Aunque la escenificación del Tratado de Almizra tuvo su origen en 1976 con el VII centenario de la muerte de Jaime I, la actual versión que se representa cada 25 de agosto en Campo de Mirra, escrita por Salvador Doménech, se estrenó en 1982. "Por este motivo -anuncia Romà Francés, presidente del Patronato organizador y actor que encarna a Jaime I desde aquel año-, al cumplirse el treinta aniversario de su puesta en escena todo girará en esta edición en torno a la figura del autor". De hecho, la organización concederá a Salvador Doménech en el mismo acto la distinción de "Alcaid d'Almisrà" a título póstumo, reconocimiento que se entrega a personas, instituciones y entidades que han destacado con su participación histórica en este evento.

La representación del Tratado de Almizra o "Tractat d'Almisrà" recuerda las jornadas diplomáticas que tuvieron lugar en el castillo de este nombre en abril de 1244. Los protagonistas máximos fueron Jaime I el Conquistador y el infante don Alfonso, el que años después se convertiría en el rey castellano Alfonso X el Sabio. Las disputas territoriales entre las Coronas de Aragón y Castilla sobre sus dominios futuros al sur del Júcar provocaron tensiones políticas que fueron limadas en el castillo de Almizra.

El resultado fue la firma de un pacto por el que se trazó la frontera meridional del Reino de Valencia, incorporado a la Corona de Aragón, con el Reino de Murcia, incorporado a la de Castilla. Desde Almizra, la línea divisoria corría por Biar, Castalla, Xixona y Busot hasta su conexión con el mar. Con ello se corregían algunos límites fijados en pactos anteriores y se garantizaba cierta paz entre ambas partes, a las que todavía quedaban territorios y plazas por conquistar. Las fuentes de conocimiento de estas entrevistas siguen siendo las memorias del rey Jaime I dictadas en su "Crónica" o "Llibre dels Feits" y el documento del Tratado, del que se conserva una copia en el Archivo de la Corona de Aragón de Barcelona.

Tras los primeros años de representación desde 1976, entonces con una versión concebida por el biarense Francisco González Mollá, se le encargó a Salvador Doménech, autor muy activo en los ámbitos festeros de moros y cristianos que había escrito la embajada de Campo de Mirra, una nueva obra. Finalizada ésta en 1979, se tardó todavía tres años en ponerse en escena. Su estreno fue anunciado en 1982 con un cartel del artista José Navarro, que asumió en años posteriores la codirección del Tratado y al que el Ayuntamiento ha reconocido recientemente con el título de Hijo Adoptivo, distinción que se le entregará a su viuda antes de la representación.

Salvador Doménech, fallecido a principios de 1991, dejó escritas las dificultades que suponía el proyecto, sobre todo por las limitaciones que imponía la realidad al tener que escenificarse su obra en un pueblo de apenas quinientos habitantes, lo que justifica su opción de que sean pocos los personajes que hablan aunque comparezcan unos cuarenta.

Por otra parte, el relato del "Llibre dels Feits" le proporcionaba una valiosa información histórica que siguió con fidelidad, pero que concedía escaso protagonismo al infante don Alfonso, quien delegó además las negociaciones en caballeros expertos de su séquito. "La figura de don Alfonso -explicó Doménech- perdía protagonismo en la acción, quedando relegada a la escena inicial de salutación y a la final de signatura". Su deseo de darle al infante más presencia le llevó a alternar la acción en dos lugares: la sala principal del castillo y la tienda del campamento del infante, al que adjudicó palabras extraídas de sus obras que no guardan relación con la trama. Son escenas que él propio Doménech calificó "de relleno y compensatorias" cuando se editó por primera vez el texto teatral en 1984. "Otra margarita a deshojar fue la cuestión del idioma", reconoció. "Pronto surgió la solución de que cada personaje hablase la lengua propia a lo largo de toda la obra".

Desde el estreno en 1982, circunstancia que se aprovechó para el diseño de nuevo vestuario y la recomposición del decorado, la pieza teatral ha sido aderezada con aportaciones musicales de Matilde Salvador, José Albero y J.R. Pascual Vilaplana, interpretadas por la "Colla de dolçainers i tabaleters El Terrós" de Petrer, con bailes medievales y con una escena que recrea a Jaime I comenzando a dictar su "Crònica", escrita por Josep Guia y Maria Conca e introducida en 1994, coincidiendo con el 750 aniversario de la firma del Tratado.

Cita con la Edad Media

Del siglo XXI al corazón del siglo XIII. A las nueve y media de la noche, ante la fachada de la Iglesia, el pueblo de Campo de Mirra propone una cita con la historia, un viaje en el tiempo que remonta al Medioevo con la representación del Tratado de Almizra, bajo la dirección de Juan José Ponsoda y Romà Francés.

La escenificación cuenta con un preliminar a partir de las 20 horas, momento en el que un heraldo a caballo comenzará a recorrer las calles del pueblo pronunciando un pregón anunciador de la inminente firma del pacto. Igualmente, una vez finalizada la obra teatral -de algo más de hora y cuarto de duración- autoridades, actores y público se trasladarán en comitiva cívica al monumento dedicado al Tratado, donde se depositará una corona de laurel.