la puerta a los periodistas y Basilio Fuentes siempre fue una de ellas para hablar de cualquier tema con quien quisiera escucharle y darle algo de su sabiduría. Siempre desde la ecuanimidad. Los restos mortales han sido trasladados al Tanatorio de Carrús donde se abrirá a las 11 horas la capilla ardiente. El sepelio tendrá lugar el viernes, a las 11 horas, en la basílica de Santa María
Sabía como pocos medir sus palabras y rara vez lo vi enfadado o molesto. En agosto cumplió 90 años y hace una década un glaucoma lo obligó a apartarse de legajos, sumarios y procesos judiciales. Se refugió en la poesía, una de sus grandes pasiones y desconocida. En su casa, junto a su querida Ceferina Soriano, la primera mujer letrada que hubo en Elche, también tristemente desaparecida en 2020, escuchaba audiolibros los últimos años y escribía poesía porque, contaba, siendo chaval ganó un premio y ya nunca la abandonó pero no se atrevió a escribir de forma abierta. En 2018 presentó un poemario en Radio Elche Ser. Era un hombre con dos vidas, una pública, la abogacía; otra secreta, por la poesía. Tenía tres hijas, María Dolores, Olga y María del Mar que hoy le lloran.
Construcción del colegio
Nacido en Madrid, aunque sus orígenes están en Albatera de donde eran sus padres y adonde se trasladó con solo unos meses, estudió el bachillerato en Alicante y la carrera de Derecho en Murcia. La muerte de su padre, con 24 años, le marcó un antes y un después en su vida. Vino a Elche y dos años más tarde se casó con la también abogada Ceferina Soriano. No fue hasta 1962 cuando comenzó a ejercer después de dirigir una empresa familiar de transportes. En 1970, junto a un grupo de abogados jóvenes, se reunieron en un restaurante, El Puchero, donde decidieron quién de ellos sería el candidato que presentarían a decano. En una jarra vacía depositó cada uno un hombre. El suyo, en el recuento, apareció 19 veces. Recordaba que fue a pedir permiso para ser candidato al entonces decano, Antonio Ripoll, quien "de no habermelo dado, nunca me hubiera presentado". Su lista ganó. En 1982 recibió la Cruz de Honor de san Raimundo de Peñafort, el mayor honor que puede recibir un jurista. El Ayuntamiento de Elche le concedió el 6 de diciembre de 2014 la medalla de plata del Bimilenari, en reonocimiento a su trayectoria en “ Defensa del Derecho y de los valores democráticos”. La asociación juristas Siglo XXI le distinguió en un acto al que se sumaron seis universidades. Fue miembro del Consejo General de la Abogacía y presidente del extinto Premio Café Marfil. Fue amigo del que fuera ministro Francisco Fernández Ordóñez. Abandonó el cargo de decano en 2005 tras imponerse en siete elecciones a lo largo de 35 años.
Suyo fue, principalmente, el mérito de la construcción de la actual sede colegial, abandonando el entresuelo que ocupaban en Puente Ortices por un edficio señorial. Fue decano durante más de tres décadas, desde prácticamente el nacimiento del Colegio de Abogados, cuando no eran más que un pequeño grupo de letrados y la ciudad solo tenía dos juzgados, hasta reunir a un colectivo de más de quinientos profesionales que hoy ya se duplica. En cualquier entrevista era difícil que no te diera un titular en cada frase. Siempre le pregunté lo mismo sobre el estado de la justicia, que yo siempre calificaré, en muchos aspectos, de lamentable, y siempre contestó algo distinto pero positivo dentro de lo que es una realidad. La última vez, hace cinco años fue: "Yo creo que no está mal, aunque no sé qué es realidad y qué ilusión o la justicia que te gustaría encontrar y la que te encuentras, pero la justicia reúne personas que trabajan enormemente. Del primero al ultimo empleado, administrada con contundencia, honradez, trabajo... está bien sin perjuicio de que, como pasa en cualquier actividad humana, tenga fallos, pero muchas personas hacen un gran esfuerzo para conseguir una administración que merezca este nombre".
Su última aparición pública fue con ocasión del homenaje que le tributaron juristas de Elche, y fue en el Ayuntamiento. Allí reclamó la necesidad de «represtigiar» la Abogacía como se hizo en la época de la Transición «para que desaparezca de la sociedad la no confianza en la Justicia» y alentó a las nuevas generaciones a seguir trabajando no sólo en el ámbito profesional. Fue profesor de Derecho en la UNED y dejó su semilla por la profesión en sus dos hijas que, desde ámbitos muy distintos, una el ejercicio y la otra la docencia, han seguido sus mismos pasos.
Profesión
Decía que desde que el Derecho dejó de estudiarse en cinco años para pasar a cuatro se había perdido mucha formación para pleitear en los nuevos letrados. Lo decía porque lo veía cada vez que iba a los juzgados y leía o escuchaba a los compañeros más jóvenes. No lo criticaba en público, pero sí recordaba lo difícil que es la formación en una profesión en la que se puede decir y hacer, o tienes el deber, de saber de cualquier rama del Derecho. Recordaba como gran logro de su carrera profesional la pena mínima en que se quedó, en sus primeros años de ejercicio, una joven acusada de intentar matar a su pareja. "quise matarlo y no pude". El sentido de esa frase hizo cambiar de opinión al magistrado y que saliera prácticamente sin condena.
"Me gustaría que me recordaran omo un buen decano, con eso me conformaba que hizo lo que hacia falta para el colegio y dejarlo entre los mejores de España"
Aquel día de la última entrevista, con ocasión de la publicación del poemario, le pregunte, hace ya de ellos cinco años, cómo le gustaría que le recordaran y esto me dijo: "Como un buen decano, con eso me conformaba que hizo lo que hacia falta para el colegio y dejarlo entre los mejores de España. Cuando llegué me encontré que el Colegio no tenía nada, pero nada. Una habitación en el juzgado cedida por un juez, una máquina de escribir Remington y una mesa de la Guerra. Mi empeño fue dotar al colegio de servicios sociales para los letrados y me costó 35 años, pero ahí está, al lado de la basílica de Santa María, cinco planta y funcionando. Esa es mi gran satisfacción".
Descanse en paz.
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