Las comarcas del Vinalopó son unas de las zonas de la Comunidad que han resultado más castigadas por el paro, según revelaba un reciente estudio del Instituto Valenciano de Estadística (IVE), con datos basados en la Encuesta de Población Activa (EPA) de 2012.

En el caso de la industria marmolera, son 3.000 empleos los que se han destruido desde que se inició la crisis, según estimaba el presidente de la Asociación Mármol de Alicante, Juan Antonio Santo, quien advertía y lamentaba que éste es uno de los efectos más devastadores de la actual coyuntura "porque antes de ser empresarios somos personas y es doloroso ver a gente de la localidad muy cualificada que lleva varios años en el paro". Pero también argumentaba que la recesión ha obligado a algunas empresas no tanto a cerrar sus puertas como a realizar ajustes laborales y "a reconvertirse, vendiendo materia prima en vez de productos elaborados". Hoy son unas 5.000 personas las que trabajan en el sector, entre empleos directos e indirectos. En la asociación también han notado la debilidad económica de las empresas, ya que han pasado de superar los 145 socios a tener la mitad "porque aunque sigan activas, muchas firmas no puedan pagar las cuotas".

No obstante, Santo insiste en que el efecto más grave es el del paro. Y en este contexto realiza una reclamación "urgente" a las administraciones: "la legislación actual y las trabas burocráticas no pueden seguir impidiendo la iniciativa empresarial, sobre todo de la gente joven". "La burocracia, que ha existido con todos los gobiernos -insiste-, es la que está frenando la creación de empresas". Y afirma que hay gente cualificada e interesada en montar un negocio, pero que no tiene apoyos. Como ejemplo explica que si un emprendedor quiere exportar, "tiene que pagar durante un año las facturas de los proveedores al 21%, mientras que Hacienda tarda año y medio en hacer las devoluciones. ¿Y así quién emprende?", se pregunta.